Cuando las víctimas son los chicos

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Que un chico de apenas 11 años se convierta en el héroe de la semana por defender a sus abuelos de un asalto munido de un palo, habla a las claras de la desesperante situación que se vive en la Ciudad en materia de inseguridad.

Joaquín, el chico en cuestión, vive en 518, entre 5 bis y 7, a pocas cuadras de 510, entre 11 y 12, donde hace ya más de un año, también en un intento de robo, mataron de un tiro a una nena de doce años.

Ringuelet sabe larga y tristemente, entonces, el altísimo precio que se paga por la imparable ola de inseguridad.

Apenas unas horas después del incidente de Joaquín y sus abuelos, y no muy lejos de ese mismo lugar, tres hermanos -también menores- que estaban dentro de su casa, fueron confundidos con ladrones por la policía y vivieron momentos de terror dentro de su propia vivienda en la que, incluso, llegaron a ser apuntados con armas de fuego.

Son cosas que hoy, ahora, y en la Ciudad, le ocurren a los chicos, nuestros chicos.

La sencilla, pero a la vez dolorosa tarea de preguntar en el círculo social que nos rodea cuántos y quienes han sido víctimas de un delito. Habrá pocas excepciones, seguramente.

Este viernes los vecinos de Abasto marcharon hacia la comisaría del barrio. Están hartos de los robos.

La inseguridad, desde hace ya bastante tiempo -mucho más del que podemos recordar, lamentablemente- golpea a diario sin que, por el momento, se observen mejorías o indicadores, al menos, de que la situación tiende a mejorar.

Un chico de 11 años salió a defender a sus abuelos. Otros tres adolescentes terminaron apuntados por las armas reglamentarias de los policías. ¿Quién se ocupa de las secuelas psicológicas que acontecimientos de este tipo deja en esos menores? ¿Alguno de los responsables de velar por la seguridad en la Región se detiene a pensar en esas consecuencias?

También el viernes la Justicia decidió excarcelar por cuestiones humanitarias al delincuente que fue condenado por “marcar” a Carolina Píparo la fatídica mañana de la salidera bancaria. “Ojalá se recupere y vuelva a la cárcel a cumplir la totalidad de la condena. No lo puedo perdonar”, dijo la ahora diputada provincial.

Víctimas de delitos o de abusos puestos en situaciones límites de las que difícilmente puedan recuperarse o superar.

Lo triste, realmente triste de toda esta negra historia es que, ahora, las víctimas también son los chicos. Imperdonable.

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