El fútbol no puede mirar para el costado

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Por CÉSAR VEIGA

cveiga@eldia.com

La muerte de un futbolista en circunstancias como la de Santiago (”Morro”) García deja ver en toda su dimensión la otra cara de una realidad salvaje como pocas, que de tanto en tanto se proyecta en episodios extremos que encienden todas las alarmas en un ámbito donde el protagonista central, eje de un espectáculo que mueve millones desde lo económico y a multitudes en lo que a pasión se refiere, cuando la pelota deja de rodar y los micrófonos se apagan, son parte de un mundo donde la competencia, a todo nivel, los puede hundir en una realidad difícil de superar.

El goleador uruguayo de Godoy Cruz no fue un jugador más, porque así como adentro de la cancha resolvía jugadas con la categoría propia de un crack, afuera no respondía en los mismos parámetros que el resto. Los cruces con cada DT que pasó por el equipo mendocino se sucedieron, hasta desembocar en los últimos tiempos en una relación jugador-club de características terminales. Con el presidente José Mansur poniéndole punto final al vínculo en términos que bien pudieron motorizar la trágica decisión.

“La decisión del club es que el Morro García no siga en la institución. Fueron cuatro los equipos que llamaron por él y les dimos directamente el teléfono del jugador... Su ciclo está terminado. Necesitamos líderes positivos. Hemos tenido líderes negativos. Tuvimos problemas complejos y no los pudimos resolver. Ahora lo vamos a resolver. Vos no podés ser un líder y no ir al gimnasio, estar en rojo con todas las mediciones. Hay una situación de jugadores que profesionalmente no han cumplido, si no cumplen no pueden estar”, manifestó el titular de Godoy Cruz.

En medio de este conflicto, al Morro se le detectó un cuadro de COVID por el cual debió aislarse hasta el martes. Desde entonces, los mensajes que se le enviaron no tuvieron respuesta y llamó la atención de compañeros suyos que habían viajado a Buenos Aires para realizar una serie de ensayos de pretemporada. La noticia de ayer los golpeó con fuerza. “Era un tipazo”, coincidieron quienes tuvieron trato con él y jamás sospecharon de algo como lo que sucedió.

“Nosotros no somos robots, no somos maquinitas, también nos pasan cosas. Que como le influyen a ustedes, nos influyen a nosotros. Eso hace que el rendimiento dentro del campo de juego no sea el óptimo. Gracias a Dios me pude ir superando de a poco, apoyándome en mi familia, amigos, compañeros y entrenadores de turno. A veces son cosas que no se saben, pero cuando uno las vive adentro se da cuenta. Todo tiene un por qué en la vida. No lo tomo como excusa de mi bajo rendimiento”, había confesado Morro en charla con Radio Nihuil.

“He pasado millones de cosas y no me han repercutido tanto. Esta última sí. No es excusa. Te pongo un ejemplo: llegas a tu casa, tenés amigos, familia y a veces no te levantas de buen humor. Es normal...”, agregó el goleador que era evidente no estaba en buena condición física, sufría tener lejos a su hija, en Uruguay con la madre, y su estado anímico lo había llevado a buscar una salida con un tratamiento psiquiátrico.

De todos modos, repasando declaraciones suyas, detalles de su paso por Atlético Paranaense, en 2011, fueron más que elocuentes para empezar a entender su decisión final: “Hubo un momento en el que pensé en dejar de jugar al fútbol. A punto tal que un día mi hermano abrió la puerta y vio la manera en que estaba viviendo. No prendía la luz de mi casa, estaba totalmente deprimido. No quería jugar más al fútbol. Había muchas situaciones que me sobrepasaron”.

Santiago García no es la primera víctima del costado oscuro del fútbol en particular y del deporte profesional en general, y probablemente tampoco será la última. El éxito, la fama, el futuro, la soledad, la desocupación... Momentos que el mundo del fútbol no puede resolver en toda su magnitud, más allá de las reacciones posteriores a episodios como el actual, que por ejemplo se escucharon en abril de 2019 en oportunidad del suicidio de Julio César Toresani, en este caso un ex futbolista, cuando Futbolistas Arg. Agremiados y la AFA, por citar dos organismos, prometieron actuar para que no se repitieran.

El mensaje con el cual Godoy Cruz de Mendoza, la institución de la cual el Morro llegó a ser ídolo, lo despidió en la víspera, plantea mejor que nada los matices de este mundo tan especial que es el del fútbol: “Fuiste héroe, fuiste goleador, fuiste amigo y familia, fuiste todo lo que una persona desea ser cuando agarra una pelota, hoy te toca ser eterno e infinito para todos nosotros... Muchas gracias por tanto Morro, gracias por tantas alegrías al pueblo tombino. Que en paz descanses”, escribió el club en sus redes. Si, el mismo que poco antes, a través de su presidente, lo había apartado del plantel y le había adelantado que su ciclo estaba cumplido.

 

 

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