La Ciudad barrida por una ola de reservas ilegales para estacionar

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El problema de los automóviles que al estacionar en nuestra ciudad tapan garajes, convertido últimamente en una suerte de epidemia urbana que deriva en toda clase de incidentes y que fue tratado ayer en este diario, forma también parte de una cuestión mucho más grave, que permanece sin ser resuelta desde hace años, que tiene que ver con el crecimiento explosivo del parque automotor y, como contrapartida, la falta de lugares de estacionamiento en La Plata. Un problema que las distintas administraciones trataron en forma parcial, soslayando soluciones estructurales que deberían ser proyectadas y ejecutadas cuanto antes.

Por dar casos análogos al de ocupar el frente de los garajes, hace ya muchos años que la denominada reserva ilegal de espacios para estacionar, ya sea con el empleo de cajones, caballetes, conos y cualquier otro objeto colocados juntos a las veredas, o mediante el recurso de pintar de amarillo los cordones o a través de la instalación de señales apócrifas, entre otras maniobras fraudulentas, se convirtió en una escena de la vida cotidiana platense. Y el uso del recurso por parte de vecinos y de los trapitos se acentuó por completo, a partir de la vigencia del sistema de estacionamiento medido en los sectores céntricos, muy en especial a medida de que se fueron ampliando las áreas de restricción.

En el caso de los garajes, de acuerdo a la ley nacional de Tránsito, un tercero no puede dejar su automóvil en la bajada de una cochera que esté en uso y con el correspondiente cartel que indique la prohibición para estacionar en ese lugar. No obstante la norma, numerosos vecinos se encuentran sin poder retirar el coche de su vivienda porque otro vehículo, sin conductor a la vista, les impide el paso. La escena se repite a menudo y el propietario del garaje termina furioso por la demora para salir a la que lo obliga la contravención. En el informe de ayer un frentista relató un caso ocurrido, en el que un vehículo quedó estacionado por doce horas frente a la entrada de su garaje.

El problema se ha generalizado. La estadística indica que el mal estacionamiento es, históricamente, la falta que más se reitera en la Ciudad. Dentro de esa infracción la doble fila es la falta más cometida, seguida por la ocupación de espacios vedados para el estacionamiento. Se estimó que el 15 por ciento de las denuncias vecinales relacionadas con el tránsito apuntan a los conductores que ocupan ramblas y veredas u obstruyen garajes o rampas para discapacitados con sus vehículos.

Sin perjuicio de los operativos de contralor y, llegado el caso, de remoción de los vehículos que cometen estas faltas –ya que nadie puede arrogarse el derecho de usar los espacios públicos para su propio provecho, transgrediendo las normas y en perjuicio de terceros- es evidente la necesidad de que en La Plata se formalicen, de una vez por todas, estudios urbanísticos serios en busca de un plan integral que contemple soluciones modernas a los problemas del tránsito y del estacionamiento.

Mientras tanto, debe tenerse en cuente que no se trata de cuestiones menores. Principios esenciales para la vida social, tales como la igualdad ante la ley, el derecho al uso de los espacios públicos, el orden general en el tránsito, la obligatoriedad de las normas y la necesidad de sancionar a quienes no las respetan, entran en juego en el tema del uso y la reserva ilegal de los espacios para estacionar.

 

 

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