Mascherano, del proyecto ambicioso al fiasco

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Por EZEQUIEL FERNANDEZ MOORES

Minutos después de la segunda y dura derrota (1-3 contra Brasil), el cronista de la TV, piadoso, intentó alguna justificación criticando el evidente mal estado de la cancha. Valentín Gómez, central ya con experiencia en la Primera de Vélez, lo cortó de cuajo: “la cancha no es excusa, si estaba mal para nosotros, también estaba mal para ellos”.

Ahora, con Argentina ya inesperadamente eliminada en primera rueda del Sudamericano Sub 20 (tras la tercera derrota en cuatro partidos, el viernes contra el anfitrión Colombia, 0-1 en Cali), otros explican que acaso pesó la inexperiencia de Javier Mascherano, símbolo como jugador de la selección, pero nuevo como DT. Tampoco parece la mejor explicación. Lionel Scaloni, que sí jugó en la selección, pero jamás a la altura de Mascherano, también debutó como DT. Y en su debut, sabemos, le dio en Qatar la tercera Copa Mundial a nuestro fútbol.

 

El último título del juvenil fue en 2007 y los resultados de los últimos años han sido discretos

 

¿Qué la Conmebol cometió el despropósito de hacer jugar a los pibes cada dos días y nadie apuntó contra eso porque se trata de selecciones juveniles (“los pibes tienen veinte años, pueden correr mucho”)? Como el estado de las canchas colombianas, ese argumento también podría haber sido excusa para las demás selecciones. Todos jugaron cada dos días.

Y (casi) lo mismo podríamos decir sobre los jugadores Sub20 que los clubes europeos negaron a la selección. Fue un mal que afectó a otras selecciones. A la de Brasil, peor aún, no solo le negaron europeos, sino hasta clubes propios, como el caso de Palmeiras, que no cedió a su juvenil estrella Endrick, de apenas 16 años, y ya vendido a Real Madrid, que pagó 70 millones de euros por su pase. (Sí, 70 millones, más del doble de lo que Manchester City le pagó a River por Julián Alvarez. ¿Por qué el fútbol de Brasil vende a sus pibes por casi el doble o hasta el triple que los clubes argentinos con los suyos?).

Menos excusas buscaríamos si observáramos además el historial de Argentina en las selecciones Sub20, ya no con tres títulos mundiales como la selección mayor, sino con el doble (seis). Es decir, tenemos el más rico historial en la categoría. Se hace así más difícil pensar en los por qué de esta eliminación tan sorpresiva (por lo dura).

Argentina, que quedó afuera del Mundial de Indonesia y ni siquiera podrá ir a los Juegos Panamericanos de Santiago, Chile, había ganado en realidad su último Mundial en 2007 (en Canadá) y, desde entonces, los resultados fueron más discretos. Argentina no se está clasificando a tres de los últimos Mundiales Sub 20 (2009, 2013 y ahora 2023).

La coronación de Qatar, claro, había puesto todo muy alto. Cualquiera que vistiera de allí en más una camiseta de la selección argentina jugaría como Messi, De Paul, Di María y compañía, obvio no con esa categoría, pero sí con ese compromiso colectivo que lo haría virtualmente imbatible. Tampoco fue así.

Al Sub 20 de Mascherano le faltó justamente lo que le sobró a la selección de Scaloni: viveza. Hablo de viveza por no decir versatilidad, pragmatismo. Advertir antes que el intento insistente de juego prolijo, pelota corta y al pie, asociaciones permanentes, más en una cancha difícil, quitaba explosión y sorpresa en los metros finales. Casi todos los rivales le jugaron igual. Le cedieron la pelota y el terreno, presionaron en el momento justo buscando el error inevitable (muchas veces infantil) y así se llevaron los tres puntos: Paraguay 2-1, Brasil 3-1 y Colombia 1-0 (y otra vez con mala suerte, porque el gol fue por una falla grosera del arquero Franco Herrera, como ya le había sucedido antes al titular Gomes Gerth).

El triunfo 1-0 contra Perú hizo pensar que los nueve cambios dispuestos por Mascherano podían revolucionar al equipo. Contra Colombia los cambios volvieron a ser cuatro. Scaloni, recordemos, había hecho cinco cambios tras la derrota inesperada contra Arabia Saudita en el debut de Qatar. Y luego cuatro cambios más tras el triunfo siguiente frente a México. Es decir, nueve cambios en dos partidos. Pero sí, fueron cambios más que decisivos. Los más pibes le dieron otra marcha al equipo. No fue el caso en Colombia, donde Argentina, ante el local, cayó otra vez en la falta de circulación y creatividad, sin chance de sorprender al rival.

 

La irregularidad tiene una consecuencia: la Sub 20 cambia su DT cada dos años

 

La irregularidad de los últimos tiempos tiene una consecuencia: la Sub 20 está cambiando su cuerpo técnico cada dos años. Ahora amenaza hacerlo apenas al año, porque Mascherano asumió su responsabilidad en el fiasco y prácticamente anunció su dimisión, un golpe duro para quien había sido presentado a comienzos de 2021 como director del Departamento de Metodología y Desarrollo, a cargo de un programa amplio e integral para las selecciones masculinas y femeninas. Un aviso que es un golpe para la primera ilusión albiceleste posQatar. Para recordarnos cierta imprevisibilidad del fútbol. Y que las apuestas no siempre salen bien.

Javier Mascherano

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