¿Habrá una próxima vez?

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Las mediciones disponibles indican que la nevada de 1918 fue mucho más copiosa que la de 2007; una ciudad menos densa y extendida que la actual, con menor cantidad de fuentes de emisión calórica -autos, micros, estufas, fábricas, la radiación solar que retienen y luego expulsan los edificios- permitió que los copos durasen más en el aire y en el suelo.

Por estos motivos, la nevada de hace diez años resultó, en una metrópolis que supera el medio millón de habitantes, particularmente significativa. Y por eso mismo, es poco probable que vuelva a ocurrir. Pero no imposible.

“Si nos guiáramos por la evolución de las temperaturas promedio y el calentamiento global, diríamos que hay cada vez menos chances de que nieve en La Plata” señala Mauricio Saldívar, de la dirección de Hidrometeorología local: “pero aún bajas, las chances existen. En el centro y sur de la Provincia, no tan lejos de nuestra región, suele nevar o caer aguanieve. Y en 2009, por ejemplo, nevó en Ezeiza”.

El experto advierte que “los registros del pasado, de los que se concluye que las nevadas son extremadamente inusuales, no son tan completos y exactos como los de hoy; si hace cincuenta años nevaba en una zona rural despoblada del partido, como quizás pueda haber ocurrido, era posible que no trascendiera. Pero ahora, los fenómenos llegan a todo el mundo por más localizados que sean; siempre hay alguien con un celular que se entera, o los atestigua, o los detecta, y los difunde”.

 

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