Piden reconstruir el crimen de las mochileras en Montañita

La defensa cree que el ataque no tuvo motivación sexual y habla de una supuesta venganza

El abogado de uno de los dos imputados del doble crimen de las turistas mendocinas asesinadas en Ecuador, dijo ayer que pedirá a la Justicia que se lleve a cabo la reconstrucción del hecho y, que vuelvan a declarar dos amigas de las víctimas, que estaban con ellas de viaje y regresaron antes.

Atilio Alfonzo Pilco, defensor de Aurelio Eduardo Rodríguez (39), alias “El Rojo”, explicó que, de acuerdo a los primeros peritajes, los cuerpos de Marina Menegazzo (21) y María José Coni (22) presentaban lesiones como si se hubiese tratado de una “venganza” con “alevosía y premeditación” -y no un ataque con motivación sexual-.

En ese sentido, el letrado precisó que Menegazzo tenía un corte en el cuello y dos puñaladas en el abdomen, aunque aclaró que el cadáver fue hallado en avanzado estado de descomposición y que restan realizar diversos peritajes forenses.

Mientras que otras fuentes de la investigación señalaron que Coni, por su parte, presentaba muchos golpes en el cráneo provocados con un elemento contundente, un hematoma en una pierna, un dedo en el pie quebrado y marcas en las manos como signos de defensa.

En tanto, el abogado de “El Rojo”, agregó que “mucha gente” de Montañita dijo que el otro detenido, Alberto Segundo Mina Ponce (33), “se hizo cargo” del doble crimen pero, en realidad, “está encubriendo a narcos” de la zona.

Por otra parte, Esperanza Delpezo, la quiosquera que vio a las chicas con “El Rojo” la noche del 22 de febrero contó en Montañita que en ese momento le “sintió extraño” la presencia de ese hombre al que nunca había visto.

“Entre las ocho y nueve de la noche entraron los tres, aunque al principio no sabía si estaban juntos porque esa persona (por el acusado) tenía olor a alcohol”, relató la mujer de 32 años y madre de tres hijos.

Según su versión, “El Rojo” agarró una botella de gaseosa de litro y cuarto, mientras que sólo Coni tomó un jugo de naranja y otras golosinas y Marina se quedó afuera sin consumir nada.

“El hombre me contó que a ellas les habían robado y que él las iba a ayudar con el hospedaje, pero la morochita (por Coni) sacó diez dólares de una cangurera (riñonera) y pagó lo suyo. Me dijo que era lo último que le quedaba”, afirmó la mujer.

LA ESCENA DE LOS HOMICIDIOS TODAVIA CON CUSTODIA POLICIAL

Tras la compra, los tres salieron para el lado de la casa en la que presuntamente las mataron y que hasta ayer continúa delimitada por una cinta y con presencia policial.

En tanto, un reconocido estudio de abogados de Guayaquil está analizando si toma la defensa de Mina Ponce, quien por el momento tiene una defensa oficial otorgada por el Estado ecuatoriano.

Un vocero del estudio que prefirió no darse a conocer hasta que se oficialice su designación, dijo que “tanto los familiares de las víctimas como los imputados deben presentar la nulidad de lo actuado, porque no se respetó el debido proceso”.

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