El mercado apuesta a que no se termina el domingo y habrá 28 días más de tensiones
Edición Impresa | 21 de Octubre de 2023 | 05:00

Leandro Gabin
eleconomista.com.ar
Se fue virtualmente el último día para que los grandes inversores se dolaricen, por la vía financiera legal, en la previa electoral. Sucede que el cierre de las operaciones que se hicieron ayer pasarán para la semana que viene, ya con el resultado puesto.
Sergio Massa jugó a fondo para que la película no sea más desastrosa de lo que ya es: aplicó el “método Moreno” para meterle miedo, vía las fuerzas policiales y operativos para saciar la sed de los medios, a los “corretas”, como se le dice a los cambistas del mercado informal.
Pero todo el show no sirvió de mucho. Quién quiso comprar billetes verdes los terminó pagando a $1.050 y quienes vendieron recibieron $1.000, a pesar de la confusión de varios medios de comunicación. Claro que muchas de las personas que trabajan en las cuevas mayoristas no fueron a la oficina. Operaron vía delivery con sus clientes. Otros, más cautos, decidieron apagar el celular.
Después de todo, para qué jugarse por un par de días a tener un problema con la Justicia si finalmente en estos cuatro años de kirchnerismo el negocio más redituable fue operar dólares paralelos.
Dónde la sangría prosiguió fue en el mercado del dólar financiero legal. El Banco Central rifó US$ 400 millones en cinco días para que el MEP terminara abajo de $900. Eso, gracias a la intervención y a la batería de regulaciones para que tampoco se pueda operar.
Al final, el virtual feriado cambiario a Massa no le salió regalado: entre lo que perdió el Central en el MEP y lo que sacrificó en el contado, el rojo es abismal: en octubre la mesa de Miguel Pesce pierde más de US$ 800 millones tan solo en las intervenciones.
La economía también cruje. El desabastecimiento es notorio y nadie quiere vender sus productos porque es una incógnita el precio de reposición. No hay precios para nadie. El stock es sagrado. De ahí que el dato de inflación que publique el Indec de octubre puede llegar a ser “mentiroso”. Las consultoras económicas, como Eco Go, advierten que sus estimaciones pueden estar subvaluadas por el faltante de productos y que la inflación real, porque habría que cambiar los productos que se miden por otros que sí estén, puede ser mayor. Esta consultora cree que el mes cerrará en torno al 11%. El consenso está en ese porcentaje.
La incertidumbre electoral, a priori, se evaporará a partir de este lunes. O no. Sea como fuere, el desenlace es agobiante. Y no hay un candidato que pueda asegurar que lo que viene no será un cuchillo caliente para cualquiera. La economista Marina Dal Poggetto de Eco Go explica que el margen para el gradualismo que había en 2015, hoy no está. Se requiere, dice, un shock que corrija la distorsión de precios relativos de arranque y fije un ancla creíble que permita avanzar en lo anterior.
“La pregunta no es si lo que viene es shock o gradualismo, sino si es shock controlado (para no sobrereaccionar con la tasa de interés de pesos y disponer mecanismos compensatorios que permitan negociar la desindexación del gasto), o shock descontrolado que escale la nominalidad en forma permanente y/o obligue a la ruptura de contratos”, señala.
Recuerda que la comparación con la transición caótica en 1989 entre el gobierno de Raúl Alfonsín y el de Carlos Menem empieza a tomar cada vez más entidad, no tanto por las condiciones iniciales, sino por la irresponsabilidad de ambas partes de forzar hasta el final la elección.
“Hoy hay cepo, no un desdoblamiento formal como había entonces; la indexación de partida es hoy muchísimo menor; el sistema financiero no tiene “pufos” en los balances que requieran redescuentos; los depósitos a plazo se hacen a un mes y no a siete días como entonces y, el 30% de los depósitos todavía son transaccionales, en ese momento menos del 5%. La situación de partida hoy (con matices), es más parecida a la previa al Rodrigazo cuando Celestino Rodrigo decidió corregir con un shock los precios relativos (dólar, tarifas y combustibles) suponiendo que manejaba la paritaria y coordinó un cambio en el régimen inflacionario que duró más de 15 años con inflación arriba del 100% anual (varios arriba del 300% anual). Y también dista de la vivida en 2001 cuando la regla cambiaria rígida y la ausencia del prestamista de última instancia frente al shock externo (sobre todo después de la devaluación de Brasil), derivó en el corralito y el default”, explica Dal Poggetto.
Y recuerda que Milei sostuvo que esta crisis era una combinación perversa de las tres que operaron en el pasado: 1975 (Rodrigazo), 1989 (Hiperinflación x 2 + Plan Bonex) y 2001 (Corralito y Default).
“Si gana y avanza efectivamente en la dolarización contable sin dólares después de una liberalización rápida del cepo, puede terminar coordinando una combinación perversa de las tres crisis bautizando con nombre propio el nuevo evento, eximiendo de culpa y cargo al kirchnerismo que podría, una vez más, renacer de las cenizas. Veremos si es igual que Menem o es Menem al revés”, afirma.
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