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Toda la semana |ENTRE EL ANÁLISIS ECONÓMICO Y EL SOCIAL

Clase media argentina: se extingue pero la mayoría dice que aún pertenece a ella

Datos sobre ingresos y poder adquisitivo muestran que crece la pobreza y se reduce este valorado estrato social, aunque un 85% de la población sigue sintiéndose parte él

Clase media argentina: se extingue pero la mayoría dice que aún pertenece a ella

Durante este año se vieron en la ciudad largas filas de búsqueda laboral / Archivo

21 de Noviembre de 2021 | 09:19
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La clase media, que por décadas distinguió a la Argentina del resto de América latina, ya no es lo que era. Si lo que una combinación de ingresos aceptable y la formación educativa de primer nivel permitieron el desarrollo de ese sector socioeconómico durante la segunda mitad del siglo XX, el comienzo del XXI mostró que la movilidad social ascendente que era uno de los motores del país está desapareciendo o al menos, en una profunda crisis.

La clase media llegó a representar más del 80 por ciento de la población durante la década del `70. Eso posibilitó a la Argentina diferenciarse de otras naciones de la región. Aunque desde distintos lugares del mundo se sigue destacando el capital intelectual que, aunque diezmado por las crisis, continúa teniendo la Argentina, el estatus económico juega muy en contra.

1,7 millones de argentinos dejaron de pertenecer a la clase media durante 2020

 

Un estudio realizado por el Banco Mundial hace unos meses indicó que durante 2020 1,7 millones de argentinos dejaron de pertenecer a ese nivel de clasificación social en nuestro país.

El trabajo precisó que antes de la crisis sanitaria, el 51 por ciento de la población era considerada de clase media, mientras que el efecto económico del coronavirus y las medidas de aislamiento social redujo ese porcentaje a cerca del 45 por ciento. El informe del Banco Mundial, titulado “El lento ascenso y súbita caída de la clase media en América Latina y el Caribe”, destacó el efecto de la pandemia en el nivel de vida de los países de la región.

La pobreza aumenta con la caída de la clase media

¿Las causas? Varias, pero todas relacionadas a los problemas económicos que viene arrastrando Argentina desde hace algunos años, además de la pandemia: inflación, recesión y desocupación.

Algunos analistas indican que entre 2011 y 2012 la tasa de pobreza en el país bajó del 28 por ciento al 25 por ciento aproximadamente. Luego, desde ese periodo a la actualidad, la tasa comenzó a elevarse nuevamente y alcanzó 15 puntos porcentuales extra a los 25 que ya tenía de base. Esta cifra equivale a más de seis millones de habitantes que cayeron en la pobreza en estos últimos 10 años.

Se estima que en la estructura social argentina, hay un 25 por ciento de clase media alta. Dentro de este porcentaje hay un 5 por ciento que es alta y son empresarios, accionistas, familias adineradas que a pesar de las crisis económicas no ven afectado su capital, y están en cierta fase de salida porque mandan a sus hijos al exterior.

La clase media tradicional, por así decirlo, estaría compuesta por un 40 por ciento bastante heterogéneo, que se caracteriza por dos fenómenos. Por un lado está el sector que se empobrece pero sobrevive: no puede mantener la medicina prepaga, deben cambiar a sus hijos de la escuela privada a la pública, tienen que suspender viajes o vacaciones y ya no tiene capacidad de ahorro.

La educación pública pareciera ser la característica sobreviviente que unifica a la clase media

Por otro lado, están quienes ya tuvieron que hacer el ajuste con las crisis vividas en los últimos 10 o 15 años. Este segmento es el que está cayendo en la pobreza porque es el más afectado por la pérdida de los ingresos, la inflación alta y los salarios bajos.

Según datos del INDEC y del sector privado, se estima que tras la pandemia sólo 20 millones de argentinos, sobre una población que supera los 45 millones, puede considerarse de clase media.

Y, además de los 2 millones que ya salieron de la pirámide, se estima que otros 2 millones hoy están en riesgo de bajar un escalón y caer en la pobreza, medidos por nivel de ingresos.

A pesar de ese retroceso, distintos estudios destacan que la clase media argentina mantiene su aspiración de progreso, una de cuyas expresiones más tangibles es el intento de que los hijos vayan a la universidad, por ejemplo.

El trabajo, el sueño de la casa propia, la movilidad social ascendente, el auto renovado cada tres o cuatro años, y el mérito, siguen siendo aspectos centrales reivindicados por esa clase media.

Un estudio del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la UBA arrojó que el 85 por ciento de los argentinos consultados dice “sentirse parte de la clase media”.

“El 85 por ciento de los argentinos dice sentirse parte de la clase media”

 

El dato no cierra con las estadísticas económicas, que reflejan que cuatro de cada diez están en la pobreza. Pero sí indica que, a pesar de la debacle socioeconómica, una buena parte de los argentinos no se resigna a dejar de aspirar a mejorar su calidad de vida.

MUCHO MÁS QUE EL SUELDO

“La clase media tiene una circulación social muy amplia, pero la palabra a veces tiene un sentido muy limitado cuando se la reduce al sueldo que gana una persona. El sentido de este estrato social en Argentina tiene que ver con la educación e ideologías”, dice el historiador Enrique Garguín Historiador, investigador y autor, junto a Sergio Visacovsky, de “Argentina y sus clases medias, Panoramas de la investigación empírica en ciencias sociales”.

Salir a comer, un lujo en estos riempos. La pérdida de poder adquisitivo golpea fuerte a los salarios medios

“Así, el dato económico se toma como único indicador y se toma eso para pensar a una sociedad que se empobrece en base al dólar. Pero hablar de eso en Argentina con nuestras costumbres y fluctuaciones económicas, es difícil”, destaca el historiador y aclara que la idea de una “Clase media” surge en Francia e Inglaterra en el siglo XVIII, y estaba compuesta por clases empresariales.

Para este analista, esto puede tener un impacto en el mediano plazo, “pero cambios sociales no tienen que ver con el día a día. Para que cambie la clase media tiene que pasar mucho tiempo porque tienen que haber varias modificaciones: materiales, educacionales, culturales”.

“Ganar más dinero no implica necesariamente haber pasado de una clase a otra”

 

“Lo que hemos empezado a notar hace unos años es que hay mucho silencio sobre el tema. Se hablaba antes de una sociedad bipolar que incluía sectores medios que trataban de acercarse a la elite. Los docentes, por ejemplo, que buscaban ser reconocidos como intelectuales. Por eso no está del todo bueno hablar de clase media en la primera mitad del siglo XX en Argentina. Para que haya una identidad de clase media, fue fundamental el peronismo que rompió con la idea del pueblo argentino de origen inmigratorio extranjero. En aquel momento, para diferenciarse del “pueblo trabajador peronista”, surgió la idea de clase media. Fue una cuestión más política para diferenciarse del peronismo. Después de la caída del peronismo, no cabe duda que hay un sector que se fundó como la clase media más estructural y ahora, cuando se dice que Argentina era un país de clase media, se refiere a que era uno de los países menos desiguales de América Latina”.

Garguín destaca otro rasgo de la clase media nacional: “es la idea de estar en el medio, de moderación, tiene una carga valorativa positiva en general ¿Por qué tanta gente se cree de clase media si los datos económicos no lo refleja?. Suena atractivo ser de clase media, no ser pobre ni ignorante y estar más cerca de los consumos accesos de la clase alta. Hay que tomar esa aspiración en serio porque no sólo tiene que ver con el dinero, hay gente rica que se considera de clase media y existen teorías que indican que los docentes serían clase alta por su posición académica. No hay una sola definición y a eso se le debe sumar que la gente se define a sí misma muchas veces. Normalmente, en los momentos de crisis es cuando uno más se interroga acerca de quién es. Eso se dio con fuerza durante el peronismo, y en cada ciclo económicos de Argentina. Hoy volvemos nuevamente a pensar la pluralidad de la clase media. En el 2001 fue clave, se diluyó una característica para fundirse en otra mayor. La gente estaba en al calle como pueblo reclamando y no le importaba ser de alguna clase. La idea es confluir en un conglomerado más inclusivo”.

Los consumos culturales son aprte de la definicón de clase media

CONCEPTO HEREDADO

El historiador del Conicet Ezequiel Adamovsky se dedica a estudiar la conformación y evolución de la clase media argentina durante el siglo XX. Sobre los alcances del informe del Banco Mundial y su relación con la actualidad y la historia nacional hace su análisis: “No creo que hoy exista una clase media como tal, no observo que ese sector de la población se agrupe como clase y que tenga características más o menos compartidas. Hay muchas de las características que a priori uno asume como típicas de la clase media, que hoy no existen o están repartidas entre distintos sectores sociales. Creo que utilizamos la noción de clase media que heredamos de otra época pero en verdad no hay correlato empírico de esto”.

“No es que se haya diluido la clase media: como identidad sigue siendo muy poderosa. Pero ciertamente la década del ‘90 significó una fragmentación muy grande de la sociedad argentina en todos sus estratos sociales. Se produjo un gran quiebre en el mundo de los sectores medios, parte de ellos se vieron empobrecidos y otros beneficiados. A partir de eso las características de todo lo relativo a la vida cotidiana también se vio fragmentado, incluso los consumos culturales y los valores de esos sectores”, opina.

“Ser de clase media es una idea de moderación, tiene una carga valorativa positiva”

 

Para este investigador, el informe del Banco Mundial es “un estudio de cómo han variado los ingresos en distintos países de América Latina, no analiza cómo se forman o se modifican las clases sociales. Me parece confuso el hecho de que presenten como un crecimiento de la clase media datos que en términos estrictamente empíricos muestran que la gente tiene más plata en el bolsillo. Eso no indica directamente pertenencia o no a una clase: ganar más no implica necesariamente haber pasado de una clase a otra”.

Las estadísticas económicas golpean a la clase media y el acceso público y gratuito a la educación -no menos en crisis- es casi lo único que mantiene a sus integrantes en ella. Complejo, heterogéneo y amplísimo, un estrato social que pareciera tener más peso en lo identitario que en el bolsillo.

 

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