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Información General |Por la pandemia

La mitad de los menores de 6 años, con alteraciones en la alimentación

Es una de las principales conclusiones de un informe presentado por Unicef. También detectaron más problemas del sueño

La mitad de los menores de 6 años, con alteraciones en la alimentación

La pandemia también afectó el sueño y la comunicación de los más chicos

1 de Diciembre de 2021 | 03:02
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Casi la mitad de los niños y niñas menores de 6 años en la Argentina sufren alteraciones en el sueño y en sus conductas de alimentación, desde que comenzó la pandemia por coronavirus, según un informe presentado ayer por Unicef que afirma, además, que uno de cada cuatro menores también manifiesta problemas de comunicación.

La “5ta. Encuesta Rápida de Impacto por Covid”, realizada entre el 8 de octubre y el 3 de noviembre pasado, muestra que persiste un impacto negativo de la pandemia y su consecuente aislamiento en la primera infancia.

En este sentido, el informe presentado ayer de manera virtual afirmó que el 50% de los niños y niñas de 0 a 6 años muestran “alteraciones con las comidas”; el 42% “alteraciones con el sueño” y el 24% “problemas de comunicación”, estos datos son superiores a los que se relevaron en octubre de 2020 que ubicaba a los porcentajes en 43, 42 y 15%, respectivamente.

“La primera infancia es el grupo poblacional que registra más dificultades de recuperación frente a los efectos del Covid-19”, advirtió Luisa Brumana, representante de Unicef Argentina. Pese a que el momento epidemiológico permite más flexibilidad en los mecanismos de prevención y habilita, por ejemplo, actividades educativas y recreativas presenciales, hay secuelas que persisten.

“Manifestaciones de estrés, situaciones de cuidado inadecuado, deterioro en la economía del hogar y en la alimentación”, enumeró la especialista y remarcó que “la mayor vulnerabilidad se evidencia desde el nacimiento y hasta los 6 años, aún más en hogares vulnerables y con jefatura femenina”.

El sondeo, que se realizó en hogares con niños, niñas y adolescentes del país, muestra un significativo aumento en las formas inadecuadas de cuidado de los más pequeños, ya que un 8% de ellos se queda a cargo de un hermano o hermana menor de 18 años y el 12% queda solo, esta cifra duplica la que se registraba en octubre de 2020.

Por otra parte, el informe mostró una mejora en situación de los y las adolescentes: más del 90% de los jóvenes entrevistados dijo “estar contento de volver a la escuela y de reencontrarse con sus compañeros”, mientras que el 84% está más motivado para el estudio.

Otro factor que incidía en los y las adolescentes era el miedo al contagio. Sin embargo, esta percepción bajó fuertemente entre mayo y octubre últimos (del 41 al 19%), al igual que las “percepciones de depresión, angustia y miedo”.

Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Derechos de Unicef, a cargo de la presentación de los datos obtenidos remarcó que en esta nueva medición se “incorporaron nuevas preguntas en relación con la violencia y el abuso”.

Un 1% de las mujeres encuestadas (40.200 personas) declaró haber sufrido algún tipo de abuso sexual en los últimos seis meses, mientras que 360 mil mujeres aproximadamente padecieron violencia de género, advierte la encuesta.

La investigación indagó sobre la situación del trabajo, ingresos y endeudamiento de las familias con niños, niñas y adolescentes, además de las transferencias sociales que reciben estos hogares, de acuerdo con los resultados, un 50% de las personas adultas vivió alguna situación de inestabilidad laboral desde el inicio de la pandemia, porcentaje que aumenta al 60% cuando el análisis se centra en las mujeres.

A raíz de esta situación, el 62% de estos hogares se enfrenta a reducciones en sus ingresos.

“Es el porcentaje más elevado de la serie que comenzó a medirse en abril de 2020. Además, este indicador muestra fuertes desigualdades: aumenta al 84 por ciento en situaciones de mayor vulnerabilidad y al 71% en hogares numerosos”, indicó Waisgrais.

El 27% de los hogares mantiene al menos una deuda y en casi 4 de cada 10, se dejó de comprar algún alimento por no tener dinero. Ante esta situación, el 23,5% de los y las adolescentes trabaja y 11% dijo buscar empleo.

Del total de los y las adolescentes que forman parte del mercado laboral, el 71% ingresó durante la cuarentena.

En materia de políticas de protección de ingresos, el porcentaje de hogares que recibe la Tarjeta Alimentar y otros apoyos alimentarios se incrementó del 18 al 48% entre abril de 2020 y octubre de 2021, advirtió el informe y detalló que “en la actualidad, 6 de cada 10 son alcanzados por alguna medida de protección de ingresos (Asignación Universal por Hijo, Alimentar, Potenciar)”.

“El soporte de estas medidas económicas y sociales es contundente: el 90% de los hogares considera que son necesarias”, concluyó Waisgrais.

Pese a este incremento se manifiestan “deterioros en el poder adquisitivo” y es que el 50% de los encuestados afirmó que estas medidas de protección “son escasas” y el 76% de aquellos que reciben la AUH, aseguró que “les alcanza para cubrir menos de la mitad de los gastos en alimentos, bebidas, ropa y zapatillas”.

Mirada platense

Celeste Furlotti es nutricionista de los centros CONIN de Ringuelet y Los Hornos, que trabajan con familias vulnerables y destaca que las rutinas, tanto alimentarias como del sueño, representaban un problema desde antes de la pandemia para los chicos de los barrios vulnerables.

“La pérdida de hábitos, rutinas y horarios relacionados con la alimentación, es un problema permanente en los barrios. No se si se acrecentó durante la pandemia. Es una problemática habitual, porque hay muchas mamás y papás que no tienen trabajo y eso altera la rutina de la casa”, dice Furlotti.

Natalia Argüello, también nutricionista de los centros CONIN opina que “no noto un cambio por la pandemia. Los malos hábitos que hay son los mismos que había antes. Incluso al empezar la pandemia, con las familias en la casa, que cocinaban más hubo hábitos que mejoraron un poquito. Con las aperturas volvieron los mismos inconvenientes de antes”.

Por su parte, la licenciada en psicopedagogía Judith Renna destacó que con la pandemia se incrementó mucho el uso de las pantallas, lo que repercutió negativamente sobre los hábitos alimentarios, los horarios del sueño, al manejo del lenguaje y las habilidades sociales de los chicos.

 

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La pandemia también afectó el sueño y la comunicación de los más chicos

“En los barrios vulnerables, la alteración de las rutinas, tanto alimentarias como del sueño, representan un problema permanente que repercute negativamente en los chicos” Celeste Furlotti Nutricionista CONIN

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