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Castigar


Juan Antonio Vázquez afirma: “Un canto confiesa: ‘Si vieras como me castiga mi conciencia / es mi peor enemiga / etc.’. Según la Biblia (Génesis; etc.) Jehová Dios castigó a la Humanidad con un Diluvio exterminador y después (aún continúa), habría castigado a animales, humanos y vegetales con terremotos, ciclones, erupciones volcánicas y otros fenómenos climáticos y geológicos que han provocado muertos, mutilados, crueldades, horrores, terrores, etc. En teocracias islámicas se castiga mal a las mujeres que no observan leyes sobre ropas. En Cuba y en otros países se castigan a los disidentes y opositores políticos. En la República Argentina enferma e infeliz: la devaluación monetaria, la desocupación laboral y la inflación castigan a indigentes y pobres; hay madres y padres enfermos que castigan mal a sus hijitos; se castigan a los presos cuando las cárceles no son ‘sanas y limpias’ (artículo 18 de la Constitución Nacional) y a procesados judiciales cuando les imponen prisiones sin estar condenados en firme; pacíficamente, incontables argentinos castigaron a las partidocracias al abstenerse de votar, o votar en blanco o anular sus votos o no presentarse como autoridades de mesas electorales. Mi enfoque agnóstico: ¡Castigar es poder!”.

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