Quejas por una murga que enloquece con el ruido a los vecinos del barrio El Dique

Cada noche de manera sistemática y pese a que haga 30°C de temperatura, los vecinos de barrio El Dique de Ensenada deben cerrar puertas y ventanas y sentarse a esperar que la murga que se junta a ensayar en el Parque del Bicentenario deje de “batir el parche”. Es que aunque estén a favor de las expresiones culturales aseguran que entre las 20:30 y las 22:30 la música es insoportable al punto de que les resulta imposible mantener una conversación o sentarse a ver televisión. “Parece una cuestión menor, pero en el barrio viven muchos adultos mayores que esperan a que se haga de noche para salir a tomar aire fresco y no pueden hacerlo porque ese grupo se reúne todas las noches de la semana”, contó Marta Gutiérrez, vecina de esa zona.

Las andanzas murgueras comenzaron en 2013 y de ahí hasta ahora no hubo verano en el que el “carnaval” dejara de sonar entre las ocho y las diez.

De acuerdo a lo que dijeron los vecinos, los integrantes de la murga son jóvenes de Villa Catela que tienen entre 15 y 30 años, murgueros de origen humilde a los que la música les dio una posibilidad de expresarse. Sin embargo, el frenesí con el que se entregan a los tambores, afecta con un sonido que, según se indicó, excede los decibeles permitidos y afecta la convivencia barrial.

Las cuadras mas complicadas por el “batifondo” son las que van de 42 a 43 desde 122 a 126 y, lo que en un principio pareció una buena idea para que los jóvenes encontraran un marco de contención, ahora les resulta exasperante.

“Desde que comienza el verano, es cuestión de todos los días, se encuentran en el Parque del Bicentenario y no frenan el repiqueteo de los tambores ni un instante entre las ocho y las diez; en oportunidades me gustaría invitar amigas para comer en el patio, pero sé que no podríamos hablar de nada porque el bochinche lo taparía todo”, aseguró una vecina que dejó claro su planteo de que ella se siente con derecho a estar cómodamente en su casa sin que ese factor externo a su hogar le impida estar tranquila.

Aseguran que el ruido sobrepasa los niveles permitidos y afecta la convivencia vecinal

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“Tengo mi madre enferma y no me parece razonable que esté obligada a estar encerrada en ese horario, si dejo algunas ventanas abiertas enseguida comienza a dolerle la cabeza, ni qué decir de invitarla a caminar un rato por el Parque del Bicentenario, eso ya sería imposible porque no podríamos ni cruzar palabra”, sostuvo Carmen, otra vecina de la zona que aseguró que ella como el resto de los vecinos siente temor de hablar con los miembros de la murga porque estiman que pueden sufrir represalias.

En ese contexto, la gente de El Dique propuso que la murga les dé un descanso al menos durante algunos días a la semana.

“Se trata de unos 30 chicos de zonas muy, pero muy carenciadas, no queremos que dejen de hacer lo que hacen, pero al menos que algún que otro día dejen de juntarse como murga y nos dejen descansar, tenemos derecho a salir a comer al patio sin que se nos partan los oídos por el ruido”, sentenció un vecino.

En esa línea se le solicitó a la Municipalidad de Ensenada que regule la actividad de la murga para que se preserve el derecho de los vecinos a tener determinados días sin la murga sonando a todo volumen.

“La Municipalidad de Ensenada tal vez pueda conseguirle otro espacio para que ensayen, ellos no son los dueños del barrio y deben contemplar que en la zona hay muchos ancianos a los que los pone mal todo ese barullo”, concluyó otro vecino.

Con un problema similar están los vecinos de Gonnet que viven en 21 entre 501 y 502, a raíz de que un músico de esa cuadra ensaya a cualquier hora. “No sabemos cómo decirle que somos personas mayores que necesitamos descansar”, dijo una vecina.