La alianza entre Vidal y los intendentes del PJ, expuesta en una votación polémica
Edición Impresa | 20 de Diciembre de 2017 | 02:33

Por MARIANO PÉREZ DE EULATE
La votación de ayer en la Cámara de Diputados provincial, que le dio media sanción a la reforma de la caja jubilatoria del Banco Provincia, dejó en evidencia de manera casi brutal la nueva alianza legislativa que trazó María Eugenia Vidal para los próximos dos años de su gestión. Ya no es el Frente Renovador de Sergio Massa la fuerza que le aporta “gobernabilidad” a la mandataria; el aliado privilegiado de Cambiemos es ahora, sin dudas, el llamado peronismo dialoguista, ese que manejan los intendentes jóvenes que desde hace dos días –luego de una interna con lista única- conducen en forma oficial el partido. Se trata de esa parte del PJ que quiere desprenderse de reciente la impronta K.
Corrieron riesgos los intendentes justicialistas: un abanico gremial y político alejado del gobierno los sindica desde ayer como “colaboracionistas” de Vidal. Ellos parecen dispuestos a pagar ese costo que, estiman, será especialmente elevado durante 2018 y que podría tentar al kirchnerismo que está afuera de la conducción del PJ a convertirse abiertamente en su oposición interna.
Breve reseña: Cambiemos logró aprobar ayer la reforma de la Caja del Bapro gracias a que cuatro legisladores del peronismo –tres responden a los intendentes- se quedaron en el recinto para facilitar el quórum que dio inicio a la sesión, cuando el resto de la oposición se retiró del mismo para intentar hacer caer el cónclave de Diputados. A la hora de la votación, eso sí, levantaron la mano en contra.
Esos cuatro legisladores fueron Federico Otermín, que responde al intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde; Fabiana Bertino, del riñón del jefe comunal de Esteban Echeverría, Fernando Grey; Marisol Merquel, alineada con el alcalde de Saavedra, Hugo Corvatta, y Alejandra Martínez, vinculada ahora al randazzismo.
Este grupo de intendentes, más el nuevo presidente del PJ, el jefe comunal de Merlo Gustavo Menéndez, ya habían sido decisivos cuando se votó el presupuesto del año próximo y la millonaria autorización de endeudamiento. Un gesto que Cambiemos supo reconocer avalando la designación de Merquel como vicepresidenta de la Cámara baja.
En el caso de la sesión de ayer, el peso de la operación política desde el peronismo parece haber recaído en Insaurralde, quien se instaló en La Plata por 48 horas. El lomense estuvo esos dos días en permanente contactos con el jefe de gabinete de Vidal, Federico Salvai, y el presidente de la Cámara Baja, Manuel Mosca, sus interlocutores directos en el gobierno.
Pero primero debió convencer a los suyos. El martes intentó un trabajo de convencimiento sobre Julio Pereyra, el veterano ex intendente de Florencio Varela que ahora conduce el bloque de diputados que responde a los intendentes. En un parrilla de calle 48, cercana a la Legislatura, Insaurralde y Pereyra analizaron la estrategia. El de Varela, que en definitiva se expondría más que el marido de Jessica Cirio, evaluó costos y beneficios de arrancar su tarea legislativa dándole una mano notable a Vidal y una piña a un sector gremial. Finalmente, Pereyra no se sentó en su banca a la hora crucial aunque fuentes legislativas dicen sí estuvo en el Palacio de la avenida 7, mientras sobre la Plaza San Martín los gremios hacían sonar sus protestas.
Ayer al mediodía, Insaurralde se instaló en un tradicional restaurant de Plaza Paso. Desde allí calentó el teléfono celular y acordó, con los propios y los ajenos, esa presencia mínima de legisladores peronistas que permitió que se haga la sesión y obtener la media sanción pedida por el Poder Ejecutivo que anoche, al cierre de esta edición, era analizada en el Senado. Cuando se aprobó el proyecto del Bapro respiró aliviado y se abocó al postre: el “poroteo”, se sabe, siempre es desgastante.
La reforma al régimen jubilatorio del banco provincial se enmarca en la decisión de Vidal de achicar el gasto público bonaerense. El argumento central es que esa caja es deficitaria en casi 6 mil millones de pesos anuales. Pero insistentes versiones del mundillo político hablan, además, de la intención del gobierno de modificar el esquema general de jubilaciones que depende del Instituto de Previsión Social (IPS). Incluidos los maestros, cuyos dirigentes gremiales se han enfrentado fuertemente a la gobernadora. Circula un borrador de un proyecto de ley de 30 páginas al respecto.
No parece fácil para Vidal que aquella solidaridad de los intendentes con el tema Banco Provincia sea extensiva a una votación sobre las jubilaciones del IPS. De hecho, extraoficialmente en el gobierno lo ven como algo muy difícil y los peronistas prefieren que ni se les toque el tema. De concretarse, sería abordado en las sesiones del año próximo. No falta tanto para eso. Acaso sea una prueba de fuego para ver hasta dónde llega la alianza antes mencionada entre macristas y justicialistas.
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