Por qué baja la natalidad en La Plata: razones de un fenómeno que excede a la pandemia

En 2020 se registró una caída del 23% en el número de nacimientos respecto a 2019 y la propensión al descenso se mantiene en 2021. Causas de una tendencia global

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¿Tener un hijo? ¿Ahora? La psicóloga platense Susana Machado García cuenta que el interrogante se plantea con frecuencia en sesiones de terapia de pareja en la Ciudad, en las que la posibilidad de ser padres surge como duda y aún como desacuerdo. Recuerda algunos casos puntuales: el de una mujer de 35 años que ante la demanda de su pareja planteaba la necesidad de postergar la maternidad por razones personales y sobre todo profesionales: terminar la carrera, completar una especialización, ubicarse laboralmente. Pero hay casos bien diferentes: aquellos en los que cualquiera de los miembros de la pareja (o los dos) entienden que no es el mejor momento en lo económico para traer un hijo al mundo, por razones de inestabilidad o incertidumbre. ¿La pandemia? Para Machado García, pesa menos: “las parejas que se plantearon tener hijos en la crisis sanitaria, los tuvieron”, dice.

Lo cierto es que la tendencia a la baja en materia de nacimientos persiste e hizo que 2020 se convirtiera en el año con menos partos desde 2010, algo que ocurrió tanto a nivel local como provincial y nacional. Y que esa tendencia se mantenga en lo que va de este año.

Según los datos que manejan en el Registro Provincial de las Personas, si en 2010 hubo en territorio bonaerense 248.173 nacimientos, en 2014 iba a producirse el pico del período considerado, con 251.934. Desde entonces y gradualmente el número comenzó a bajar, a 251.042 en 2015; 235.891 en 2016; 228.513 en 2017: 215.127 en 2018; 207.714 en 2019, hasta llegar a los 179.370 en 2020.

En La Plata, mientras tanto, en 2010 se inscribieron 15.778 nacimientos, lo que representa el año con el mayor número de registros del periodo considerado. A partir de ese momento el indicador va cayendo paulatinamente con altibajos. La caída se profundiza después de 2016 y llega a la marca más baja en 2020, con 10.010 nacimientos, un 23% menos que en 2019.

La tendencia parece mantenerse en lo que va de este año: hasta agosto la Provincia registró 120.760 nacimientos y la ciudad 6.948.

Este comportamiento de los nacimientos se observa en las maternidades tanto públicas como privadas de la Ciudad.

“Todos los meses los nacimientos registran caídas”, le dice a este diario Analía Arturi, jefa de Pediatría y Neonatología del Hospital Gutiérrez y miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría.

En ese hospital, en agosto se registraron 72 nacimientos. Habían sido 88 en julio, 90 en agosto de 2019 y 93 en agosto de 2020. Desde marzo de ese año los nacimientos no volvieron a superar el centenar mensual, algo que sí sucedió en siete de los meses de 2019.

Desde el ámbito privado, Ximena González Ibáñez, coordinadora del servicio de Obstetricia del Hospital Español indicó que “en nuestro hospital el número de partos registró una caída del 16 por ciento aproximadamente desde el año 2016 al 2018 y del 30 por ciento desde el 2018 al 2020, una reducción que acompaña a lo observado en todo el sector privado de la Provincia. En lo que va del 2021 se observa, en tanto, cierta estabilidad dentro de la baja. No ha aumentado ni bajado el número de partos con relación al año anterior”.

Para los especialistas, es temprano para saber cuánto de la caída de los nacimientos se explica por la pandemia y se muestran cautos a la hora de sacar conclusiones. Algunos creen que el impacto va a ser antes indirecto que directo y que se expresará a través de una profundización de aquellos factores económicos y sociales que empujaban los nacimientos a la baja desde antes de la crisis sanitaria.

Desde el Registro Provincial de las personas, por caso, su director, Patricio Zalabardo, explicó en su oportunidad a este diario que “se hace difícil analizar cuál es el peso de la pandemia en estos indicadores, cuando la caída ya era progresiva, tanto en la Provincia como en La Plata en los últimos años, sobre todo a partir de 2016. A partir de ese año pesan factores relacionados con las circunstancias de ese momento, como la incertidumbre económica”.

Lo que queda claro es que no se cumplió una de las previsiones que se barajaron al principio de la crisis sanitaria y la cuarentena: “algunos esperaban que la pandemia y el aislamiento provocaran una especie de ´baby boom´, una explosión de nacimientos a partir de la mayor cantidad de tiempo compartido por las parejas en las casas. Pero es una creencia popular. No estamos viendo eso, sino todo lo contrario”, dijo.

En tanto, un estudio realizado en 22 países y difundido a fines de agosto reveló fuertes caídas interanuales de la natalidad durante la pandemia, sobre todo en el sur de Europa (ver aparte).

Las razones de un fenómeno

Hay dos elementos que destacan los especialistas al analizar la baja de la natalidad registrada en los últimos años. Por un lado de habla de una multiplicidad de factores que anteceden a la pandemia. Por otro, destacan que históricamente las crisis sanitarias, económicas, guerras y otros escenarios extremos han repercutido negativamente en las tasas de natalidad.

“La pandemia hace más abrupto un fenómeno que ya se venía observando a nivel mundial y que obedece a múltiples factores”, explica Vivian Sfich, profesora de Geografía de la Población de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata.

“En primer lugar pesan las condiciones estructurales a nivel mundial. Se vive una crisis económica y social global que genera incertidumbre con respecto al futuro en la población y actúa sobre el deseo y las posibilidades de sostener una familia con muchos hijos. Con la pandemia, esa crisis se profundiza”, dice Sfich.

Pero hay otros factores que inciden y son los sociales, como la aparición de nuevas estructuras familiares. “En muchos países, la reproducción deja de ser una exigencia social”, afirma la especialista.

Además, sostiene que “en el caso de nuestro país se avanzó mucho en la legislación que permite evitar los embarazos no deseados y brinda a las mujeres una mayor capacidad de decidir, como la ley de salud sexual reproductiva, la que establece la educación sexual integral o la de interrupción voluntaria del embarazo”, destaca Sfitch.

Todos estos factores van impulsando, según la experta, una cuarta etapa de transición demográfica que ya se registra en varios países del mundo.

De acuerdo a ese análisis, las primeras etapas de transición demográfica, correspondientes a un período preindustrial, se caracterizan por altas tasas de natalidad, pero también por elevados índices de mortalidad.

Con el avance de la industrialización las tasas de natalidad disminuyen, pero también lo hacen las de mortalidad. En la etapa actual, los avances científicos permiten extender más la expectativa de vida y aportan mayores herramientas para la planificación familiar.

“Algunos países, sobre todo en el sur de Europa y en Europa del Este están llegando a una quinta etapa, que se caracteriza por la pérdida de población, porque crece la expectativa de vida, pero se acentúa la baja de la tasa de natalidad. En esos casos se plantean varios debates relacionados con el rol de la inmigración como elemento de compensación de poblaciones reducidas y envejecidas. Pero en el caso de nuestro país, aunque algunas grandes ciudades ya registren un envejecimiento de la población, no se trata de una situación que se de en todo el territorio nacional. Y estamos muy lejos de llegar a esa quinta etapa”, destaca la especialista.

Por su parte, Adelaida Sosa, jefa del servicio de Obstetricia del Hospital San Martín cree que el número de nacimientos en el futuro inmediato en la Región “permanecerá en una meseta o en un descenso paulatino, pero sin grandes altibajos”.

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