Virus vuelve: “No nos podían parar con nada”

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Virus, siempre Virus. Una banda tan moderna que todavía, más de 40 años después de su nacimiento, sigue sonando a vanguardia, con su desparpajo de neón y esa melancolía pop invencible.

Pero Virus no solo sigue sonando: sigue tocando, “la continuidad de aquello que resistió al tiempo y que se sostiene con firmeza en presente y futuro”, como ellos mismos dicen. Con Julio y Marcelo Moura como líderes, Virus tocará en su ciudad, nuestra ciudad, esta noche, desde las 20, invitando, con total vigencia, una vez más a salir del agujero interior.

“Nacimos ahí, nos criamos ahí y toda la parte musical se dio ahí, con los tres hermanos. Si bien yo venía haciendo cosas con Marcelo, con Federico, nunca habíamos hecho nada juntos más que en nuestras casas”, recuerda Julio.

Julio llegará a La Plata en un nuevo rol, como cantante de la banda que suma también a la formación a Mario Serra, baterista original de Virus: esta es la última acepción de Virus, que se reunió antes de la pandemia para celebrar sus 40 años, tras un parate para explorar proyectos solistas, y que vio frustrada ese regreso por la pandemia.

Una nueva etapa, dice Julio, que surgió con la idea de “reivindicar la historia del grupo, reivindicar la obra y volver a contactarnos con la gente, para devolverle tanto afecto de tanto tiempo que la gente ha sido parte de lo que es la historia del Virus”.

- Virus sigue y sigue. La banda se ha sobrepuesto a todo, desde la muerte de Federico a las mil y una crisis argentinas. Estos cambios de formación, este renovarse, ¿reflejan ese deseo de seguir contra todo?

- La continuidad ha sido muy difícil para nosotros. Desde lo personal, imaginate: yo sentí que con Federico se perdió un artista muy grande, y yo perdí además un hermano, perdí un socio de composición. Pero el mecanismo, el funcionamiento y la creatividad del grupo por ahí no se conoce, quedó un poco instalado que él era el que hacía todo. Y bueno, yo en ese punto no tengo que dar muchas explicaciones, ni tampoco explicar o justificar por qué sigo tocando, porque es mi vida. Y en realidad no es que yo me refugié en la música para sobrellevar ese momento, sino que la música me fue guiando a mí. Después, los cambios de formación tienen que ver con el hecho de que no todos coinciden en los mismos tiempos, no todos están en la misma sintonía. Yo he estado siempre, Marcelo también, pero esas son cosas que pasan cuando estás en un grupo con tantas personas, con tanta historia, con tanta ruta, no es fácil, ¿no? Es como una relación de pareja pero entre seis.

- La música ha trascendido el paso del tiempo, efectivamente, hay temas que tienen 40 años y suenan más modernos que los temas actuales. ¿Se sienten así, una vanguardia a la que todavía no alcanzaron?

- No sé si nos sentimos vanguardia. Fuimos contracultura, y la contracultura es una vanguardia, pero no como algo superior, o moderno, no lo vivo de esa manera: fue nuestra manera de expresarnos en un contexto determinado. Salimos a tocar y no entendían mucho nuestra imagen, nuestra música… Dicen que hubo rechazo, pero eso también es medio ambiguo, porque en el mismo año que salimos grabamos el primer disco. Subíamos arriba del escenario y no nos podían parar con nada. Y esa energía creo que tiene que ver con una actitud social que para mi es la que cumple el arte como una historia paralela.

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