En La Plata pocos comercios levantaron sus persianas para la venta online
Edición Impresa | 28 de Abril de 2020 | 02:25

Por MARTÍN CABRERA
La cortina está a medio abrir. Apenas un metro y medio del suelo. Dentro del negocio se ve luz y un empleado al teléfono. Otro carga fotos y datos en una computadora. No hay vendedores ni probadores. Tampoco ofertas y promociones. Así es la nueva fotografía del comercio local al iniciarse una nueva etapa de la cuarentena en Argentina.
De acuerdo al decreto del gobierno algunos rubros pudieron abrir sus puertas: los textiles, bazares, zapaterías, perfumerías y jugueterías. Pero lo hicieron a medias, porque sólo se les permite hacerlo de manera online, sin atención ni presencia.
Por eso ayer en La Plata, City Bell y otros centros comerciales la actividad fue casi nula. En calle, 8 y zonas aledañas, por ejemplo, uno de cada 10 comercios levantó sus persianas. El resto, directamente permaneció cerrado. En la zona de 5 y 51 no hubo movimiento comercial, y el paseo comercial ni siquiera tuvo atención para el retiro de productos. Idéntica fue la situación en City Bell.
Los comerciantes, principalmente del rubro textil, empezaron a mover la rueda. Grande y pesada. A través de sus redes sociales (Instagram o Facebook), en páginas web o por mensajes de WhatsApp promocionaron y venidero sus productos. No hubo ni habrá presencia en los locales, porque la entrega se realiza por delivery o, en algunos casos, se puede en la puerta.
Ese es el caso de un local de ropa masculina en 48 entre 8 y 9. Su encargado, Hipólito, reconoció que la situación no es la mejor pero es “algo” luego de cinco semanas de parate.
“Hoy (por ayer) es el primer día que empezamos a trabajar, con las cortinas bajas. Lo hacemos a través de las redes sociales y confeccionamos nuestra propia página web. Recibimos el pedido y luego combinamos con el cliente cómo prefiere que sea la entrega: se lo llevamos a domicilio o lo puede pasar a buscar. Nos tuvimos que reinventar”, relató en diálogo con este medio.
Reconoció que la dificultad de comprar sin poder probarse la indumentaria es real, pero que aseguró que hace un tiempo las consultas se habían iniciado por redes sociales. “Por supuesto que todos tienen la posibilidad de cambiar la prenda. Hay que tener en cuenta que muchas compras son para regalo. Es ilimitado el tiempo para su cambio”.
“Antes el cliente nos venía a buscar a nosotros, ahora somos nosotros quienes los vamos a buscar”, remarcó.
Además de los carteles en los vidrios con teléfonos y páginas webs, en muchos locales hay tickets con los datos como para retirar y llevárselos a sus casas. Del estilo de las clases particulares pero con números de teléfonos.
Luciano tiene un comercio en 8 entre 50 y 51 de ropa deportiva. Al igual que el resto de los que se animaron a abrir sus puertas, lo está haciendo a través de las redes sociales. Y a la espera de una ayuda del Gobierno para afrontar los gastos.
“Nuestra situación es complicada. El rubro indumentaria no parece que vuelva a tener actividad en lo inmediato, más allá que se levantaron algunas restricciones. El nuestro quedará en último lugar. Lo que estamos haciendo es incentivar la venta online a través de redes sociales. Comunicamos y fortalecemos la difusión de nuestros productos. Tuvimos un leve repunte en los últimos días, pero es algo realmente insuficiente teniendo en cuenta nuestros costos fijos: fábrica, alquiler de los comercios y empleados”, contó.
“El Gobierno está ayudando a las pequeñas empresas que realizan el pago de sus salarios mediante los bancos. En nuestro caso no llegamos a cumplir los requisitos bancarios y estamos a la espera de la apertura de una segunda tanda”, continuó, al tiempo que aseguró deberán aguardar cinco o seis meses para recuperar la normalidad financiera.
Sobre calle 8 hay una lencería que ayer abrió las puertas por primera vez. Su encargada es Natalia, que dijo: “Solamente estamos recibiendo pedidos por Instagram o Facebook. Al local no puede entrar nadie salvo mi compañera y yo”.
“No se están vendiendo bombachas o corpiños, en este primer día hubo ventas de pijamas, pantuflas, batas y cosas más generales que no necesitan demasiadas pruebas. Es el principio, creo que vamos a poder mejorar”, siguió la mujer que avisó que su local abre a las 9 y cierra a las 17, mucho más temprano que un día normal previo al coronavirus.
Diego tiene comercios en La Plata, Berisso y City Bell. Aunque considera que no es la mejor opción, ya está trabajando con la venta online a través de las redes sociales. “Armamos unos carritos en la web para que nuestros clientes puedan ver la ropa de esta temporada. Esto va a tardar, no será fácil que de un día para el otro se instale esta tendencia, pero esperemos que pueda ser el principio de la solución”. De todos modos coincidió con sus colegas respecto a la necesidad de recibir ayuda de Gobierno. “Si no nos ayudan a pagar los salarios se nos complicará”. El futuro es incierto.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE