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La emblemática obra de Joseph Conrad vuelve a nuestro país en una edición reactualizada a cargo del traductor Jorge Fondebrider
Joseph Conrad nació en Polonia y adoptó el inglés como su lengua / web
“Corazón de las tinieblas”, la obra más conocida de Joseph Conrad donde expone los dilemas morales del imperialismo colonial en el Congo, se publica en Argentina en una edición anotada del traductor Jorge Fondebrider que repone una lectura contextualizada de la obra y resignifica la vigencia de un clásico cuyos ecos llegan al presente.
De un poderoso valor testimonial al filo de siglo XIX y principios del XX que expuso la trama del colonialismo desde la perspectiva de un hombre europeo sensibilizado frente a lo que veía, la obra de Conrad se publicó primero a modo de entregas en la revista Blackwood’s Edinburg en el año 1898 y en 1902 se editó como libro bajo el título “Heart of Darkness”, que leyeron autores como Virginia Woolf, William Faulkner, Ernest Hemingway, Italo Calvino y Jorge Luis Borges.
Teodor Konrad Korzeniowski nació en 1857 en territorio polaco al norte de Ucrania y en 1886 se nacionalizó británico con un nombre que quedó escrito en el universo literario de los clásicos: Joseph Conrad. Huérfano desde muy chico, quedó a cargo de un tío a quien acompañó en viajes por Europa. A los 17 inició una carrera de marino mercante que si en un principio poco parece tener que ver con la vida de escritor, mucho lo tiene con esta novela o cuento largo, cuyo relato transcurre navegando entre aguas, orillas y selvas.
Inspirado en su propio viaje al Congo en 1890, Conrad arma el relato en capas, a partir de dos narradores: la voz principal es Charlie Marlow -su alter ego, dirá Jorge Fondebrider- que cuenta su travesía como miembro de la una compañía belga en su ascenso por un río de África en busca del agente Kurtz, sitio al que soñaba conocer pero no del modo que imaginaba. Allí descubrirá el tráfico de marfil, el comercio despiadado, el abuso de poder. Su moral entrará en tensión con las prácticas del imperialismo y la condición humana será examinada a través del viaje por ese territorio “que había dejado de ser un espacio en blanco de encantador misterio (...). Se había convertido en un lugar de tinieblas”, como relata de forma magnética el propio Marlow.
De la mano de Eterna Cadencia, la reedición de “Corazón de las tinieblas” pone en circulación un clásico popularizado en películas como “Apocalypse Now”, de Francis Ford Coppola, con una exquisita traducción y un plus: un trabajo de investigación que promete despertar nuevos sentidos desde una lectura contextualizada a partir de notas, aclaraciones y comentarios que acompañan la lectura de un modo perspicaz, como cuando el traductor anota: “No se deben esperar milagros: Conrad es un hombre de su tiempo y sus puntos de vista a propósito de la mujer responden a creencias victorianas”.
Al incorporar esas notas, la lectura ofrece algunas respuestas como la que se señala sobre la denominación de tinieblas. ¿De dónde salió esa forma de llamar al territorio, tan implicada desde el vamos con una adjetivación? Fondebrider cuenta que en 1876, el rey belga Leopoldo II dio un discurso donde decía: “El tema que nos convoca hoy es de los que merecen ocupar el primer lugar para los amigos de la humanidad. Abrir a la civilización la única parte del globo en la que todavía no penetró, perforar las tinieblas que envuelven a poblaciones enteras es, si me animo a decirlo, una cruzada digna de este siglo de progresos”.
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“Al traducir clásicos -cuenta Fondebrider-, lo que intento es reponer el estilo del autor en nuestra lengua. El prólogo y las notas son para mí una manera de ofrecer un valor agregado. Media más de un siglo entre la fecha de publicación de este libro y nuestra lectura actual. En consecuencia, nos faltan muchas cosas que un lector inglés de principios del siglo XX tenía y que nosotros no tenemos. Me parece que reponer esos materiales sirve para juzgar el libro desde una perspectiva más cercana a la de Conrad”.
Jorge Fondebrider
En su opinión, toda esa lectura historiada permite “no aplicarle categorías que sólo empezaron a ser importantes para nosotros muchos años después. Un ejemplo fundamental: la manera en que Conrad denuncia el colonialismo europeo es mucho más revulsiva si se considera lo que se pensaba en ese entonces que si nos limitamos a nuestra perspectiva actual sobre la cuestión”.
Fondebrider se ocupa así de retratar el clima de época que rodea al libro: racismo científico, positivismo, expansión colonial y civilización como escalafón evolutivo de la organización social y política. “Siempre que traduzco una obra clásica trato de ver qué puedo agregarle para que se justifique el trabajo –explica-. En este caso, mi objetivo fue tratar de acercar el estilo de Conrad al castellano. Y digo esto porque varias de las versiones previas responden a modas de traducción propias de otras épocas. Por caso, la versión más famosa -acaso por la reputación del traductor como escritor- es la de Sergio Pitol quien, en rigor, no traduce, sino que reescribe. Me atrevo a decir que no da cuenta del estilo de Conrad, apenas se limita a contar la historia y con muchas licencias”.
Según su investigación, “Corazón de las tinieblas” fue traducida unas 36 veces al castellano y una de esas versiones se utilizó numerosas veces. ¿Por qué, entonces, volver a traducir? “Porque en el caso de los clásicos -explica el traductor-, a medida que pasa el tiempo, sabemos más cosas sobre la obra en razón de las investigaciones que se hacen sobre ella y sobre el autor. También porque la lengua a la que se traduce cambia. El castellano de hoy en día es distinto del de hace cincuenta años: hay palabras y giros que caen en desuso y que son reemplazados por otros, y esto se da no sólo en la lengua en general, sino en todas las versiones de la lengua. La nuestra, que es la del Río de la Plata, elige ciertas palabras en lugar de otras y me parece que eso, sin alterar el sentido, ayuda a la lectura. Si en inglés tengo la palabra kettle, por ejemplo, para nosotros no es un ‘hervidor’ o una ‘tetera’, sino una ‘pava’. Aunque parezca una limitación, si pongo ‘hervidor’ o ‘tetera’ estaría distrayendo al lector argentino, uruguayo y paraguayo, y agregando un motivo de exotismo a una frase que en el original no es exótica”.
Entre las decisiones más notorias que realizó Fondebrider en esta versión fue la de descartar el artículo que popularizó el nombre del libro y las películas: El corazón de las tinieblas. “Antes de eliminar el artículo ése lo pensé mucho –cuenta-. De hecho, lo consulté con varios amigos que, además de traductores, son buenos narradores (Carlos Gamerro, Inés Garland, Andrés Ehrenhaus) y con una finísima poeta (Silvia Camerotto). La novela fue publicada por entregas en una revista y se llama ‘The Heart of Darkness’. Luego, al pasar al libro, Conrad quiso que se llamara ‘Heart of Darkness’. En castellano se suele reponer el artículo, pero me pareció que si el mismo Conrad lo había sacado, por algo habría sido.... Y, a pesar de que hay una larga tradición de que en castellano la novela se llame El corazón de las tinieblas, decidí correr el riesgo para mantener el gesto de Conrad. No sé si mi trabajo puede ser medido por ese cambio de título. Preferiría que se considerara el conjunto de mis decisiones. Estoy seguro de que mi traducción no será la última, que habrá muchas otras probablemente mejores. Por suerte siempre es así”.
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