En la Universidad, el silencio no es salud
Edición Impresa | 8 de Octubre de 2024 | 02:45

Raúl Pistorio*
Impedir que un grupo pueda mantener una charla porque tiene una posición distinta a la mayoría de los estudiantes o de los profesores y de las autoridades de la facultad o del Rectorado, es lo peor que puede ocurrir en la universidad. El movimiento reformista desde sus inicios sostuvo que era necesaria la mayor amplitud, que todas las teorías podían ser discutidas y que todos tenían derecho a participar y por ende a expresar sus puntos de vista. Por eso lo ocurrido el pasado viernes es la negación de principios fundamentales, hasta más allá de la universidad, de la democracia.
Peor aún cerrar con cadena y candado el aula donde se debía realizar una reunión porque es un gravísimo atentado contra la libertad de expresión.
Mucho más y me parece una burla, que eso se haya llevado a cabo en un edificio que lleva el nombre de Sergio Karakachoff, que fue asesinado por defender esos principios. No sólo para él sino para todos los que lucharon por la plena vigencia de la democracia, de la autonomía universitaria y de los principios de la Reforma. Tuve el honor de acompañar alguno de ellos, pero no recuerdo haber visto a algunos que proclaman hoy la heroicidad de sus luchas; por supuesto que por razones biológicas muchos no pueden dar testimonio de lo que pasó en aquellos años.
Siempre nos referíamos a la libertad de expresión de ideas. En lo económico, sostuvimos que el Estado debía cumplir un papel fundamental en las regulaciones desde, por ejemplo, los derechos del trabajador para evitar maniobras monopólicas. Es posible que en ese aspecto discrepe con los que organizaban el mencionado encuentro, pero porque pensemos distinto jamás se me ocurriría impedir que se reunieran, ya que ello sería la negación total de todos los principios de la democracia y la Reforma. La historia demuestra que los países que se desarrollaron y alcanzaron los más altos índices de la distribución de las riquezas, lo hicieron evolucionando porque la democracia así lo posibilita. La lucha contra la dictadura no se desarrolló para que unos puedan opinar sino para que todos lo hicieran. La democracia se caracteriza por la protección de las minorías.
¿Un error?
Me resulta increíble que en la Federación Universitaria de La Plata (FULP) -de la que fui presidente- o algunos de sus directivos, haya participado en el ejercicio de la censura, concibiendo que algunos tienen derecho a opinar y otros no. Peor sería que hubieran participado algunos docentes.
Me asombra el silencio que se registró después de esos hechos y la falta de voces críticas. Todos tenemos la obligación de contribuir con la Universidad señalando también cuando se comete algún error, especialmente de la gravedad del que ocurrió. Deseo que haya sido solamente un error.
Las circunstancias tan desafortunadas generan confusiones de las que surgen conclusiones inaceptables, como la de un profesor de la Facultad de Astronomía que justificó que se impidiera la reunión y llegó a afirmar respecto sobre el grupo que la organizaba: “Ojalá los caguen decapitando en el patio del Rectorado”. Y agregó que “bien acomodado está ese piedrazo, no deberían poder salir a la calle”. Nuevamente no me queda más que desear que el video que se distribuyó haya sido alterado en su contenido y que ese profesor no haya pronunciado la palabra “decapitando” ni “que bien acomodado está ese piedrazo”.
El silencio es el que posibilita la divulgación de esos conceptos propios de la Edad Media. Es retrotraer la Universidad a la época en que imperaban verdades indiscutibles. Por eso humildemente me sentí obligado a dar mi opinión porque de lo contrario sería cómplice de los que impidieron la reunión y de los que alentaron el uso de la violencia. Desde ya que hago un llamado a los amantes de la democracia y los principios de la Reforma Universitaria para que hagan escuchar sus opiniones y contribuyamos a dejar establecido que en la Universidad de la Reforma no pueden ocurrir esos hechos y que el Decano o el Rector a pesar de que estaba anunciado el escrache, no intercedieran para evitarlo.
Ante estos hechos y las desafortunadas opiniones que circularon quiero decir, tal vez producto de mi profesión, que el silencio no es saludable para la universidad.
*Médico graduado en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP)
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