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La Ciudad |A cien años de una gesta que empezó en córdoba y se extendió por toda américa latina

La mirada platense de la Reforma del 18, un hito que revolucionó la universidad

Un ex presidente de la Universidad de La Plata, un integrante del Foro Reformista, el titular de la FUA durante la dictadura y dos generaciones de líderes de la FULP revisan la vigencia y los desafíos de los ideales centenarios

La mirada platense de la Reforma del 18, un hito que revolucionó la universidad

en córdoba el cierre de las celebraciones por el centenario de la reforma universitaria fue multitudinario

CARLOS ALTAVISTA caltavista@eldia.com

17 de Junio de 2018 | 02:25
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“La Reforma Universitaria marcó un concepto revolucionario que no se ve en todo el mundo. Permitió dar oportunidades a muchas personas que de otra manera no hubieran podido acceder a la universidad. Además, planteó la cogobernación, que es importante para que estén todas las opiniones”.

Lo dijo la científica Gabriela González el viernes por la tarde en Ciudad Universitaria, Córdoba, ante la multitud que participó de las actividades que pusieron punto final a la celebración de los 100 años de la Reforma. ¿Todos de acuerdo? Es muy probable. Pero durante los debates en la casa de altos estudios cordobesa, cuna de un cambio de 180 grados en materia de educación superior en toda América Latina, también quedó en evidencia que los grandes postulados de ‘los jóvenes del ‘18’ pueden albergar muchísimos matices.

Cabe preguntarse en tal contexto: ¿Es reformista la Universidad platense? Y en las respuestas de quienes se consulte, habrá matices. Y hasta diferencias marcadas. Pero la riqueza del legado de los revolucionarios de 1918 cala allí, en las diferentes opiniones de las que habló la investigadora cordobesa.

Distintas generaciones, distintas ideas, diferentes experiencias. La Reforma en la Ciudad. En democracia y en dictadura. Ayer y hoy. Se necesita más debate en las diagonales. Quizás el recuerdo de quienes hace 100 años se animaron a dar vuelta lo establecido, anime a practicarlo más.

Excelencia y casta

“Los principios del ‘18 siguen plenamente vigentes. Casi todas las universidades realmente importantes del planeta son autónomas y se gobiernan mediante consejos de participación múltiple. En todas, la investigación y la docencia son inseparables. Rige la más irrestricta libertad académica. Acecha siempre un peligro latente: el pensamiento libre no atado a dogmas requiere celoso cuidado, pues molesta a muchos, en todas las latitudes”, enfatiza el científico, licenciado y doctor en Física y ex rector de la UNLP (1986-1992) Angel Plastino. Y advierte: “En nuestro medio, veo que corre cierto peligro la periodicidad de la cátedra”. Es decir, uno de los pilares de la Reforma.

Militante reformista desde que fue alumno del Colegio Nacional y, pocos años después, presidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería, Plastino considera que “los principios de la Reforma guiaron las universidades nacionales desde 1918 hasta 1943, desde 1958 hasta 1966, y desde 1983 hasta hoy. En esos períodos hubo crecimiento y desarrollo. Un verdadero florecer que continúa hasta el día de hoy. Se puede verificar con multiplicidad de evidencias, en el caso de la UNLP, que nunca hubo tan alto nivel académico como el actual”.

Para el ingeniero hidráulico y civil Juan Carlos Delorenzo, miembro del consejo superior de la UNLP en los periodos 59-60 y 62-63 e integrante del Foro Reformista La Plata, la Reforma “fue y sigue siendo un sistema organizativo muy original, que fundamentalmente contempla el espíritu crítico y la libertad creadora, dos pilares fundamentales del reformismo, a punto tal que si desaparecen, desaparece la universidad de la Reforma”.

En ese marco, Delorenzo subraya que el cogobierno formado por estudiantes, profesores y graduados es garantía de una democracia profunda, pues los actores se van sucediendo. “Así, lo peor que le puede pasar a la Universidad es que se burocratice o se politice en sentido partidario, pues ello hace que se pierda el espíritu crítico y la libertad creadora. En una universidad donde se forma una casta de dirigentes que van rotando en sus cargos, de presidente a vice, de vice a presidente, de decano a funcionario y así sucesivamente, no hay espíritu crítico, ni debate. El consejo superior (de la UNLP) casi no se reúne”, hace notar, para indicar que “el apoyo de la UNLP a una candidatura presidencial (la de Scioli en 2015) fue un claro acto antireformista”.

“Una universidad en la que hay una casta de dirigentes que van rotando, pierde el espíritu crítico”

“En nuestro país (...). La universidad es pública y gratuita, pero no es cierto que sea popular”

Tras resaltar los vasos comunicantes entre “excelencia académica” y “los concursos docentes y su periodicidad”, apunta que “a veces eso se pierde; hay ciertos intereses que desvían ese concepto”.

Después, Delorenzo hace hincapié en un tema poco explorado: la asistencia libre a clases. “Ese legado reformista hoy se encuentra atado a una desviación ideológica, que convirtió a los jóvenes en chicos”, dice. “Los jóvenes son hombres de corta edad que, por ejemplo, hace 100 años fueron capaces de protagonizar la Reforma Universitaria, una de las mayores creaciones de la historia... Y hoy se les pasa lista. Eso es escolarizar la Universidad”, afirma.

Para el ingeniero platense, la vigencia de la Reforma existe en la medida en que “la Universidad esté al servicio del desarrollo nacional y de la prosperidad social. Una Universidad que se debe al conjunto del pueblo, autónoma y pública, que se transforma en gratuita porque es el pueblo el que la sostiene con sus impuestos. Por ello debe estar al servicio del pueblo y abierta a él, lo que no implica el facilismo en el ingreso ni en el egreso”, remarca.

Dictadura y después

“Se cerraron universidades y carreras y hubo un proyecto muy avanzado de arancelamiento”, dice Marcelo Marcó, presidente de la Federación Universitaria Argentina (FUA) entre 1977 y 1980, plena dictadura militar.

¿Qué hicieron en esos años? “La sacamos barata”, dice Marcó, quien, antes de entrar a detallar cómo actuaron en esa época, realza que al cabo de la misma “todo lo que hicimos creo que sirvió para prender un fueguito en cada universidad donde había gente no sólo interesada en recibirse. Y el resultado se vio cuando, tras el regreso de la democracia, la Reforma se dejó de discutir. Porque antes del golpe, tanto la izquierda como la derecha peronista, ambas antireformistas, no aplicaron el cogobierno pese a que lo impulsaba la Ley Taiana (de 1974 y que debe su nombre al entonces ministro de Educación, Jorge Taiana)”.

“Hacíamos pequeñas reuniones en casas, en rincones de algunas facultades, panfleteadas, peticiones a decanos. Pedíamos cosas como una mesa más de examen, pero también nos expresábamos contra el arancelamiento”, recuerda.

“A veces no pasaba nada. A veces terminábamos presos. Como una vez en Córdoba, cuando irrumpió la policía en un encuentro y nos llevaron a todos, éramos cerca de 80. Y fue Raúl Alfonsín quien recorrió todas las comisarías y logró que nos pusieran en una condición de legalidad”, rememora el ex titular de la FUA, abogado platense pero entrerriano de nacimiento. “También teníamos contactos con Balbín, con Illia. ¿Si sabíamos lo que pasaba? Claro que sí. Pero el riesgo lo corrimos para decir ‘estamos acá, no nos ganaron’”.

Leonardo Rocheteau comenzó a estudiar y a militar en la post-dictadura. Licenciado y profesor de Psicología, primero presidió el centro de estudiantes de Humanidades y, entre 1993 y 1994, la federación estudiantil platense (Fulp). “El proceso universitario, tras la sangrienta dictadura que nos tocó vivir, fue duro, (pero se logró la) reapertura de carreras, la normalización democrática de facultades y universidades, abriendo el camino a la participación popular después de la terrible época oscurantista. Se repatriaron docentes e investigadores exiliados (...) La universidad acompañó el proceso de libertad que se instaló nuevamente en la República”, puntualiza.

Opina que “la Reforma hoy sigue más vigente que nunca” pero que es necesario “profundizarla” y hacer “una revisión permanente para aggiornarla y adaptarla a los tiempos que corren. ¿La gran asignatura pendiente? Que cada vez más jóvenes de escasos recursos puedan ingresar, permanecer y graduarse en las universidades públicas”.

Hoy, mañana

Hablando de aggiornar la Reforma, la actual presidenta de la Fulp, Gisela Cernadas, señala: “No caben dudas de que los principios de la Reforma Universitaria hoy en día guían mayoritariamente a la Universidad, a excepción de lo ocurrido durante las dictaduras de Estado. Sin embargo, a un siglo de 1918 necesitamos resignificar sus pilares fundamentales para construir la Universidad que queremos para el siglo XXI”.

La estudiante de 5º año de la Licenciatura en Economía de la UNLP deja una frase que sintetiza como pocas aquellos días de 1918. “Es uno de esos momentos históricos que hablan de la capacidad transformadora del movimiento estudiantil, aún en contextos adversos donde los sueños parecen sólo utopías”, dispara, y entra a fondo en dos temas claves, la autonomía y el ingreso irrestricto que, por si solo, no alcanza.

“Necesitamos profundizar el concepto de autonomía, ya que no se puede reducir sólo a la independencia de la intervención del gobierno y de los partidos políticos, sino también de la injerencia del mercado. Y éste es un punto fundamental para pensar una Universidad anclada en las necesidades populares. Si son las empresas las que determinan qué conocimientos se imparten, entonces estaremos formando profesionales en función de las necesidades de ganancia de los sectores dominantes y no de las necesidades de nuestro pueblo”, apunta, y advierte que “tenemos la enorme tarea de trabajar sobre la democratización social de las universidades. Hace 100 años se sepultó su carácter elitista pero, aún hoy, estamos bastante lejos de una universidad habitada por los sectores populares de la sociedad. La Universidad es pública y gratuita pero no es cierto que sea popular. Son millones las y los jóvenes para los que estudiar en la Universidad se parece más a un sueño que a un derecho. Necesitamos trabajar en políticas de inclusión social que garanticen que todas las personas que quieran estudiar, puedan hacerlo”, remata.

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en córdoba el cierre de las celebraciones por el centenario de la reforma universitaria fue multitudinario

Marcelo Marcó, presidente de la FUA entre 1977 y 1980 “Todo lo que hicimos creo que sirvió para prender un fueguito en cada universidad donde había gente no sólo interesada en recibirse. Y el resultado se vio cuando, tras el regreso de la democracia, la Reforma se dejó de discutir. Porque antes del golpe, tanto la izquierda como la derecha peronista, ambas antireformistas, no aplicaron el cogobierno pese a que lo impulsaba la Ley Taiana”

Angel Plastino, presidente de la UNLP entre 1986 y 1992 “Los principios del ‘18 siguen vigentes. Casi todas las universidades importantes son autónomas y se gobiernan mediante consejos de participación múltiple. En todas, investigación y docencia son inseparables. Rige la más irrestricta libertad académica. (Las) acecha siempre un peligro latente: el pensamiento libre no atado a dogmas requiere cuidado, pues molesta a muchos, en todas las latitudes”

Leonardo Rocheteau, presidente de la FULP entre 1993 y 1994 “La Reforma Universitaria hoy sigue más vigente que nunca. (Igualmente) es necesario profundizarla y hacer una revisión permanente para aggiornarla y adaptarla a los tiempos que corren. ¿La gran asignatura pendiente? Que cada vez más jóvenes de escasos recursos puedan ingresar, permanecer y graduarse en las universidades públicas. Lo vamos a lograr, junto con todos los reformistas”

Gisela Cernadas, actual presidenta de la FULP “Necesitamos profundizar el concepto de autonomía. No se puede reducir sólo a la independencia del gobierno y de los partidos políticos, sino también del mercado. Este es un punto fundamental (...) Si son las empresas las que determinan qué conocimientos se imparten, estaremos formando profesionales en función de las necesidades de los sectores dominantes y no de las de nuestro pueblo”

Juan Carlos Delorenzo, ex consejero superior UNLP “El cogobierno de las universidades formado por los estudiantes, los profesores y los graduados es garantía de una democracia plena, profunda, pues los actores se van sucediendo. (Así las cosas) lo peor que le puede pasar a la Universidad es que se burocratice, o bien que se politice en sentido partidario, pues ello hace que se pierda el espíritu crítico y la libertad creadora, dos pilares fundamentales que legó la Reforma de 1918”

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