Tras los meses de encierro, la actividad física al aire libre vive su “temporada alta”

Por estos días, parques y plazas se convierten en “gimnasios abiertos” que explotan de gente. Se desarrolla desde yoga hasta zumba y clases de CrossFit. Los recaudos que toman

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El Bosque, y cualquiera de los parques y plazas que caracterizan a esta ciudad, son escenario por estos días de una colorida movida del ejercicio físico. Se levantó el telón después de un largo invierno en cuarentena y los aficionados a la actividad física, que empezaban a desesperarse, copan los distintos espacios verdes con todo tipo de disciplina que invite a mover el cuerpo y despejar la mente.

CrossFit, para quienes buscan entrenamientos más fuertes; salir en bici aquellos que prefieren pasear y ganar en bienestar a la vez; el trote y la caminata como los clásicos de la actividad aeróbica; zumba, por lo general destinada al público femenino de mediana edad que gusta de combinar la práctica física con divertirse; el relajante y saludable yoga; las rutinas de musculación clásicas de los gimnasios; distintas disciplinas de las artes marciales. Todo eso y más son parte del paisaje con que cualquiera se topa al pasar por un espacio verde platense.

Hace unos días las autoridades provinciales autorizaron a los municipios donde se registran bajas en el número de casos de COVID-19 a reanudar las propuestas de actividad física dirigidas siempre que fuera al aire libre (los gimnasios se habilitarían la semana entrante). Ahí nomás explotaron los parques y plazas que ya venían con la presencia de personas que realizaban prácticas aeróbicas por su cuenta.

Reencontrarse

Lunes y miércoles en el parque Saavedra y viernes en el playón de la Estación Provincial de 17 y 71, a partir de las 18.30, se hace zumba, esa modalidad de fitness que si bien tiene sus años de invención en esta ciudad comenzó a desarrollarse menos de una década atrás y se convirtió en boom.

Las clases de zumba con la profesora Fernanda Panaccio empezaron en lugares cerrados, en clubes y centros culturales hace unos años. Llegó marzo de 2020; se declaró la pandemia y con ella el aislamiento social estricto. Se impuso para todo tipo de enseñanza la modalidad virtual y así, cada alumna desde su hogar, en soledad, sin la complicidad divertida de las compañeras, para no perder entrenamiento, mantuvo la práctica.

“Lo que se nota en todas las alumnas es que había una necesidad enorme de salir de la rutina del aislamiento y de reencontrarse con gente, con pares; y la verdad es que no todas se enganchaban con las clases virtuales. Se desanimaban un poco”, contó Panaccio.

Se respetan en esta alternativa de la gimnasia medidas de bioseguridad como la exigencia de dejar el bolso, no bien se llega al lugar, en una manta especialmente colocada con ese fin; hasta el precalentamiento y una vez que dejan de moverse las alumnas no se sacan tapaboca-nariz; y no se realizan, como en la pre pandemia, rutinas en pareja. Se cumple con la distancia social requerida para evitar el contagio del virus.

Contrariamente a lo que puede pensarse, en estas clases de CrossFit al aire libre, la música de fondo no es estridente. Al contrario. “Preferimos aprovechar el sonido ambiente de la naturaleza que nos ofrece el lugar”- aclaró Carolina Zando, quien las dicta junto a Emanuel Mannarino.

Este equipo de instructores de una de las disciplinas más exigentes desde el punto de vista físico arrancó con un track llevando a los espacios públicos las técnicas y los diferentes elementos que acompañan la actividad. Ahora, hace unos días, el Municipio le asignó como escenario fijo de las clases el concurrido Parque San Martín. Ahí se lo encuentra de lunes a viernes, de 17.30 a 20.30, con clases que duran 45 minutos; cada alumna y alumno con su estación de trabajo (sobre una alfombra de caucho), en 4 metros cuadrados que no se comparten; y los característicos ejercicios funcionales de alta intensidad.

La “profe” de CrossFit también advierte que hay una suerte de alivio en las personas que asisten a esas clases al aire libre. “Por suerte nos está acompañando el buen tiempo; y la verdad es que la gente se siente segura así, con la distancia y en lugar abierto”, señaló Zando.

CONECTAR Y DESCONECTAR

Una onda más tranquila y relajada se vive los jueves a las 16 y los sábados a las 11 en el Paseo del Bosque. A metros del monumento a Mitre, se reúnen la profesora Anabella Halaken y sus nueve o diez alumnos y despliegan esa disciplina milenaria, de origen indio, que trabaja de manera holística con el cuerpo y a mente y que presta especial atención a la respiración adecuada.

La iniciativa de Halaken arrancó en el Bosque, en 2006. Después se instaló en salones y centros de yoga. Esta también fue una propuesta que se vio obligada a pasar por distintas plataformas de internet a raíz de la pandemia.

Ahora volvió a sus fuentes; después de la experiencia de la virtualidad que, subrayó la profesora, “fue un desafío para todo el mundo y también un aprendizaje, tanto que creo que va a quedar como posible modalidad”.

Para sus alumnos, el hecho de volver a reunirse aunque sea a distancia y al aire libre significa “salir del encierro y, descalzos sobre la tierra, cargar y descargar energía, algo muy necesario”, remarcó.

 

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