Un Gobierno improvisado que quema su último cartucho para tener un plan que evite el abismo
Edición Impresa | 30 de Julio de 2022 | 03:41

Leandro Gabin
eleconomista.com.ar
Desprolijamente, la coalición gobernante sale a quemar los últimos cartuchos para llegar a 2023 con alguna oportunidad electoral. En un movimiento improvisado y luego de haber empoderado hace menos de un mes a Silvina Batakis, llega Sergio Massa (con una tremenda ambición política viene calentando el banco de suplentes hace mucho tiempo) y tendrá la oportunidad de ser el “salvador” del Frente de Todos.
El arribo del tigrense como un superministro de Economía, algo en desuso en la política argentina, lo dejará sin muchas alternativas: o generará un cambio de expectativas que permita estabilizar la crisis cambiaria y económica y así catapultarse como una candidateable por el peronismo en las próximas elecciones; o se quemará como tantos otros al querer volantear la crisis y habrá escrito quizás su última página en la política competitiva.
Por lo pronto, y a pesar de que todo salga como quiere Massa, la tarea no será sencilla. “Es una jugada clave. El contexto en el que se da es por el planteo de los gobernadores a Alberto Fernández pidiéndole reacción. Es la última chance que tiene el Gobierno para cambiar las expectativas. La llegada de Massa tendría el aval de Cristina y los gobernadores”, dice el consultor político Carlos Fara.
Claro que el cambio de expectativa es condición necesaria pero no suficiente para sortear esta crisis de magnitud. Cualquier medida que podía tomar Batakis en su corta estadía caía en un marco de total falta de confianza y credibilidad. No necesariamente por ella, sino por el esquema político donde estaba.
Sin garantías
Ahora, Massa tampoco necesariamente asegura nada. “No te garantiza el puente exitoso a 2023. Es una oportunidad más para que los mercados y empresarios le den un compás de espera hasta que el tema pueda volver a ser algo más normal. Es la última bala, se juegan la ficha más grande. Si lo de Massa no funciona va a ser difícil resolver esto”, acota Fara.
La visión desde el exterior tampoco es complaciente. “Hay un nivel de improvisación y desmanejo increíble, que es una de las características de este Gobierno. Por eso es muy baja la credibilidad en Argentina”, explica Daniel Kerner, director para Latinoamérica de Eurasia Group.
Para Kerner, hay que ver cuál es el plan y el programa que trae Massa. “La gran duda es si tienen un plan más consistente que no sean parches y cuál es el nivel de compromiso de la coalición, si no habrá anuncios y sabotajes internos”, dice.
El ejecutivo argentino que vive hace muchos años en Washington admite que va a llamar la atención la llegada de Massa, pero que sólo un nombre no cambia las cosas. “Si no hay un plan consistente y que se cumpla, no sirve”.
Estabilización
Para el director de Eurasia Group, Argentina necesita un plan de estabilización. En ese sentido, alguien fuerte con control de todo es positivo, dice, porque se necesita esa coordinación. “Si trae eso tiene una chance de estabilizar la economía y llevarla a algún lugar. En ningún momento Alberto y Cristina mostraron querer hacer eso. Lo cierto es que la aceleración de la inflación y la brecha modificaron los cálculos. Tener a alguien con control general es bueno”, remarca.
Massa tendrá que lidiar con un FMI cada vez más crítico con Argentina. El organismo, que no quiere soltarle la mano al país, busca que se profundice el ajuste fiscal, cambiario y monetario. Lo dijo claramente Pierre-Olivier Gourinchas, el Consejero Económico y Director de Estudios del FMI cuando esta semana presentaron el WEO.
“La situación en Argentina es bastante preocupante. En este momento tiene un proceso de inflación que no está anclado y hay expectativas de que podría aumentar aún más en el transcurso del año. Y, por supuesto, devolver la inflación y la dinámica de precios a un nivel más estable, a un entorno microeconómico más estable, tiene que ser la prioridad absoluta para el país”, advirtió. Y lanzó una primera crítica: “Ahora, si las políticas que se han implementado hasta ahora realmente van a lograr esto, eso está por verse. Pero ciertamente ese es el problema que debe abordarse de frente”.
La última gran pregunta es si Massa tiene la bendición de Cristina. Más aún, si la vice le permitirá lanzar medidas impopulares para frenar la emisión, ajustar las cuentas públicas y así calmar al dólar y los precios. Todas políticas en contra de lo que pregona Cristina.
Fara cree que no se va a jugar y que mantendrá una sana distancia de la situación. “Le dirá a Massa ‘andá y jugá’. Cristina va a estar a la espera de si camina o no. Tendrá un aval silencioso”.
Al final, a Cristina y Massa los uno el espanto por la procastinación desesperante de Alberto Fernández y su instinto de supervivencia. Ambos quieren llegar a 2023 con chances electorales.
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