Montañas detonadas y árboles arrasados: el medio ambiente paga caro el muro de Trump
Edición Impresa | 18 de Diciembre de 2020 | 01:56

Explosiones de dinamita estremecen el Cañón de Guadalupe, un aislado rincón del sudeste de Arizona, cambiando para siempre el paisaje al aplanar montañas para erigir más tramos del muro en la frontera con México (para fin de año se habrán construido poco más de 700 km) antes de que Donald Trump deje la presidencia.
Cada estallido en este lugar provoca una polvareda mientras los trabajadores despejan el terreno para erigir columnas de acero de nueve metros cerca de la frontera con Nuevo México. Maquinaria pesada recorre caminos de tierra por laderas rocosas y cavan agujeros para las columnas en tierras propiedad del estado.
Trump aceleró la construcción de muros en el último año, mayormente en refugios para la vida silvestre y en territorios indígenas propiedad del gobierno en Arizona y Nuevo México, evitando batallas legales con los propietarios de tierras. Las obras dañaron al medio ambiente, evitaron el libre movimiento de animales y alteraron paisajes montañosos y desérticos únicos. Activistas defensores del medio ambiente dicen que los daños pueden ser irreversibles. El gobierno, por su parte, afirma que vela por la seguridad nacional y usa ese argumento para hacer a un lado leyes que protegen el medio ambiente en un esfuerzo por cumplir una de las principales promesas que hizo Trump durante la campaña que lo llevó a la Casa Blanca.
Los activistas esperan que el presidente electo Joe Biden suspenda estas obras, aunque eso podría resultar difícil y caro.
Los peores daños se produjeron en la frontera de Arizona con México, donde se derribaron cactus saguaro centenarios en el desierto occidental y se redujeron estanques donde viven peces en peligro de extinción en los cañones orientales. Las obras más recientes cerraron el acceso al último río grande sin represas del sudoeste, lo que dificulta a las tortugas del desierto, algún ocelote y los búhos más pequeños del mundo cruzar esa frontera.
En el Refugio Nacional de Vida Silvestre de San Bernardino, cerca del Cañón de Guadalupe, el movimiento de animales (leones y linces entre otros) captado por las cámaras instaladas en la zona disminuyó un 90 por ciento en los últimos tres meses. En este marco, se espera la asignación de fondos especiales para paliar tanto daño. (AP)
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