Educar con el ejemplo: la discriminación nace en casa

Las conductas de superioridad ante otras personas por tener un aspecto físico “diferente” se reproducen por el entorno

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El tema del racismo está más que instalado hace semanas por los aberrantes hechos que ocurrieron en Estados Unidos y los niños no son ajenos a lo que pasa en un mundo donde las noticias se filtran por todos los dispositivos, más allá de si ven el noticiero junto a los adultos.

Pero ¿de qué manera pueden hablar los padres sobre este tema omnipresente con sus hijos? ¿Y de qué forma quizás ellos mismos transmiten actitudes racistas en la vida cotidiana?

La investigadora Josefina Apraku cree que los niños deben vivir ejemplos de la diversidad desde temprana edad, por ejemplo en forma de libros y juguetes.

Pero, al mismo tiempo, los padres deben tomar posición sobre el racismo y poner a debate una y otra vez las propias opiniones con la familia.

Igualmente, la especialista opina que “el tema del racismo no debe ser tan fuertemente asociado a un único acontecimiento. La situación en Estados Unidos no es única ni nueva. Un asesinato es allí solamente la punta del iceberg. Lo importante es abordar el tema del racismo en su conjunto con mi hijo o hija, para lo cual el debate actual puede ser, por supuesto, un punto de partida”.

“El problema es la asociación de rasgos externos con una jerarquización de grupos”

 

Según esta experta, los niños perciben desde muy pequeños qué lugar ocupan dentro de una jerarquía. O sea, si pertenecen a un grupo privilegiado o al grupo de aquellos que son reprimidos. “Esto lo saben más tardar a partir de la escuela primaria. Los niños absorben muchísimo de su entorno, miran las cosas de los demás, consumen medios de comunicación”, explica.

Los chicos naturalmente perciben desde muy temprano las características externas de los otros y también sus diferencias. Pero no solamente este es el problema, sino la asociación de características externas con una jerarquización de grupos. Por ejemplo: “Ese niño es negro y por eso tengo miedo de jugar con él”. Esta asociación es la quinta esencia del racismo.

Ante una situación así, Apraku dice que los padres, además de hablar, deben dar el ejemplo. “¿Cuánta diversidad le muestro a mi hijo o hija en la vida cotidiana? Hay numerosos libros para niños en los que la diversidad está representada naturalmente, pero también varios juguetes, lápices de colores de diferentes tonalidades de piel”.

Para la especialista “es importante que los niños también vean a las personas de color en un contexto positivo, con el que tienen una conexión directa. Por ejemplo un libro para niños en el que aparece una odontóloga negra”.

Ahora, ¿cuáles son las normas o las acciones racistas de la vida cotidiana que se viven en las familias frecuentemente de manera inconsciente?

“Puede haber refranes, rimas o chistes, entre comillas. Sin embargo, es mucho más básica la suposición de que todas las personas cuentan con las mismas condiciones, por ejemplo en el acceso a la educación. Y ni que hablar de que los niños y niñas negros son calificados con una nota peor por el mismo rendimiento escolar”. (DPA)

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