La intimación de la Justicia por las aguas contaminadas del arroyo El Gato
Edición Impresa | 12 de Abril de 2024 | 04:52

Hace décadas que se conocen dramáticos informes sobre la elevada contaminación que sufren las aguas del arroyo El Gato, que atraviesa de oeste a este el distrito de La Plata, en un proceso que afecta a asentamientos poblacionales cercanos, que se agudiza en su desembocadura en Río Santiago y que también deteriora la calidad de las aguas del Río de la Plata.
Y esta situación volvió a verse corroborada ahora por un nuevo fallo de la Justicia Federal platense que intimó a los gobiernos bonaerense y al de la Municipalidad local por la falta de cumplimiento de una medida cautelar vigente, que los obliga a despejar en forma mecánica los residuos que se acumulan en las barreras de contención que fueron colocadas y también los que se encuentren en las márgenes de ese curso de agua.
La medida dispuesta por el Juzgado en lo Civil, Comercial y Administrativo federal Nº 4 también resolvió que, en caso de no concretarse la remoción, será el propio organismo judicial el que resolverá sobre la modalidad a utilizar para la recolección mecánica de los desechos.
En el fallo se indicó, asimismo, que la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata deberá informar si puede asistir al juzgado en carácter de perito oficial.
Cabe señalar que en la medida judicial también se intimó a la Provincia por “no haber cumplimentado la inclusión en partidas presupuestarias de 2024 para el proyecto de tratamiento de los líquidos cloacales de La Plata, Berisso y Ensenada”.
En lo concerniente al cauce del arroyo El Gato corresponde reseñar que a lo largo de muchas décadas distintos informes comprobaron la existencia de desperdicios industriales, sólidos y efluentes domiciliarios, es decir una peligrosa profusión de contaminantes orgánicos e inorgánicos en sus aguas. A tal punto que popularmente el arroyo pasó a ser denominado como “el Riachuelo platense”.
En cuanto a la intimación a la Provincia por las tareas que no realiza en lo concerniente al tratamiento de los líquidos cloacales de La Plata, Berisso y Ensenada, fueron también numerosos los dictámenes técnicos y los reclamos vecinales para que se ejecutaran de una vez por todas esas tareas imprescindibles para la depuración.
El el panorama actual, al que se llegó luego de un proceso de degradación constante, afecta a los muchos miles de habitantes de la cuenca, que nunca dejaron de formular justificados y constantes reclamos, aún cuando es la salud pública de toda nuestra zona la que se encuentra en riesgo.
Sólo la construcción de plantas de tratamiento, la puntual detección de las fuentes contaminantes, la debida identificación de personas, empresas y funcionarios responsables del deterioro ambiental -tal como se requirió años atrás en una denuncia penal formulada- la aplicación de multas y de las sanciones más severas previstas, en medidas que debieran aplicarse en forma sostenida y por el tiempo que sea necesario, podrán volver eficaz una tarea de depuración que no debe demorarse más.
Lo trascendente es que está en juego la salud de la población y la calidad del medio ambiente. Y son los gobiernos provincial y municipal los que en forma prioritaria los que, en el caso del arroyo El Gato, deben actuar con la mayor celeridad para defender esos valores.
Hace mucho tiempo que se vienen postergando acciones imprescindibles para proteger la calidad de vida de la población.
Ello, más allá de todas las tareas que debiera realizar, como única respuesta posible, frente a los mandatos de los organismos judiciales a los que últimamente la población acude, en busca de defensas institucionales frente a la degradación ambiental en la que, injustamente, debe vivir.
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