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Gastón Pauls: “Me declaré derrotado por la oscuridad y de esa derrota vino la esperanza”

Tras décadas en el infierno del consumo y trece años de sobriedad, el actor decidió crear “Seres libres”, un programa de servicio donde entrevistará a otros famosos que atravesaron adicciones y salieron

Gastón Pauls: “Me declaré derrotado por la oscuridad y de esa derrota vino la esperanza”

Gastón Pauls con el “Mono” de Kapanga, uno de los entrevistados de Gastón Pauls en “ser libres”

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

31 de Enero de 2021 | 05:04
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“Solo no se puede”, dice, convencido, Gastón Pauls. El éxito le llegó joven al actor de la recordada “Montaña Rusa”, con sus presiones, sus noches largas, sus egos inflados, y Pauls ingresó así en una espiral de la que no saldría por años: la droga lo atrapó y no lo soltó hasta hace trece años, cuando decidió cambiar su vida tras una noche donde creyó que se moría. No lo hizo solo, claro, porque se necesita, siempre, de otros.

Ahora, él está parado en otro lugar, y busca devolver esa ayuda que recibió, ayudar a otros como él: desde mañana, los lunes a las 22 se podrá ver en Crónica TV “Seres libres”, programa de servicio creado y conducido por el actor, que entrevistará a reconocidos artistas que atravesaron la adicción y que darán un crudo testimonio de su proceso. Una búsqueda de poner en palabras lo que no se dice, lo que tantas veces se oculta, para ayudar a los que están atrapados en ese silencio solitario.

“El adicto tiene mucho dolor en el corazón y en el alma. Los lugares en los que estuvimos, los infiernos en los que nos hemos involucrado, que tomaron posesión absoluta de nosotros, están ahí: es un recuerdo triste, pero también un motor para no volver ahí”

 

“Este programa es el resultado de un montón de cosas que tienen que ver con mi vida, de la soledad, de la oscuridad, del dolor, de la desesperación que viví durante un montón de años, y también, gracias a Dios, desde hace trece años, de un montón de cosas que tienen que ver con la recuperación y el redescubrimiento de la vida. Un nuevo nacimiento, que se dio cuando entré en recuperación”, explica Pauls, en diálogo con EL DIA.

- ¿Qué te propones con este programa de servicio?

- El objetivo es pasar el mensaje de que otra vida es posible. En el camino de la recuperación me encontré con un montón de gente, conocida y no tan conocida para el gran público, que también estuvo ahí, dando unas vueltas por el infierno, y que pudieron salir. Y que ahora quieren compartir ese mensaje para que nadie más lo viva: para que el que esté tentado de probar ciertas sustancias sepa dónde puede llevar, y para que el que esté en este momento consumiendo sepa que es posible la salida.

- Tenés una historia dura, de varios años, con las drogas. ¿A la hora de entrevistar eso te da un punto de vista particular, te permite evitar lugares comunes y golpes bajos en los que suelen caer los medios al hablar del tema, y hablar de lo que importa?

- Nosotros, los que hemos consumido, venimos del golpe bajo a nosotros mismos. Nos dábamos golpes bajos todo el tiempo: el golpe bajo, en el boxeo, está prohibido, y nosotros nos pegábamos a nosotros mismos todo el tiempo en las zonas que más dolían. Entonces, cuando uno deja el consumo, no te querés pegar más. Querés darte amor. Los entrevistados estuvieron ahí, no es que fueron a Harvard a estudiar el tema: es una experiencia duramente adquirida la que tienen. Entonces, yo no quiero especular con el golpe bajo, y ellos tampoco tienen ganas de entrar en el golpe bajo: lo que queremos es contar que se puede. Y que nuestra experiencia le pueda servir a otro, para no matarse. Porque esto es simple, yo lo digo todo el tiempo: se están muriendo pibes de ocho años por pasta base. ¿A dónde más queremos llegar? ¿Cuánto más queremos esperar como sociedad para pegar un volantazo real, tener una reacción de verdad, que tenga que ver con el amor?

- ¿Pensás que hablar del tema puede romper cierto tabú que hay, animar al público a conversar con sus familias? Muchas veces la vergüenza genera que el adicto pida ayuda.

- Ojalá. Si el programa sirve para que se derriben ciertos tabúes, bienvenido. Si el programa sirve para que ciertos acuerdos que hay en los medios de comunicación dejen de tener efecto, bienvenido también. Porque hay acuerdos, hay mucha gente a la que le conviene que no se hable de ciertos temas, que la gente siga idiotizada, encarcelada, esclavizada. Para mí, esto es muy necesario: para los que lo padecimos, y para los pibes de ocho años que no entienden por qué a las 3 de la tarde hay publicidades de alcohol, con gente sonriendo, cagándose de risas. Después los adultos nos alarmamos cuando los pibes, a las 14 están borrachos en un boliche. ¡Pero si como adultos hicimos publicidades, durante décadas, que muestran el alcohol como una joda, como la diversión! ¡El alcohol es sponsor de selecciones nacionales! ¿Y cual es la relación entre deporte, entre rendimiento físico y alcohol? Ninguno. ¿Por qué promocionamos las bebidas con el deporte, entonces? No lo entiendo. Y estamos tan ciegos que no vemos el mensaje que le mandamos al pibe es ligar la diversión y el encuentro con el alcohol. Es muy peligroso.

- Hablás de los mensajes de los medios, donde a menudo se sostiene el prejuicio de que los únicos adictos son las personas de las clases populares. ¿Este programa, al entrevistar a famosos artistas, va contra esa idea?

- Totalmente. Yo vi a un chico de seis años fumando pasta base: ese chico, antes que un adicto es una víctima, sabemos que no es que eligió a los seis años jugar con la pipa de pasta base. Es una víctima de un sistema absolutamente perverso, que desplaza y niega todo, y esconde todo bajo la alfombra. Pero ese sistema atraviesa a todos: la droga está en la villa, donde generalmente es de menor calidad, pero también está Barrio Norte, en Recoleta, en Palermo Hollywood. La droga está en el Congreso, en los canales de televisión. Está en todos lados. Y mata de la misma manera a ese pibito de clase baja, y al pibito de clase alta. Pero para un determinado sector de la sociedad es mucho más fácil señalar el problema desde el balcón de Recoleta, porque esa es la negación de que la adicción es una enfermedad social que nos compete a todos. Ojalá, entonces, que el programa sirva para desestigmatizar el consumo, y que se entienda que la droga no la consumen solo los de clases bajas.

- Diste clínicas sobre el tema de las adicciones en 2019, recorriste el país. Ahora, creaste “Seres libres”: ¿ayudar es una forma de curar viejas heridas?

- El adicto tiene mucho dolor en el corazón y en el alma. Los lugares en los que estuvimos, los infiernos en los que nos hemos involucrado, que tomaron posesión absoluta de nosotros, están ahí: es un recuerdo triste, pero también un motor para no volver ahí. Una de las cosas que aprendí en mi recuperación es que sólo podemos conservar lo que tenemos si lo compartimos con otros: en este mundo de tanta posesión es el polo opuesto. Estamos acostumbrados a pensar el contagio desde el mal, pero también se puede contagiar esperanza, luz, amor: esto también es parte de cambiar el paradigma.

ADICCIÓN Y DESPUÉS

La historia de Gastón Pauls con las drogas comenzó en la adolescencia: primero alcohol, luego marihuana y cocaína, que siguió consumiendo hasta los 36. Una noche, tras varias veladas de insomnio, sintió que se moría. No era religioso, cuenta, pero le pidió a Dios que lo sacara de allí, que solo no podía. Ese pedido de ayuda fue el primer paso.

“Esto es simple, yo lo digo todo el tiempo: se están muriendo pibes de ocho años por pasta base. ¿Cuánto más queremos esperar como sociedad para pegar un volantazo real, tener una reacción de verdad, que tenga que ver con el amor?”

 

- Hoy, tras trece años de sobriedad, se te nota en otro lugar. Hablás con gran claridad de tus adicciones, cuando justamente lo que le falta al adicto es claridad, para buscar una salida, para pedir ayuda. ¿Cómo se dio ese clic para cambiar?

- Reconociendo mi derrota: en un sistema, mundial, que te invita a ser siempre exitoso y triunfador, que invita a los niños a seguir jugando a un juego perverso como el juego de la silla, que es saber cómo dejar a uno afuera para ganar nosotros, saber cómo cagar al otro, dejarlo afuera y que se caiga, en lugar de aprender cómo aprender a hacer lugar, y que gane el que más lugar hace; en ese sistema que propone éxito todo el mundo, fue un inmenso desafío declararme derrotado. Yo me declaré derrotado, derrotado por el consumo, por la oscuridad, por mi enfermedad. Y de esa derrota vino la esperanza.

- ¿Qué perdiste durante esos años de adicción, y qué pudiste recuperar?

- Creo que lo que perdí fue tiempo. Y momentos. Abrazos. Caricias. Porque el adicto termina solo, siempre: no puede abrazar a nadie, recibir amor de nadie. Eso es lo más importante que perdés. Y lo que gané ahora es vida, abrazos de mis hijos, poder mirarlos y que sepan que su padre, gracias a Dios antes de que nacieran, se hizo mal, pero pudo dejar, que hoy elige otro camino. Eso es lo más lindo: mirar a mis hijos y al mundo a los ojos, cuando el adicto termina bajando siempre la cabeza.

“Este programa es el resultado de un montón de cosas que tienen que ver con mi vida, de la soledad, de la oscuridad, del dolor, de la desesperación que viví durante un montón de años”

 

- Ha sido una época de miedo, de incertidumbre, de encierro… ¿Cómo venís llevando la pandemia? ¿Cómo creés que le está yendo a otras personas con adicciones?

- Yo la llevé con todos los subibajas emocionales, que supongo que nos ocurrieron a todos, evaluando qué estuve haciendo, qué quiero hacer… Pero la llevo. Hay momentos mejores y momentos peores, pero la llevo. Pero no me puedo olvidar: por eso el programa es urgente en ese sentido. Hay mucha gente consumiendo, el consumo se elevó un 80%, la cantidad de llamados a los centros de asistencia al suicidio subieron un 100%, y esto habla de una desesperación absoluta, de un vacío inmenso. Creo que este mundo, tan ciego a tantas cosas, está hoy muy preocupado por una pandemia, pero hay una pandemia que lleva décadas, que es la adicción, que se cobra muchísimas más vidas que el COVID.

LAS BÚSQUEDAS

“Seres libres”, que tendrá entrevistas con Fabiana Cantilo, Juanse, Andrea Rincón, Toti Ciliberto, Leo García, entre otros (además de una serie de informes en exteriores con adictos en recuperación) no es el primer programa en el que Pauls se pone el traje de conductor. Tampoco, el primero en que hurga en diferentes infiernos personales y sociales, ligados a problemáticas sociales: el actor fue parte de “Ser urbano” (2003), “Humanos en el camino” (2005), “Pecados capitales” (2007) y “Mejor hablar de ciertas cosas” (2008), programas también dedicados a romper silencios establecidos en torno a diveros problemas.

- Has hecho varios programas relacionados a causas sociales que representan un cambio de ritmo, y un desafío, en tu vida de actor. ¿Por qué asumir esos riesgos?

- Me parece que el artista, más allá de crear, está hablando del alma humana. Hay una frase de Fito, de “Al lado del camino”, que me encanta: “No vine a divertir a tu familia mientras el mundo se cae a pedazos”. Y me parece que el mundo se está cayendo a pedazos en varios lugares… Y una de las posibilidades que tiene el arte, o más que el arte, la expresión, para no ser tan pomposo, es expresar lo que pasa, lo que está ocurriendo y no se dice.

- ¿Desde esa inquietud que tenés, esa necesidad de expresarte de diferentes maneras, se explica que muy joven, después del éxito de “Montaña Rusa”, buscaras desmarcarte, te fueras para el cine? ¿Te considerás un artista que está siempre en la búsqueda?

- Vuelvo a Fito: en “Ambar violeta” dice “uno está buscando y perdiendo certezas”. La inquietud tiene que ver con eso: encontrar una certeza y desprenderse, perderse para volver a encontrarse, ir por otro lado. Si no, a los cuatro años de vida tendríamos todas las respuestas. A veces te va bien, a veces te va mal. Pero el desafío me parece interesante, y ojalá pueda seguir haciéndolo.

- Hablando de dudas y certezas, y trayendo a colación tus palabras sobre el rol de los medios, la tele salió a “matarte” cuando apareciste en un documental sobre el terraplanismo, donde te permitías dudar. ¿Es difícil vivir en un medio que parece que siempre está esperando para fagocitar a sus estrellas?

- Es interesante. Yo lo único que dije en ese documental es que quiero dudar, descubrir yo las respuestas. Estaba hablando ampliamente del concepto de la duda y la búsqueda, no específicamente sobre el terraplanismo o la forma de la Tierra: a lo que iba yo es hablar de cómo copiamos y pegamos, estamos en la época de copiar y pegar… La verdad, cuando veía qué periodistas me pegaron, pensaba: “Qué bueno. Qué bueno. Qué emoción pensar que esos están del otro lado”. Porque esos son los que no dudan, los que copian y pegan, copian y pegan un sobre, copian y pegan cualquier información al mejor postor.

 

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