Como en el día después de un campo de batalla, suciedad y destrozos en 44, 4 y 5
Edición Impresa | 28 de Septiembre de 2017 | 03:27

La cuadra de la sede de la Uocra se asemejaba ayer al día después de un campo de batalla. Suciedad, restos de los elementos que utilizaron los manifestantes el martes para bloquear la calle 44 entre 4 y 5, un patrullero que vigilaba el acceso al gremio de la construcción al que le colocaron varias fajas de clausura y algunos afiliados del sindicato que tiene a su secretario general detenido dispersos por las calles lindantes, esperando novedades.
El barrio, rehén de manifestaciones y asambleas del gremio de la construcción local, tenía ayer una leve esperanza de poder recuperar de una vez por todas el ritmo normal para vecinos y comerciantes.
La mañana arrancó para el olvido, porque hubo otro piquete. Sin embargo, la protesta no duró demasiado y ya en horas del mediodía se había despejado la cuadra. Sin embargo, nadie se atrevía a pasar por el lugar. Los micros volvieron a esquivar la zona durante varias horas, y recién regresaron a la 44 en las primeras horas de la tarde.
Los comercios que han quedado en la cuadra reabrieron en su mayoría: quioscos y gestorías en su mayoría. Una fotocopiadora trataba de recuperar lo perdido el martes porque no pudieron abrir a raíz de la movilización que le sirvió de trinchera temporaria a Juan Pablo “Pata” Medina hasta que a la noche fue detenido.
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En tanto, la Jefatura de Inspección atendió a los docentes por una puerta de servicio porque las autoridades del lugar decidieron no levantar las persianas. En las oficinas de Catastro, que está a pocos metros de la sede de la Uocra, trataban también de retomar el ritmo habitual de trabajo, pero el público que llegaba fue menor al que concurre en jornadas normales.
Tanto en locales comerciales como en viviendas particulares, los carteles de alquiler y venta crecen.
Los comercios y vecinos de las calles 4 y 5 entre 43 y 44 recordaron el martes como una jornada “negra”, en la que tuvieron que modificar abruptamente la rutina y en muchos lugares perduraba la sensación de temor.
Un vecino que lleva varias décadas en el barrio le dijo a un cronista de este diario que por “suerte no estuve en La Plata. Pero me contaron que hicieron un desastre. Rompieron las veredas para transformar las baldosas en proyectiles”.
El olor a humo aún no se fue del barrio. “Parece que se va a quedar para siempre”, dijo una vecina preocupada porque desde hace varios años su vida cambió bruscamente y las jornadas de tranquilidad las cuenta con los dedos de una mano.
En tanto, en 4 y 45, un guardia de seguridad privada, un cuidacoches y un particular, trataron de recomponer ayer a la tarde el enrejado que protegía parte de la manzana.
En el barrio ayer resaltaron que “por un momento temimos que ocurriera lo peor. En 4 y 44 hay instalaciones de Edelap y si tiraban algo con fuego quizás explotábamos y se quedaba media ciudad sin luz. Ese es un riesgo permanente que corremos con cada manifestación en la Uocra”.
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