Peces Raros: con su nuevo disco, toman distancia del “tiempo de las máquinas” y vuelven a la canción
Edición Impresa | 2 de Junio de 2021 | 02:11

El camino de Peces Raros comenzó aquí, en La Plata, en 2012, y dos años más tarde el primer álbum, “No, gracias”, mostraba una banda con tintes de rock progresivo, aires spinetteanos y espíritu indie con sintes. Sin embargo, dos años más tarde, con “Parte de un Mal Sueño”, comenzaron el paso de la canción al track, y “Anestesia”, de 2018, ya respiraba trance tecno. Sin embargo, avisa Lucio Consolo, el próximo trabajo de la banda, “Dogma”, marcará el regreso del combo a la canción.
Lanzado recientemente, “Cicuta” es el primer adelanto de ese disco por venir en el que Peces juega a alejarse de la música electrónica para interpretar distintos recursos del paisaje musical actual, intentando subyugar a la electrónica al servicio de la canción.
El single “muestra cierto cambio de eje que se viene en el disco: va a prevalecer la canción. Si bien nosotros producimos y pensamos la producción desde la música electrónica, en este disco nos acercamos mucho más a la canción”, cuenta Consolo, en diálogo con EL DIA.
“Dogma”, que saldrá “probablemente” en octubre (antes, habrá uno o dos adelantos más), es en ese sentido el intento de Peces de “alejarnos de la discoteca como idea sonora. Es un disco de canciones, donde habrá poco de ese espíritu de discoteca del trabajo anterior”.
¿Por qué? Consolo señala un cambio en la forma de producir, un “concebir la música desde otro lado”, como explicación. Aunque “siempre partimos de las canciones”, esta vez “el procedimiento esta vez fue diferente”: las canciones, trabajadas en el estudio, pasaron al primer plano, se convirtieron en el elemento ordenador, en lugar de la pista.
Es que, afirma Consolo, producir pensando en la discoteca, el trance, “implicaba dejar afuera un montón de posibilidades: la música electrónica es muy exigente en cuanto al beat, el tiempo en el que los elementos se despliegan… El tiempo de la electrónica es el tiempo de las máquinas, y las máquinas tienen otro tiempo respecto al nuestro, al de las personas”.
“Entonces”, sigue, “nos iban quedando afuera un montón de aspectos de la música, con los que off the record nosotros solemos jugar, porque escuchamos un montón de música, de artistas nuevos, de movidas nuevas, estamos en contacto con todo, y también escuchamos música que no tiene nada que ver, desde Joy Division a Chet Baker…”
Los elementos de ese paisaje sonoro de escucha diversa se mete como influencias en un disco que sin abandonar la electrónica apuesta a una miríada de texturas. Y, de paso, el regreso a la canción de la banda es acorde a los tiempos y las formas de consumo: las canciones se escuchan en burbujas de ocio cortitas, se saltea de un tema a otro, no hay tanto lugar para el efecto discoteca en la era de Spotify.
Consolo afirma que no fue un factor determinante, de todos modos: “Tenemos en cuenta las formas de consumo de la actualidad, pero no es ni lo primero ni lo único que tenemos en cuenta. Esto surge de un deseo, más que de una necesidad: del deseo de sintetizar, y de dejar de estar ligados estrictamente a la electrónica y reencontrarnos con la canción”, explica quien, durante la cuarentena, también aprovechó para lanzar algunos singles como solista. Todo, claro, mientras espera para volver a salir a tocar.
La pandemia no ha sido una traba grande para lanzar música, opina Consolo, pero sí para completar el círculo: “El problema tiene que ver con una cuestión emocional, anímica. Para nosotros el círculo se completa cuando se toca el tema en vivo y se produce ese intercambio con el público”, cuenta.
“Eso va a venir”, cierra. “Mientras tanto, la dimensión de lo público pasa en gran parte por lo virtual: el afecto toma distintas formas, y adquieran la forma que adquieran, el feedback es importante, sea virtual o presencial”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE