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Las bandas buscan el cobre, que luego se vende en chatarrerías y fundiciones. El alza del precio internacional del metal dinamizó a esta actividad clandestina y lo sufren los servicios
El precio internacional del cobre roza sus máximos históricos, a 9.382 dólares la tonelada. Los países productores del metal rojo lo extraen de las entrañas de la tierra. Pero en nuestra región hay quienes lo obtienen de una forma menos convencional: desmantelando el equipamiento urbano.
Es una modalidad que recrudece con cada crisis económica. Y en plena pandemia el alza de la cotización del cobre, que se caracteriza por ser uno de los mejores conductores de electricidad, no pasó desapercibida para los delincuentes. Así, alimentando un mercado ilegal en constante crecimiento, en los últimos meses resurgió con fuerza este método delictivo que perjudica con demasiada frecuencia a miles de usuarios. Se trata de bandas organizadas que se valen del robo y el vandalismo para obtener esta mercancía de la infraestructura instalada de las empresas de servicios de telecomunicaciones y energía eléctrica. Es un pillaje urbano similar al que en nuestra región también arrasa con manijas de bronce, luminarias led, porteros eléctricos, placas, tapas metálicas, piezas de medidores, puertas revestidas en bronce y hasta soportes de pasamanos.
Se cuentan de a miles los usuarios platenses que en los últimos meses padecieron en carne propia los perjuicios del robo de cables. Tras cada ataque, en los hogares dejan de funcionar el teléfono fijo, la televisión por cable o internet, y se desconectan los equipos de monitoreo. Por eso, si bien no es un delito de los que generan miedo, sí es de los que más contrariedades ocasionan, tanto por la cantidad de vecinos damnificados como por el daño que provocan en la infraestructura.
La lista de barrios que este año se quedaron sin telefonía fija por esta modalidad vandálica es interminable: City Bell (en 476 y 31 y en 447 entre 26 y 27), Barrio Aeropuerto (3 bis y 613), Ringuelet (1 y 518), amplias zonas de Arturo Seguí, Villa Elvira, Altos de San Lorenzo, El Rincón y Meridiano V son solo algunos de los casos reportados en las últimas semanas. Ayer nomás vecinos de 165 entre 58 y 59 denunciaron que fueron víctimas del robo de cables y se quedaron sin teléfono. Y esta semana en la zona de diagonal 60 y 407 de Villa Elisa arrasaron con los tendidos.
Tan complejo es el escenario que -de acuerdo al último relevamiento difundido - solo en los primeros cuatro meses del año, en nuestra ciudad hubo más de 100 robos de cables denunciados. Se calcula que en cada hecho, son sustraídos, en promedio, unos 200 metros de cables, lo cual equivale a unos 20 kilómetros de cables robados de enero a abril, con un costo de más de 17 millones de pesos.
El dolor de cabeza es para usuarios y empresas. Hay familias que tienen que “mudarse” en horarios de estudio o trabajo a las casas de parientes o amigos, negocios que pierden todo contacto con sus clientes y otros, como remiserías, que tienen que habilitar líneas provisorias para poder seguir trabajando. Hartos de las penurias, descargan toda su bronca contra las empresas de servicios, que a su vez se sienten atrapadas en un “círculo vicioso”: reponen los cables y enseguida se los vuelven a robar.
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“La tarea (de reparación) se ve dificultada ante la recurrencia de estos actos delictivos, ya que ocurre muchas veces que cuando la compañía sustituye el tramo de tendido robado y reconecta a los clientes afectados, a los pocos días la red es nuevamente vandalizada, afectando en reiteradas ocasiones al mismo grupo de clientes”, explicaron oportunamente desde Movistar.
No es la única prestataria acorralada por esta modalidad. En la zona de ruta 36 y calle 404, en El Pato, límite entre Berazategui y La Plata, hace tiempo que el robo de cables y otros elementos que luego son vendidos en el mercado negro de la chatarra jaquean al servicio de la Cooperativa Tres Límites. Cada vez que hay un ataque, les lleva varios días reparar los daños causados, con la consiguiente suspensión de los servicios hasta poder reparar las conexiones cortadas. “Es desesperante”, plantearon en su momento autoridades de la Cooperativa que presta servicio a usuarios de La Plata, Florencio Varela y Berazategui, cuando en mayo pasado lanzaron “un llamado de auxilio porque desde enero del 2020 ya sumamos 70 robos al plantel telefónico dejando sin servicios a miles de usuarios a familias, escuelas, comercios. No se puede sostener el servicio ante semejante pérdida, la situación es desesperante”, aseguraban.
El movimiento de los precios de los metales -cobre y bronce- en los mercados internacionales impulsa las operaciones de estos grupos organizados que sacan rédito de un circuito ilegal montado para su reducción y reventa clandestina. Observadores de la dinámica de este “mercado negro” cuentan que los vándalos ubican rápidamente el metal sustraído en algunas de las chatarrerías que se dedican a la compra-venta, aunque hay quienes obtienen un mejor beneficio colocándolos directamente en fundiciones clandestinas.
Es una maquinaria con rápida disponibilidad de dinero en la que participan al menos tres eslabones bien diferenciados: primero, los que vandalizan los tendidos para conseguir el material. Son los que corren más riesgos, debido no solo a que pueden ser atrapados in fraganti sino porque operar sobre las redes, en particular las eléctricas, conlleva el riesgo de sufrir severos accidentes. Después están los encargados de las instalaciones donde se compra y almacena estos metales. Muchas veces operan como instalaciones legales pero en la práctica se nutren de materiales que obtienen del mercado negro. Por último, las fundiciones donde se separa el cobre del aislante que lo protege para su posterior comercialización.
En las chatarrerías aseguran que con la crisis económica aumentó alrededor de un 30 por ciento el número de personas que acuden para vender materiales de bronce y cobre, pero también hierro y otros objetos en desuso que pueden ser reciclados.
Las empresas dicen que es un “círculo vicioso”: reparan los daños y al otro día los vandalizan
El precio del cobro ronda los $900 por kilo, aunque las cotizaciones de la chatarra pueden variar mucho según la calidad y el tipo de cobre (entre los $500 y los $1.000 por kilo).
El cobre es un metal de referencia para la industria: versátil, durable, maleable, reciclable y de excelente conductividad eléctrica. Se usa en diversos segmentos industriales para fabricar productos como estatuas, medallas, adornos, ollas, entre otros, además de estar presente en la creación de una de las aleaciones metálicas más importantes: el bronce. La disparada de su cotización de los últimos meses tuvo que ver, según algunos analistas, con la alta demanda de vehículos eléctricos en China.
En las últimas semanas hubo en la Región algunas esporádicas detenciones, pero siempre se apunta al primer eslabón de la cadena, los más expuestos. Por caso, anteayer cuatro hombres (de 31,22, 28 y 15 años) fueron detenidos robando cables en 137 entre 625 y 626, de Arana mientras robaban cables. Les secuestraron dos sierras, pinzas, un par de arnés de escalamiento, cincuenta metros de cable telefónico y una mochila.
Ese mismo día un vecino de 446 entre 26 y 27 filmó a un sujeto que se subió a un poste para robar cables. “Es la segunda vez que la manzana se queda sin teléfono. Después del primer robo estuvimos tres meses sin teléfono y cuando lo repusieron estábamos muy contentos pero nos duró poco porque lo volvieron a robar”, contó un frentista.
Así, es la historia de nunca acabar.
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Villa Elisa, un blanco constante de los roba cables. Anteayer en diagonal 60 y 407, reparando los daños / D.Ripoll
Cables colgando en villa Elisa, después de un ataque de roba cables/ripoll
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