El rey de la incomodidad

El comediante de stand up, referencia mundial del género, vuelve a poner nerviosa a su audiencia en el especial estrenado en Netflix este mes

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“Lo que pasa con el aborto es”... Así de “sutil” arranca el último especial de stand up de Louis CK, referente absoluto del género para las nuevas generaciones que sigue, con el envío estrenado hace algunos días en Netflix, empujando los límites de lo posible en el humor con celo militante, como si con cada barrera políticamente correcta que atraviesa enarbolara la bandera de que no sólo se puede hacer humor con cualquier cosa, sino que el humor es, necesariamente, corrosivo, desestabilizante, incómodo.

Algo que hemos aprendido a esperar de Louie, al punto que tras cada aparición parece imposible que el comediante nacido en Washington hace 49 años, pero neoyorkino por orgullosa adopción, continúe subiendo la apuesta. Así parecía luego de que, por ejemplo, abriera la temporada número 40 del tradicional envío “Saturday Night Live” comparando la pedofilia con comer barras de chocolate.

Cada aparición del referente del stand up es, en este sentido, un incomodísimo soplo de aire fresco en un género abarrotado de talentos que se quejan de su pareja o buscan el aplauso fácil burlándose de quienes discriminan a las minorías.

Y en ese sentido es que el último trabajo de CK (de apellido Szekely, pero que modificó su nombre artístico porque lo consideraba imposible de pronunciar) parece tener un destinatario oculto: la Hollywood “progresista”, enfrascada desde las últimas elecciones en posicionarse opositora al presidente Trump y en ridiculizarlo mientras dejan asentadas sus creencias sobre el valor de las personas transgénero, los inmigrantes y otros colectivos atacados en la nueva Estados Unidos.

Una apuesta arriesgada si se tiene en cuenta que buena parte de su público proviene de Nueva York, es de clase media o alta y se encuentra alineada de centro a izquierda. Pero esa es la decisión de este CK, heredero de George Carlin: ante una oleada de especiales de stand up en Netflix, realizados por jóvenes como Aziz Ansari o Amy Schumer, más preocupados por complacer la postura “progre” de la audiencia que por ser verdaderamente corrosivos, CK responde realizando una rutina que evade la toma de posiciones sistemáticamente a la vez que, sean posturas de izquierda o derecha, las ridiculiza. “Creo que no deberías tener un aborto. A menos que necesites una. Entonces, mejor que te hagas un aborto”, dispara en un monólogo inicial que provoca varios momentos de genuino nerviosismo en la audiencia.

Para CK, que abandona en este especial su clásica remera negra y viste de traje, incomodar es un elemento esencial del humor: su misión en el mundo no es reafirmar las creencias progresistas que todos compartimos porque somos buena gente, sino exponer la hipocresía detrás de todo dogmatismo, desestabilizar ese centro organizador, llevar toda postura segura de sí misma al absurdo.

Las diferencias entre Louie y la joven guardia del stand up norteamericano, compuesta de comediantes surgidos de la televisión (y no de la escena de bares de poca monta de la que proviene CK, de ascenso a la fama tardío y de una larga carrera en los antros ocultos de Nueva York), quedan expuestas a primera vista: el aplauso fácil y la risa descontracturada dominan los especiales de Ansari y Schumer, mientras que en la rutina de CK prevalece un murmullo, expresión pura de estupor de un público que no sabe si reírse o ofenderse.

 

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