Debe ser frontal la lucha contra los desarmaderos ilegales
Edición Impresa | 6 de Enero de 2025 | 01:43

En un contexto de inseguridad creciente, con una ola delictiva que no cesa y que se muestra cada vez más activa en la Región, se señaló siempre la importancia que puede tener que el Estado libre una lucha sin cuartel contra los desarmaderos ilegales existentes en nuestra zona, dedicados a reducir y comercializar buena parte de los productos robados.
De allí que pueda ponderarse como un paso positivo el operativo desplegado por la Policía en nuestra zona en un desarmadero ilegal de motos, que no sólo operaba como taller clandestino sino que, además, funcionaba como punto de venta de estupefacientes. En la causa interviene la UFI 11 de La Plata y por lo pronto ya son varios los sospechosos detenidos.
Por los antecedentes que lo acompañan, el episodio alcanza, entonces, un valor que excede al de este caso particular y debe ser analizado como parte de una estrategia para enfrentar la epidemia de robos de bronces, tapas metálicas, cables y de otros elementos que recorre como un flagelo a todos los barrios de la Región.
Tal como se informó ayer en este diario, una denuncia al 911 por el robo de una motocicleta fue el punto de partida para realizar una investigación y un fuerte despliegue en una zona ubicada en inmediaciones de 11 y 96.
Allí, personal de la Guardia de Tareas Operativas (GTO) identificó la vivienda donde el vehículo robado estaba oculto, además de identificar a los sospechosos y su presunta actividad delictiva. Según pudo saber este diario, en el lugar se había comprobado que una banda se dedicaba a desarmar motos, adulterar sus numeraciones y utilizar las piezas para la comisión de ilícitos.
La policía secuestró una gran cantidad de elementos relacionados con actividades ilícitas, como numerosas piezas de motos, armas, cargadores, proyectiles y además una treintena de envoltorios de cocaína y marihuana.
En el caso de los automotores se conoce perfectamente –y desde hace ya muchos años, por no hablar de décadas- cómo opera la industria ilegal de venta de autopartes. Se sabe que su accionar no se limita a ciertos desarmaderos ubicados en la ciudad de Buenos Aires, sino que con igual magnitud operan en la mayoría de las grandes ciudades dedicados al desguace irregular y a la posterior venta clandestina. No se ignoran, tampoco, algunos destinos predeterminados de las autopartes, requeridas desde algún mercado específico.
Más allá de las eventuales complicidades de algunos funcionarios, las autoridades debieran advertir que es justamente en la ilegalidad propia de los talleres clandestinos donde se encuentra la simiente de muchos delitos.
Si se pusiera más énfasis en poner los focos allí, se verían muy pronto las ventajas que se irradiarían sobre los niveles de seguridad de la población. Y se evitarían también las derivaciones muchas veces dolorosas y trágicas que se plantean cotidianamente en las calles azotadas por distintos robos.
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