Las desigualdades en el mundo tecnológico

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En los 90 fue el boom de Silicon Valley, sede de muchas compañías emergentes y globales de tecnología, y el trabajo de los hombres se volcó al desarrollo de software. A la par se construyeron estereotipos de género basados en la cultura web, y la oferta de formación y tecnologías domésticas, como por ejemplo computadoras y videojuegos, se ofrecieron como una opción exclusivamente para varones. El ambiente masculinizado y el desconocimiento al trabajo de las mujeres en los inicios de la programación, fueron algunos de los factores que terminaron alejándolas de estas ciencias. Porque además de encontrarse con un ambiente masculinizado, en los espacios laborales las mujeres convivían con dinámicas que hacían difícil combinar vida personal y profesional.

“No es un tema de interés, las mujeres podemos interesarnos por cualquier disciplina, pero cómo hago para permanecer en un ambiente tan hostil; si soy la única mujer en una facultad de ciencia, en un curso de varones que hacen chistes sexistas”, se pregunta Julieta Luceri, de la Fundación Activismo Feminista Digital. “Esas son las cosas que llevan a la deserción de mujeres en el campo de las tecnologías”.

Además, la pandemia expuso y amplió desigualdades de todo tipo, incluida la de género. Según datos de la CEPAL, las mujeres retrocedieron más de 10 años en el mercado laboral de la región; y en nuestro país la tasa de desempleo alcanzó 13,5% para ellas mientras que la de los hombres llegó a 12,8%. De acuerdo con lo informado por el Indec para el primer trimestre de 2021, en mujeres jóvenes de 14 a 29 años la desocupación es mayor, de 24,9%, mientras los varones de la misma edad registran 17% de desocupados.

Frente a esta situación, las mujeres buscan medios para defenderse y en las nuevas tecnologías encuentran no solamente la posibilidad de desarrollar herramientas digitales que sean útiles a su comunidad, sino un espacio para organizarse e incorporarse a un mercado de trabajo dinámico y en plena expansión, ya que, de acuerdo a un informe del Ministerio Nacional de Producción y Trabajo, “las empresas de servicios basados en conocimiento crean empleo un 30% más rápido que el promedio de la economía”. Y, como ese sector emplea 64% de recursos humanos con formación universitaria según OPSSI (Observatorio Permanente de la Industria de Software y Servicios Informáticos de la Argentina), “se caracteriza por salarios relativamente más altos que el promedio de la economía”.

 

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