Sentido homenaje a los jugadores del Chapecoense
| 30 de Noviembre de 2016 | 21:42

Miles de personas abarrotaron esta noche el estadio Atanasio Girardot de Medellín para rendir un homenaje póstumo al equipo de fútbol brasileño Chapecoense, la mayoría de cuyo plantel pereció en el accidente aéreo del pasado lunes cuando se dirigían a esta ciudad del noroeste de Colombia.
En el comienzo del homenaje fueron soltadas en el centro del campo de juego 71 palomas que recuerdan a cada una de las personas fallecidas en el siniestro, en el que además hubo seis sobrevivientes.
Al acto asisten los ministros brasileños de Relaciones Exteriores, José Serra, y de Cultura, Roberto Freire, así como el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez y autoridades colombianas, así como representantes de los clubes de fútbol.
EN BRASIL RECORDARON CON “ORGULLO” A LOS CAÍDOS
"Con mucho orgullo, con mucho amor" o "este sentimiento nunca va a parar" fueron algunos de los gritos entonados en comunión que unieron a unos “torcedores” todavía en estado de shock por el trágico suceso, pero que sacó fuerzas para llenar por completo el estadio Arena Condá, la casa de este modesto equipo brasileño, con capacidad para unas 19.000 personas.
Las escenas de desconsuelo de los primeros días se transformaron en una celebración orquestada por las barras, como si de la previa de una gran final se tratara, donde no faltó el gran despliegue del escudo del "Huracán del Oeste", apodo que recibe el equipo, en uno de los costados del estadio.
No pararon de cantar ni un instante, salvo cuando la organización del club emitió unos videos cuya banda sonora era el tema "Knockin' on Heaven's Door", en un estadio que en esos momentos se quedó a oscuras, solo iluminado por las pantallas de los teléfonos de los allí presentes.
Algunos hinchas encendieron bengalas mientras se dejaban la garganta al ritmo de los himnos del "Chape", cánticos que se mezclaron con aplausos improvisados cada vez que pasaba la mascota del equipo, un niño de unos siete años ataviado con un tocado de plumas indígenas.
En el círculo central del terreno de juego se colocaron un altar y unas decenas de sillas reservadas para amigos y familiares de las víctimas, donde se celebró una misa en recuerdo de los futbolistas.
Hasta el sacerdote se animó a azuzar a las gradas al cantar uno de los gritos de guerra del "Chape".
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