
La hora de los frentes: vence el plazo para anotar los acuerdos
La hora de los frentes: vence el plazo para anotar los acuerdos
VIDEO. “Yo no fui”, ¿y ahora?: el acusado del crimen de Mieres negó todo
La furia importadora, de abrigo: ni las camperas más baratas hacen la caja
Conmoción en La Plata: un nene de 7 años murió en un incendio
Uno por uno, los clubes de barrio de La Plata que celebran el 9 de Julio con platos patrios y baile
Gimnasia suma un central: la radiografía de Leonel Mosevich, el reemplazante de Morales
VIDEO Y FOTOS.- ¡No se ve nada! Otra vez la niebla cubre a La Plata: hasta cuándo sigue el fenómeno
El Suple de Fútbol Infantil Femenino, hoy gratis con EL DIA: fotos, resultados y más
Así funciona La Plata este feriado: recolección de residuos, estacionamiento medido, micros y más
La Plata tendrá Tedeum por la Independencia en la Catedral: a qué hora será
Oportunidad para vender su auto usado publicando GRATIS sábado y domingo
Investigan un caso de “sextorsión” en La Plata contra un adolescente de 13 años
VIDEO. Gracias a sus vecinos de la escuela puede pasear en bici por el barrio
Un hombre murió al ser succionado por el motor de un avión en Italia
Los números de la suerte del miércoles 9 de julio de 2025, según el signo del zodíaco
Hoy no funciona el servicio de trenes La Plata-Constitución: los motivos
Confirman que nada impide que Cristina use la tobillera electrónica
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
Alejandro Castañeda
Alejandro Castañeda
Estamos llegando al final de otros doce meses malditos. Con lo poco que nos queda. Un calendario exhausto y cambiante nos mantuvo alertas y temerosos. Sólo cuarenta y seis muñecos se animarán a incendiarse para despedir un año que se pasó ardiendo. Las últimas cifras de contagios pusieron en duda la venturosa fama de Papa Noel. El vendaval del Covid-19 sigue allí, grandioso y orondo, dándose el lujo de avanzar o retroceder. El virus crece, muta, se disfraza, acecha de manera despiadada a un Mundo que de pronto se encontró ante un enemigo por ahora invencible.
A las puertas de un nuevo año, reviven los riesgos y las ilusiones. Aquella normalidad de antaño es pura nostalgia, lo que nos espera, en el mejor de los casos -dicen los epidemiólogos- es un vivir menos apremiante pero igualmente limitante, que nos dejará para siempre la mala noticia de que la proximidad enferma y que el otro es como un guardaespaldas que nos acompaña y también transmite peligro.
Estamos cansados. Ya no se trata de cambios drásticos capaces de hacer surgir lo impensado, sino de poder hacerle frente a un contrincante silencioso, mortal y persistente que nos ronda y no parece dispuesto a dejarnos en paz. Ya no apostamos a poder volver a lo que fuimos, sino a irnos acostumbrando a un estado de excepción indefinido.
Fue otro año perdido. El mundo continuó en pausa. Los cuarenta y seis muñecos barriales hoy están más impacientes que nunca. Quieren convertir en cenizas un año que se nos fue entre alcoholes, aforos y distancias. Por eso las quemas van a sonar más a exorcismo que a celebración. Fueron doce meses de lavados y barbijos, de manos vacías y caricias en cuenta gotas, de vacunas esperadas y consuelos renovados. Otro año con poco abrazo y mucho protocolo.
El cuerpo, eso sí, ha recobrado su lugar primordial. Aquello de que lo esencial es invisible a los ojos, se ha hecho a un lado. Hoy, lo esencial es salvar la ropa, como sea. Por allí penetra el virus, pero también los antídotos. Por el cuerpo tomamos distancias, sacrificamos abrazos, nos atamos a una supervivencia de pura lejanía y seguimos de cerca hasta el mínimo aviso que envía. El ser humano lo ha vuelto a sentir como termómetro infalible. Nos recordó que nos tenemos que adaptar a la servidumbre de un cuerpo que, sobre la marcha, está inventando un modo distinto de cuidarse y cuidar al otro. Una nueva corporalidad reina sobre esta tierra que ahora vuelve a estar en pausa y afligida.
Por temor a un nueva ola hay que regular las aproximaciones en un diciembre cargado de regalos y miedo. El amor ha tenido que acomodarse a un nuevo equilibrio entre el deseo y la prudencia. Ahora, la emoción y el espíritu se han tomado un descanso para que el cuerpo sea el protagonista de una lucha que lo tiene como víctima y soldado.
LE PUEDE INTERESAR
“Un año con poca protesta política y poco virus, pero muchos personajes”
LE PUEDE INTERESAR
“En el apuro de los últimos días, todas las tareas son importantes”
Hemos pasado del estado de alerta al estado de fatiga pandémica, una mezcla de agotamiento, desánimo y malestar. Es una nueva situación mucho más difícil de gestionar. El virus nos va desgastando de a poco, a ritmo variado. Paradójicamente, la epidemia y sus distancias impuestas han favorecido una forma de unión menos presencial pero más solidaria.
El alejamiento forzoso ha impulsado la creación de grupos de apoyo, nos llamamos más porque estamos más interesados en los otros. Queremos oír sus voces, queremos cuidar más, y también sentirnos cuidados. Queremos saber de los demás porque nunca como ahora nos sentimos tan íntimamente ligados al destino del prójimo. La epidemia nos ha hermanado en el miedo, la incertidumbre y la esperanza.
“¡Simplicidad, simplicidad, simplicidad! Que vuestros asuntos sean dos o tres, y no cien mil”, escribió el filósofo Henry David Thoreau en Walden. La distancia nos obliga a elegir y descartar a quién vemos, y nos aleja de distracciones sociales. La vida nos apura y estamos obligados a privilegiar cada encuentro y cada minuto. Lo superfluo se hace a un lado para poder llenar de vida este transcurrir tan azaroso y frágil. El 22 está llegando y nadie sabe que traerá. Pero hay que recibirlo con la mayor ilusión y el mejor ánimo. Como decía Pina Bausch: “Bailemos, bailemos, o estamos perdidos”.
Por temor a la nueva ola hay que regular las aproximaciones en un diciembre cargado de regalos y miedo
Sólo cuarenta y seis muñecos se incendiarán para despedir un año que se pasó ardiendo
ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES
HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS
Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales
¿Ya tiene suscripción? Ingresar
Full Promocional mensual
$670/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6280
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Acceso a la versión PDF
Beneficios Club El Día
Básico Promocional mensual
$515/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $4065
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Diario El Día de La Plata, fundado el 2 de Marzo de 1884.
© 2025 El Día SA - Todos los derechos reservados.
Registro DNDA Nº RL-2024-69526764-APN-DNDA#MJ Propietario El Día SAICYF. Edición Nro. 6986 Director: Raúl Kraiselburd. Diag. 80 Nro. 815 - La Plata - Pcia. de Bs. As.
Bienvenido
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
Bienvenido
Estimado lector, con sólo registrarse tendrá acceso a 80 artículos por mes en forma gratuita. Para más información haga clic aquí
DATOS PERSONALES
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
¿Querés recibir notificaciones de alertas?
Para comentar suscribite haciendo click aquí