Putin se propone cambiar la Constitución y fuerza la caída de su gabinete

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MOSCÚ

El presidente ruso Vladimir Putin multiplicó las sorpresas ayer al nombrar a un nuevo primer ministro desconocido para el público, y anunciando revisiones constitucionales inéditas.

Putin eligió para reemplazar a su fiel jefe de gabinete saliente, Dimitri Medvedev, a una figura salida de las sombras: Mijail Mishustin, de 53 años, gran patrón del fisco ruso.

La cámara baja del Parlamento, la Duma, examinará hoy jueves esta candidatura, según las agencias de prensa rusas.

Al frente del Servicio Federal de Impuestos desde 2010, Mishustin se ha forjado una reputación de funcionario eficaz.

Esta elección fue revelada justo después de que se conociera la sorpresiva renuncia en masa del gobierno, tras un discurso de Putin anunciando reformas constitucionales. Los ministros seguirán a cargo de los asuntos corrientes hasta que un nuevo equipo entre en funciones.

Toda esta movida resultó inesperada tanto para la clase política como para los medios de prensa rusos.

Putin, que lleva más de 20 años en el poder, podría estar preparando el terreno de cara a 2024, cuando acaba su actual mandato. Con la legislación vigente, el presidente no tiene derecho a presentarse nuevamente a las elecciones.

El líder ruso hasta el presente ha sido muy evasivo sobre sus intenciones y nunca ha señalado a un sucesor. Mishustin no hizo ninguna declaración inmediata, en tanto el Kremlin solo distribuyó fotos suyas en traje oscuro, sentado ante Putin.

La politóloga Ekaterina Schulmann califica al nuevo primer ministro como una “figura neutral”, quien cumplirá un rol ejecutivo. “Es muy pronto para (hacer emerger a) un heredero”, señaló.

Durante sus mandatos entre 2000 y 2008, el presidente ruso ya había designado a funcionarios casi desconocidos, como Mijail Fradkov, en 2004, quien era embajador ante la Unión Europea.

El principal opositor al Kremlin, Alexéi Navalni, juzgó que, en una función oficial u otra, Putin buscará “seguir siendo líder de por vida”.

Poco antes de estos anuncios impactantes, el jefe de Estado había dicho que “ve claramente emerger una demanda de cambio en el seno de la sociedad”, durante su discurso anual ante el Parlamento y las élites políticas del país.

En esta alocución, Putin propuso someter a votación las reformas de la Constitución rusa cuyo objetivo sea fortalecer los poderes del Parlamento, manteniendo al mismo tiempo el carácter presidencial del sistema. Se trata de la primera revisión de la Ley Fundamental desde su adopción, en 1993.

DOSIS DE PARLAMENTARISMO

“Por supuesto, el presidente mantendrá el derecho a fijar las misiones y prioridades del gobierno”, advirtió, pero destacó que Rusia está lo suficientemente “madura” como para introducir una dosis de parlamentarismo. De hecho, con las reformas que se impulsan, el primer ministro deberá tener acuerdo del Parlamento para su designación, mientras que hoy es nombrado directamente por el presidente.

El renunciante Medvedev, quien se convertirá en vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, explicó su partida por la necesidad de darle al presidente “los medios para tomar todas las medidas que se imponen”.

Su partida tiene lugar en momentos en que su popularidad se ubica en menos del 30% -frente a casi el 70% de Putin-, con una suerte de anemia económica y nivel de vida en declive como telón de fondo. (AFP y AP)

 

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