“Los proteccionistas levantan perros, pero yo los rescato”
Edición Impresa | 9 de Junio de 2024 | 02:51

Ezequiel Kelo (42) es conocido más allá de La Plata, Berisso y Ensenada por varios rescates que se hicieron virales en redes e impactaron en medios nacionales. Él marca una diferencia entre el trabajo de los rescatistas y el de los proteccionistas.
“Los proteccionistas levantan perros de la calle y los dan en adopción o les buscan familia. Yo también hago eso, pero voy a rescatar con una denuncia penal y seguimiento. Si la fiscalía no va, voy con la denuncia y saco al animal como sea. Si es necesario, armo un piquete”, advierte. Y cuenta que días atrás rescató a “unos perritos que estaban atados en el fondo de una casa”.
En 2018 se habilitó en La Plata una fiscalía dedicada a investigar maltrato animal. Sin embargo, ya no estaría funcionando. “Yo hago la denuncia a través del correo de fiscalía y me toca la que esté de turno”, aclara Kelo, quien imprime el formulario una vez que le asignan un número de IPP (instrucción penal preparatoria) y acude al lugar donde se encuentre el animal a rescatar.
“Los escracho y me peleo para que me los entreguen. Los llevo a la veterinaria, presento todo en la fiscalía para que les hagan una multa y les prohíban tener animales de vuelta”, relata. “Si yo no voy no hacen nada, pero si hago la denuncia y tomo la guarda, la fiscalía me protege”.
Recientemente rescató a dos perritos en Melchor Romero, cuya historia se hizo viral. Tanto, que varias familias de otras provincias manifestaron su voluntad de adoptarlos. Pero el traslado es muy oneroso. Y ya se sabe que en este tipo de tareas, mucho depende de la disponibilidad de fondos. “He llegado a gastar más de un millón de pesos por semana en veterinaria, comida y cirugía”, detalla.
Kelo tiene un refugio en la ruta 2 donde aloja a 50 perros, cuenta con una red de voluntarios para tránsito y en su propia casa contiene a los animales que siguen en tratamiento. “Tengo agendados más de 6.000 números de teléfonos. La gente sigue los casos, colabora y ayuda”, reconoce, además de tener abierta una cuenta en una veterinaria. “Nunca alcanza, pero voy juntando y pagando”.
Admite Ezequiel que esto que hace ahora, “lo hice siempre. Empecé a trabajar a los 13 años haciendo de todo. Y siempre hay animales en la calle”. Dice que no llora cuando está en acción, pero una vez que vuelve a su casa, “me descompongo. Lo peor es saber que muchas personas podrían hacer algo y no lo hacen. A mí me gusta servir, no estar sentado en mi casa, criticando por Facebook”.
Años atrás colaboró en el rescate de caballos usados por carreros y también impulsó la construcción de un comedor comunitario.
Franco Ustares (28) trabaja en la misma línea que Ezequiel: “Desde que tengo uso de razón mi mamá decía que quería tener un terreno para poder alojar a los perros de la calle y les dábamos de comer”, recuerda, pero desde hace tres años se abocó mucho más a este desafío. Igual que pasa con el resto, las redes sociales juegan a su favor.
Cuando sabe de algún caso complicado, va con su propio auto a rescatar al animal, lo aloja en la casa de su hermano o con personas que ofrecen tránsito y, si es muy grave, se queda con él. Actualmente convive con diez perros: “A una le falta un ojito que le sacaron con una gomera, otra no camina y tengo un perrito ciego”, detalla Franco, quien también ha rescatado gatos y caballos.
Se gana la vida como herrero y tapicero, lo que le permite también tener un mejor control de sus tiempos. Si de fondos hablamos, asegura que “la gente ayuda, pero el mayor porcentaje lo pongo de mi bolsillo.”
“Hay internas entre los grupos (de proteccionistas), pero algunos se ayudan entre sí. Si me piden colaborar, yo voy”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE