Cuando las enamoradas vuelven a casa de mamá

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“Cuando vi en la revista Caras las imágenes de Fernando con la modelo, decidí no volver, me fui a lo de mi mamá”, contó Barbie Franco, la ex del fotografiado Burlando. La casa de mamá es un refugio siempre a tiro y disponible. Es parada y no destino para amantes con mandato cumplido. Las primeras lágrimas suelen rodar mejor allí entre las cosas de siempre. Los retornos pueden aliviar a estas parejas de hoy que saben decodificar perfectamente las fotos sorpresivas y las disculpas tardías.

En estos días, mientras la justicia amagaba con mejorar su manual de benevolencia carcelaria, el abogado famoso y su pareja sellaban su separación. ¿Era celoso? Alguna vez se supo que Burlando tramitaba un chip para seguir de cerca las andanzas de esta bonita muchacha que de entraderas y salideras aprendió mucho en el buffet del platense. “Yo tengo 26 años, él no quería dejarme salir con amigas. No entiende que soy joven”. Burlando sabe que el garantismo ha dejado libre más de un seductor furtivo y que no hay tobilleras que atajen a las novias vigiladoras y pedigüeñas. Barbie negó que Burlando haya sido un novio celoso, pero reconoció que la mandó a seguir en algún momento. “Supongo que me habrá hecho seguir. Mi celu está en su nube y sabe todo lo que mando o recibo”, dijo. ¿Se estará cómodo en la nube del otro? Conmovida, la morocha también confesó que extraña la vida junto a él, aunque descartó una reconciliación. Aseguró que no volvieron a verse tras ese episodio. “Seguro me lo cruzaré en la casa de su mamá porque ella me invitó a su cumpleaños”, reveló. “La pareja se desgastó”, añadió. Y es cierto, el amor siempre se desgasta. El truco es poder acomodarse a lo que va quedando. Pero no es fácil. El encanto debe venir fallado, porque dura cada vez menos. Aunque nada de esto puede sorprender a un profesional experimentado en despechos y escapadas. Su jurisprudencia personal le enseñó que el amor es más fuga que captura.

“Cuando vi en Caras las imágenes de Fernando con la modelo, decidí no volver, me fui a lo de mi mamá”, contó Barbie Franco, la ex del fotografiado Burlando. La casa de mamá es un refugio siempre a tiro y disponible. Es parada y no destino para amantes con mandato cumplido.

“La pareja se desgastó”, dijo Barbie. Es cierto, el amor siempre se desgasta. El truco es poder acomodarse a lo que va quedando.

La farándula platense es tan minúscula, que cada tanto tenemos que ir a buscar a Burlando para lograr alguna tapa picante. No hay que descuidar a los galanes que van quedando. Alguna vez fue Fariña la que puso en ventanilla a Karina Jelinek. Otra vez rondó la casona concurrida de los Maradona un entrador músico de estas latitudes. Fueron amantes respetuosos que pidieron refuerzos detrás del Riachuelo y pusieron bien arriba la bandera de los seductores vernáculos. Burlando, sobrado de litigios y exposición, no tiene demasiado tiempo para escuchar los alegatos de una linda señorita que demandaba más atención. Sobre las fotos con la modelo Milagros Schmoll, aseguró: “Bárbara es una mujer inteligente y creo que va a interpretar esta situación”. Pero no siempre el otro interpreta como nosotros queremos. El manual del enojado incluye cualquier capricho. El confirmó que la separación “no tiene vuelta atrás”. Y dijo más: “Le debo mis respetos a ella y muchas cosas. Me ayudó a salir adelante”, confesó. Y al referirse a la situación económica, fue claro: “Barbie va a quedar en buenas condiciones porque se lo merece”. En casa de mamá y en buenas condiciones, quizá el duelo se le haga más llevadero a esta merecedora. Con tantas mamis en el medio, esta mudanza viene a mostrar que al amor desalojado le cuesta encontrar pronto nuevo domicilio.

Dos años atrás, ante el tribunal supremo del Bailando de Tinelli, la pareja había participado enojada buscando una reconciliación. Allí en el piso estaba la madre del abogado, con más ganas de aparecer que de recomponer. Fue otra foto intrusa la que disparó en aquel momento la bronca de Barbie. Ella dijo en cámara: “se me hundió Disney”, dándole al vínculo el formato de un mundo de fantasía que era puro cuento. Barbie había cargado entonces contra Fernando por una foto que mostraba al futuro bailarín tomando clases de trasnoche con Laura Fidalgo. Allí el castillo se le derrumbó: mientras ella, la bella Durmiente, descansaba, el príncipe de las diagonales, después de las 12, andaba probando zapatitos en otras piernas.

En medio de un jaleo recargado de madres, cámaras y declaraciones, Barbie decidió regresar a sus cosas. A la mami le contó que cuando vio la foto con la modelo, lagrimeó, gritó, rehizo el bolso y volvió. Ya en su cuarto de niña, un peluche desechado le trajo la metáfora de un novio que se fue a otra juguetería.

 

(*) Periodista y crítico de cine

 

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