Villa Elisa a merced del delito: sin dinero y sin Mundial por un escruche

Aprovechando la ausencia de un martillero, un grupo de ladrones se metió en su casa de 419 entre 26 y 27. Allí se apoderó de unos 150 mil pesos, fragancias importadas y todas las pantallas que había. Temor al extremo

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Un escruche con abultadas pérdidas económicas tuvo lugar ayer por la madrugada en un sector de Villa Elisa, que desde hace varias semanas viene siendo noticia por situaciones de inseguridad.

Hace tan sólo tres días, esta zona de la Ciudad cobró notoriedad en la escena policial local por la acción que llevó adelante un vecino que le tiró el auto encima a dos motochorros para evitar un atraco. Posteriormente, los hampones lo terminaron corriendo a balazos generando nuevamente en el sector un clima de terror e incertidumbre.

Para quienes viven en la zona no se trató de un hecho aislado.

Los frentistas aseguran que “viven con el corazón en la boca” por la delincuencia con episodios que van desde los robos callejeros cometidos en gran parte por motochorros hasta las entraderas y escruches ejecutados por bandas especializadas provistas de armas de guerra.

Como se indicó, desde hace varios meses se rompió la calma en la zona. Remontándose unos meses atrás, estas calles de la denominada Zona Norte de la Región se convirtieron en escenario de un feroz enfrentamiento entre la policía y un clan delictivo que se ganó el mote de “la banda del Fal”, ya que al momento de ser reducidos le incautaron un arma de este tipo.

Ahora, un martillero cuya vivienda se encuentra en 419 entre 26 y 27, se sumó a la larga lista de blancos de escruches.

Por lo general, estos hechos tienen la particularidad de ser cometidos de día, cuando las víctimas se encuentran abocadas a sus ocupaciones diarias. Aunque, con cierto grado de osadía y certidumbre que se logra con tareas de inteligencia previa, también suelen ejecutarse de noche.

Los investigadores esperan los resultados del análisis de imágenes captadas por cámaras de seguridad de la zona.

Se trata de información vital para establecer si los individuos se encontraban rondando el sector y aprovecharon la salida de la víctima para meterse a la propiedad, lo que se enmarcaría en un robo al voleo, o si arribaron directamente al lugar, lo cual abriría la hipótesis de un atraco planificado a partir de información recabada con tareas de vigilancia o con datos aportados por un entregador.

Por el volumen del botín sustraído, hay un alto grado de seguridad de que los intrusos se manejaron con un rodado que hasta el momento no se ha podido identificar.

La mecánica en estos casos es simple: los ladrones ingresan por la fuerza a las propiedades en ausencia de sus dueños con el objetivo de apoderarse de lo ajeno.

Según indicaron fuentes policiales, se calcula que un grupo de delincuentes forzó la puerta de entrada minutos después de que el damnificado abandonó su hogar. Las mismas fuentes señalaron que al primer lugar al que tuvieron acceso fue al local en el que funciona la inmobiliaria de la víctima.

Una vez registrado este espacio, accedieron a la casa y allí arrasaron con las habitaciones.

Alrededor de las 8 de la mañana, cuando el propietario regresó a su finca se encontró con el desastre. Las marcas que halló en la puerta principal daban cuenta de que la cerradura de su negocio había sido vulnerada.

Gracias a los registros fílmicos aportados por la víctima, hasta el momento la policía cuenta con el horario preciso en el que ingresaron a la propiedad, la cantidad de ladrones que participaron del golpe y los elementos que se llevaron de la propiedad.

Los delincuentes lograron dar con un monto de dinero en efectivo y perfumes de alto valor en el mercado. También sumaron a la lista de objetos robados dos televisores Led de 55 y 32 pulgadas y una notebook que el martillero empleaba para trabajar.

Como se indicó, los robos en este sector de la Zona Norte vienen ocurriendo con una marcada asiduidad y desde hace un largo tiempo.

Además del caso del vecino que intentó arrollar a dos delincuentes que se trasladaban en moto y el de “la banda del Fal”, en el sector aún perdura la conmoción por un asesinato en ocasión de robo que fue cometido hace casi dos años.

Se trata del crimen de Eduardo Chantada de 50 años, un abogado que residía en 28 y 409, y que fue ultimado de un disparo en la cabeza cuando un hombre salía de una casa en compañía de otra persona y fue abordado por dos ladrones en la modalidad de motochorros.

Según consta en la causa, dos personas aprovecharon que la puerta de la casa estaba abierta y se colaron con fines ilícitos. Apenas pusieron un pie en la propiedad se toparon cara a cara con el dueño quien, tras resistirse al asalto, terminó sufriendo un disparo en la cabeza.

 

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