Nadar, uno de los entrenamientos más completos que hay

En verano, darse un chapuzón en la piscina, en el mar o en un lago es uno de los métodos más placenteros para rehuírle al calor. Pero nadar no tiene por qué ser sólo una actividad de verano: se puede disfrutar de sus efectos beneficiosos durante todo el año y, de paso, mantenerse en forma.

Nadar entrena la fuerza y la resistencia, así como la coordinación. Y todo ello con un riesgo muy bajo de lesiones. Este deporte fortalece especialmente la musculatura de la espalda, los hombros y los brazos, aunque también exige la abdominal. Esto es de gran ayuda para muchas personas con dolores crónicos de espalda. A la vez, permite quemar muchas calorías.

Para la mayoría de los principiantes, el mayor desafío es adquirir la técnica y lograr estar en forma. Si al principio nadar 50 o 100 metros resulta difícil, no hay que desanimarse: nadar regularmente aumenta la resistencia y mejora la técnica. Sólo hace falta nadar dos o tres veces por semana durante 30 a 60 minutos. La distancia de nado puede ir subiendo de 25, 50, 100 y 200 a 400 metros.

De acuerdo con los expertos, para entrenar todo el cuerpo lo ideal es ir intercalando distintas técnicas de nado como pecho, crol, espalda y mariposa. Sin embargo, esto no es imperativo. Si se van variando las distancias y las intensidades, se puede entrenar perfectamente con sólo dos estilos de nado.

Después de una etapa de acostumbramiento de dos a tres semanas, conviene nadar los trechos más cortos de 25, 50 o 100 metros más rápido y las distancias más largas más lento. Para aprender bien cada técnica, se recomienda hacer un curso en un club o contratar a un profesor particular. También se pueden utilizar distintos elementos como tablas o flotadores para ir entrenando todos los grupos musculares.

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