Y pensar que en esa lista pudo haber estado Messi...

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Por NICOLAS NARDINI
@NicolasNardini

El árbol no debe tapar el bosque. La euforia que invadió el cierre del proceso eliminatorio para la Argentina, con la noche épica de Lionel Messi en Ecuador, mal podría borrar de un plumazo todas las preocupaciones que envuelven -desde hace mucho tiempo- al fútbol argentino, su organización y, por ende, el andar general de sus selecciones.

Es que en este juego periodístico propuesto para destacar la gran cantidad de figuras de relieve planetario que mirarán por televisión la próxima cita ecuménica de Rusia, bien pudo haber estado la máxima estrella del fútbol internacional: Lionel Andrés Messi. Y es allí donde se debe hacer foco. Italia es una muestra de que, por más chapa e historia que se tenga, si las cosas no se hacen con convicción, en el marco de un proceso con un norte bien marcado y con una gestión, tanto técnico-táctica como dirigencial, acorde a la grandeza de los recursos que se administran, los más grandes también besar la lona.

La sensación imperante es que la Argentina hizo todo lo posible para dejar a Messi y compañía sin Copa del Mundo. Malas elecciones para el banquillo, desaguisados organizativos y flacos rendimientos individuales, contribuyeron para ese sentir generalizado. La grandeza inconmensurable del astro rosarino se reveló contra todo aquello y así, contra viento y marea, el “10” llevó a la albiceleste al certamen de Rusia.

La estremecedora cantidad de figuras que se quedaron afuera de la próxima Copa, además de sorprender, deja la enseñanza acerca de que en este fútbol moderno, ya no alcanza sólo con la materia prima. El talento debe ser acompañado de organización, inteligencia e ideas firmes a todo nivel. Por carecer de buena parte de estos conceptos, las estrellas nacionales, incluida la más brillante, estuvieron al borde del abismo. Los meses que restan hasta Rusia serán vitales para revertir la inercia.

 

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