La zona del viejo Mercado ganada por la inseguridad y la presencia de trapitos

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Vecinos de una de las manzanas más emblemáticas del microcentro platense -la del viejo Mercado, delimitada por las calles 3 a 4, desde 48 a la 49-, ubicada a dos cuadras de la sede del Ministerio de Seguridad y a cuatro de la Casa de Gobierno provincial, acaban de reclamar la colocación de cámaras de seguridad en esa zona, para disponer de mayor control en el barrio, ya que en los últimos meses se vienen registrando hechos de inseguridad.

Si bien reconocieron que la verdadera invasión de cuidacoches que sufrían tiempo atrás se ve mitigada en las últimas semanas, siguen menudeando incidentes por la presencia de esas personas, que suelen pelear con los automovilistas por el cobro de sus servicios o bien entre ellos mismos, por cuestiones de “territorio”.

Los trapitos llegan a primera hora de la mañana y permanecen en la zona hasta entrada la tarde. “Algunos son muy violentos y a varios se los puede ver alcoholizados. Representan un peligro”, dijeron frentistas del barrio, para añadir que incluso hubo episodios en los que se usaron armas blancas para amedrentar a automovilistas, hasta convencerlos de que les dieran dinero a cambio de cuidar sus vehículos.

Cabe señalar que toda esa zona está regida por el sistema de estacionamiento medido por parte de la Comuna, de modo que hay automovilistas que se resignan a esa suerte de obligada “doble imposición” que exigen los cuidacoches. No responder a sus demandas podría originar graves consecuencias.

Lo cierto es que la presencia de los trapitos convierte al estacionamiento en esa zona en una suerte de riesgosa ruleta rusa para los automovilistas, por los eventuales peligros que estas presencias suelen generar.

Los integrantes de la Junta Vecinal de 3 y 49 no sólo protestaron por ese motivo y pidieron cámaras de seguridad. También reclamaron la presencia de barrenderos “porque hace dos meses que no pasan por acá y hay montañas de hojas en la calle”.

Asimismo solicitaron la reposición de carteles indicadores en las calles y que se coloque iluminación “porque de noche esto es una boca de lobo”.

En cuanto a las cámaras de seguridad señalaron que fueron pedidas hace cinco años, sin obtenerse respuesta alguna.

Como se sabe, la manzana que albergó durante décadas al viejo Mercado platense, es utilizada ahora como playa de estacionamiento.

Su entorno, según lo destacan en primer lugar los vecinos, sufre un desmedro urbanístico impropio del lugar de privilegio en que se encuentra dentro del diagrama de la Ciudad. Hace poco se logró restaurar las veredas perimetrales a la playa, que se veían ganadas por un pronunciado abandono.

En cuanto a los trapitos, a grandes rasgos debe decirse que -al margen de que seguramente muchos de ellos acuden a estas tareas informales por no contar con un trabajo fijo, como una manera de obtener ingresos y superar así sus penurias económicas- no existe justificación alguna para que también muchos de ellos apelen a comportamientos violentos y extorsivos.

Tampoco debieran contar con luz verde para improvisar “reservas” de espacio, con baldes, conos o caballetes.

El problema, que es complejo, se nutre de la angustiante situación socio-económica en la que se encuentran muchas personas, pero eso merece otras respuestas por parte del Estado.

Las autoridades no pueden dejar hacer y permitir la consolidación de actitudes intimidatorias, claramente delictivas en algunos casos, que degradan la calidad de vida de todos los ciudadanos.

Además, en el caso de la zona del viejo Mercado, estas presencias se suman -tal como lo señalaron desde la junta vecinal del lugar- a deficiencias y problemas urbanísticos que les atañe resolver a las autoridades comunales.

 

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