José Hernández: la localidad que recuerda al autor del Martín Fierro

Con el tiempo, el nombre de la estación absorbió el originario de toda esa zona y el asentamiento pasó a llamarse así. Es una de las localidades más antiguas de La Plata

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En octubre de 1886, don Teodoro Serantes compró al fisco bonaerense trece hectáreas en la chacra Nº 2 de la Sección “D” del ejido de La Plata, que antes de ser expropiadas para la fundación de la nueva capital habían pertenecido a Jorge Bell. De la subdivisión de esas tierras nació la Villa Serantes, por donde pasó el ramal ferroviario que conectaba las Lomas de Tolosa -luego Ringuelet- con la llamada estación de Ferrari -hoy Brandsen-.

En julio de 1888, el crecimiento de Villa Serantes se “ganó” una estación sobre ese ramal, que fue bautizada José Hernández en homenaje al autor del Martín Fierro, muerto en octubre de 1886. Con el tiempo, el nombre de la estación absorbió el originario de toda esa zona y el asentamiento pasó a llamarse José Hernández.

Hermano de Rafael, fundador de la Universidad de La Plata entonces provincial (que luego nacionalizaría Joaquín V. González), José también fue uno de los hombres públicos que más consustanciado estuvo con la fundación de La Plata.

De cuna ferroviaria y situada a minutos del centro platense, pero preservando aún el tranquilo ambiente de los barrios, está ubicado el cuadrado casi perfecto de la localidad de José Hernández, que con sus más de 132 años es una de las localidades más antiguas de La Plata.

Marcada por la actividad rural e industrial de laboriosos pioneros que colocaron los pilares de una comunidad que está por iniciar la tercera década del siglo XXI en pleno crecimiento, la localidad es ideal para aquellos que buscan salirse del ajetreado movimiento de los centros urbanos.

Hernández -que abarca desde 520 a 501 y desde 19 a 136-, con su vieja estación, un sector comercial que satisface las necesidades inmediatas de sus vecinos, una amplia zona residencial y otra de quintas de fin de semana que comenzó a crecer en los últimos años, nació de un paraje que fue poblándose hacia el oeste de la Ciudad.

Al crearse La Plata, en 1882, parte de los terrenos de Bell fueron expropiados para completar la traza del ejido de la nueva capital, en la franja noroeste. Pero años más tarde -el 6 de octubre de 1886-, Teodoro Serantes compró al Estado provincial la chacra N° 2 de la Sección “D” del ejido de La Plata, con una superficie de 13 hectáreas.

Algunas enormes canteras agrestes, otras trabajadas ya por la mano de obra y prontas a recibir distintos tipos de emprendimientos, las tierras de Hernández abastecieron, entre otros emprendimientos dedicados al mismo rubro, a la mítica fábrica de ladrillos Ctibor, parte de ella aún instalada entre los caminos Belgrano y Centenario, en donde se encuentra el Museo del Ladrillo.

 

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