Encapuchados y armados, asaltaron y torturaron a una familia de quinteros en Ignacio Correas

En una finca ubicada en un sector de Ignacio Correas, dos sujetos asaltaron a una familia dedicada al cultivo de kiwis a la que, además de despojar de sus pertenencias, sometieron a torturas psicológicas para mantener la situación bajo su control. 

Según expusieron las víctimas de este asalto en un diálogo que mantuvieron con EL DIA, el hecho tuvo lugar el pasado lunes, en horas de la noche cuando se disponían a descansar después de una ardua jornada de trabajo. 

En la finca, además del encargado de 59 años, trabajan sus dos hijos, dos jóvenes de 31 y 29 años que también sufrieron en carne propia el estupor por el asalto que perpetraron en la casa en la que también ofician de cuidadores. 

Fue alrededor de las 21.30 cuando los encapuchados ingresaron al lugar con armas de fuego y blancas. Lo hicieron luego de recorrer a oscuras la distancia que separa la casa de la calle 704, unos 1200 metros. 

Aprovechando la oscuridad, los sujetos se valieron del factor sorpresa para dar el golpe. Tras lanzar algunas amenazas, redujeron a los tres ocupantes de la vivienda para luego proceder a atarlos de pies y manos. 

Una vez que lograron tener la situación bajo su control, los delincuentes iniciaron una búsqueda exhaustiva por toda la casa, rompiendo y desordenando todo a su paso. 

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Por espacio de una hora revisaron cada rincón de la morada y tras no haber hallado nada de valor comenzaron a golpear y torturar psicológicamente a las víctimas con las amenazas de rociarlos con nafta y prenderlos fuego y hasta con cortarles un dedo en el caso de que se mostraran reacios a "colaborar". 

Fue de ese modo que lograron quebrar la voluntad de los dueños de casa que si bien en ningún momento intentaron si quiera resistirse al asalto, accedieron a las exigencias del par de ladrones y entregaron sendas sumas de dinero que venían ahorrando para viajes y para hacer unas compras. 

De este modo, tras una hora y media de tensión y nerviosismo en la que fueron sometidos a escarnios como cortes y golpes con palos, los delincuentes escaparon con un botín de $95 mil. 

La principal hipótesis que baraja el dueño de casa es que los intrusos suponían que podían encontrar allí una considerable cantidad de plata.

Él hombre mencionó que además de entrar a la casa pidiendo plata, “revisaron absolutamente todo" como si estuviesen convencidos de que allí se escondía una cuantiosa suma de dinero. "Hasta sacaron unas baldosas que había en el techo para ver si se escondía dinero ahí también” dijo a EL DIA el damnificado.

Al referirse a los dramáticos instantes que le tocó vivir junto a sus dos hijos varones, el dueño de casa confesó que lo que lo consuela es que al momento del robo “mi mujer y mi hija no estaban”.