“Un crimen egoísta”: habló el asesino de Lennon
Edición Impresa | 27 de Octubre de 2025 | 00:23
Mark David Chapman, el asesino de John Lennon, dio finalmente las razones por las que decidió disparar contra el ex Beatle: a 45 años del día fatídico en que, armado con un revólver calibre 38, el lector de “El guardián entre el centeno” abrió fuego en la puerta del edificio neoyorkino donde vivía Lennon, Chapman habló ante una junta de libertad condicional, rompiendo uno de los grandes misterios de la historia de la música, uno que ha desatado numerosas teorías conspirativas.
Y según reveló el New York Post, Chapman expresó: “Esto fue para mí y solo para mí, desafortunadamente, y tuvo todo que ver con su popularidad”.
“Mi crimen fue completamente egoísta”, lanzó, y cuando uno de los comisionados quiso saber qué fue lo que lo llevó a querer ponerle fin a la vida del músico británico, que en aquel entonces tenía 40 años, insistió: “Para ser famoso, para ser algo que no era. Y entonces me di cuenta de que aquí hay un objetivo. No tengo que morir y puedo ser alguien. Había caído tan bajo. Esa mañana del 8, lo supe. No sé cómo, pero supe que ese día lo encontraría y lo mataría”.
“Era un ser humano”, exclamó, refiriéndose a Lennon. “Aquí estoy, viviendo mucho más tiempo, y no solo mi familia, sino también sus amigos y los fans, me disculpo por la devastación que les causé, la agonía que debieron sufrir. No pensé en eso en absoluto en el momento del crimen, no me importó. No me interesa en absoluto ser famoso. Ya no quiero ser famoso, punto”.
De todos modos, a pesar de su aparente arrepentimiento, y pese a que se disculpó con la familia del líder de The Beatles y sus fanáticos, la junta de libertad condicional concluyó que Chapman “carece de remordimiento genuino o empatía significativa” por su crimen atroz, por lo cual le negó la libertad. Su próxima chance será en 2027.
UNA NOCHE DE DICIEMBRE
El asesinato de Lennon, uno de los hechos traumáticos del siglo XX y que clausuró una convulsionada década del 70 en Estados Unidos, ocurrió la noche del 8 de diciembre de 1980, frente al Edificio Dakota en Nueva York. El músico le había firmado horas antes un autógrafo a quien sería su asesino: Lennon fue al estudio, y cuando volvió, cerca de las once de la noche, Chapman lo esperaba en la sombra. Le disparó cinco veces en la espalda.
Lennon, digno hijo de la dura Liverpool, no murió al instante: aunque estaba gravemente herido, Lennon alcanzó a correr unos pasos hacia el hall del edificio, donde el portero, Joe Many, lo asistió. “Me dispararon”, alcanzó a decir Lennon, mientras Yoko pedía una ambulancia. Lennon llegó al hospital, pero murió minutos más tarde.
Chapman, en tanto, no atinó a escapar: se quedó en la vereda, leyendo tranquilamente un ejemplar de “El guardián entre el centeno” hasta que fue arrestado por la policía. Un año después del hecho, fue condenado a cadena perpetua.
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