Las insólitas medidas que la violencia en el fútbol exige tomar
Edición Impresa | 18 de Octubre de 2025 | 02:18

La decisión de desplegar este domingo en el estadio de Estudiantes, que será escenario del clásico platense contra Gimnasia, un fuerte operativo de seguridad –seguramente muy costoso- con la presencia de 570 efectivos policiales, 200 agentes de seguridad privada, 140 trabajadores de Utedyc, 5 ambulancias, personal de la Cruz Roja y bomberos en el lugar, si bien conforma un conjunto de medidas necesarias, vuelve a exhibir los pocos avances alcanzados para erradicar el flagelo de la violencia en el fútbol.
Una violencia enseñoreada ya no sólo en los estadios sino en cualquier lugar en donde la pasión mal entendida induce a no pocas personas a exhibir comportamientos antisociales, impropios de una convivencia civilizada. O ejercida por barrabravas ya estructurados en bandas dispuestas como mano de obra para cualquier actividad delictiva. Barrabravas que, en muchos casos, ya presionan para obtener el manejo de los clubes.
La magnitud del operativo informada por el organismo de seguridad deportiva se tradujo asimismo en recomendaciones a los simpatizantes para que concurran temprano al estadio, debido a los controles de entradas, carnet de asociados (digital/QR) y presentación de DNI en los accesos, ya que se ejercerá el Derecho de Admisión, con el uso de teléfonos inteligentes.
Pero el operativo también se extenderá a otras áreas, realizándose intensos controles en la zona céntrica, el Bosque platense, los accesos de la Ciudad, los puntos de concentración de parcialidades, la esquina de 7 y 50, ambas sedes sociales, inmediaciones del estadio UNO, desde la noche anterior al evento con fines preventivos.
Habrá además una veintena de calles cortadas y se recordó que, atento a la normativa vigente, se encontrará prohibido el ingreso con insignias y vestimenta identificatoria de otras entidades deportivas, papeles, material pirotécnicos (bengalas, humo, etc.) y banderas agraviantes o que inciten a la violencia.
Este verdadero parte de “guerra” deja en claro que se está cada vez más lejos de que pueda habilitarse la presencia de público visitante en los estadios y que, en definitiva, el problema a enfrentar es que el fútbol necesita en forma imperiosa medidas de fondo para erradicar la violencia inusitada que lo daña y que tampoco es exclusiva de los barrabravas.
Los graves incidentes que se registran a partir del fútbol debieran ser vistos como lo que son en su mayor medida: delitos penales. Y la propagación de esas conductas irracionales sólo puede explicarse a partir de la postura pasiva con que muchas autoridades vinieron “acompañando” al crecimiento de la violencia en el fútbol. Se toleraron primero los desmanes de menor cuantía y, por vía de esas omisiones, se llegó a esta situación, en la que no son pocos los que se dedican a imponer la ley de la selva y a lucrar en torno a este deporte.
Es de esperar que el clásico transcurra con la mayor normalidad. Tampoco se trata de menospreciar ninguna sana pasión. Lo que corresponde es enfatizar que el flagelo de la violencia en el fútbol se mantiene vigente. Las sucesivas administraciones, la dirigencia deportiva y también buena parte de la sociedad han permitido que las mafias desnaturalicen al fútbol y lo conviertan en un pretexto para delinquir. Y esto es lo que no debiera ocurrir nunca más.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE