Malas noticias para Pedro Sánchez

Madrid

Diego Urdaneta

Agencia AFP

La condena a líderes independentistas relanzó a Cataluña al centro del debate político a pocas semanas de las legislativas en España, una mala noticia para el socialista Pedro Sánchez ante una derecha que buscará capitalizar su discurso duro contra los separatistas.

Sánchez “ha perdido el control de la agenda de campaña, porque la sentencia le ha metido en una bronca a priori favorable a las posiciones de la derecha”, resumió Oriol Bartomeus, politólogo en la Universidad Autónoma de Barcelona.

En plena campaña hacia las legislativas de noviembre, el presidente del gobierno saliente usó un discurso que buscó la moderación para responder a la sentencia del Tribunal Supremo que condenó a nueve separatistas a penas de hasta 13 años de cárcel por la fallida secesión de Cataluña en 2017.

Por un lado, garantizó el “íntegro cumplimiento” del fallo, negando la posibilidad de indultos, y por el otro aseguró que las fuerzas del orden actuarán con “proporcionalidad” ante las protestas que estallaron en Cataluña.

La sentencia llegó también en desalentadoras encuestas para los socialistas: aunque ganarían, obtendrían en el mejor de los casos algunos escaños adicionales a los 123 que lograron en abril, lejos aún de la mayoría absoluta de 176 diputados sobre 350 que integran el Parlamento.

Por el contrario, el Partido Popular (derecha) es la formación que más gana terreno, conquistando 30 escaños adicionales para llegar a los 90, según un sondeo publicado por el diario conservador El Mundo.

De todas maneras, sigue sin posibilidades de formar una mayoría alternativa con el apoyo del centroderecha liberal de Ciudadanos (que se desplomaría de 57 a 21 escaños) y la extrema derecha de Vox (sube de 24 a 31).

Sánchez lo tiene también difícil: la sentencia lo alejó más de la coalición de izquierda radical con la que fracasó en un intento de entenderse para formar gobierno en julio, Unidas Podemos, que salieron en defensa de un referéndum para que los catalanes decidan sobre su permanencia en España, una posibilidad negada para los socialistas.