Revive la guerra fría del peronismo
Edición Impresa | 1 de Noviembre de 2025 | 03:11
Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com
La carta publicada ayer por Cristina Kirchner, en la que responsabiliza a Axel Kicillof por la derrota electoral del PJ del domingo pasado, inyecta una alta dosis de tensión en una relación, la que une a la expresidenta y su hijo Máximo con el gobernador, que ya venía deteriorada y rasgada desde que el mandatario insinuó una idea de independentismo político respecto a quien fuera su mentora.
De eso hace varios meses. Si no se rompió todo antes entre Axel y Cristina fue por la necesidad de actuar unidad frente a los dos recientes desafíos legislativos: el más cercano, las elecciones nacionales legislativas donde el pero-kirchnerismo cayó por muy poco frente a La Libertad Avanza, y el de septiembre pasado, en el que Fuerza Patria se impuso por 14 puntos a los violetas. Lo que terminaría siendo el punto de partida de la remontada histórica libertaria que se evidenció justamente hace menos de una semana y generó la furia de Cristina, detenida por corrupción pero aún así liderando su espacio que claramente se ha transformado en un fenómeno del Conurbano.
Después de las palabras de Cristina, es obvio que la pelota quedó del lado de Kicillof. Ella ya dijo lo que tenía que decir. Axel, hasta aquí haciendo gala de una paciencia digna de un monje shaolin, evitó cualquier ruptura con la ex mandataria.
No lo hizo cuando Máximo realizó un acto en el platense Club Atenas, hace más de un año, y no sólo no lo invitó sino que cuestionó sus aspiraciones. Tampoco cuando La Cámpora surgió como inesperado objetor de un pedido de endeudamiento del Ejecutivo a la Legislatura a fines de 2024. Menos, cuando Cristina armó la lista que compitió el domingo último, encabezada por Jorge Taiana pero poblada de leales a ella únicamente. Al punto que, por primera vez en años, la cofradía de intendentes del PJ provincial no tuvo ningún representante en la misma.
¿Y ahora qué hará Kicillof? Ayer el gobernador se reunió con los intendentes peronistas que le responden, que son muchos más de los que se alinean con Cristina. Más de cuarenta, la mayoría enojados con la expresidenta y con Máximo, quien es el titular del PJ bonaerense y en varios distritos fogonea núcleos críticos contra los jefes comunales encarnados en dirigentes camporistas.
No es un secreto: los alcaldes le piden a Axel que avance con el divorcio con la ex mandataria. Creen que sólo así el gobernador puede impulsar seriamente su proyecto presidencial de cara a 2027. Analizan que enfrentando a Cristina, mostrando vocación de edificar una propuesta superadora sin ella, podría erigirse como una opción para reclutar diversos peronismos del interior que también le ponen reparos a la dama y, en especial, a la agrupación de Máximo.
Los intendentes esperan que el eventual divorcio, la rotura, o como quieran denominarlo, incluya la salida de los ministros provinciales que responden a Máximo y Cristina. Que, por cierto, manejan una cuota interesante de poder y de cajas. Por ejemplo: Juan Martín Mena en Justicia y Derechos Humanos; Nicolás Kreplak en Salud; Daniela Vilar en Ambiente; Florencia Saintout en el Instituto Cultural; Marina Moretti en el Instituto de Previsión Social (IPS) y Homero Giles en el IOMA. Esos son los más expuestos, pero hay bastante más funcionarios que sólo reconocen la jefatura política de San José 1111.
La otra aspiración, que por estas horas actúa como una fuerte presión sobre Kicillof de su tropa territorial, es que el gobernador vaya por el partido. El 18 de diciembre vence el mandato de Máximo como presidente del mismo. Ya no se puede llamar a elecciones porque venció el período de 60 días previos para la convocatoria. Pero se puede buscar una suerte de proclamación por los órganos de conducción.
Básicamente, los propios le piden a Axel que él se quede con el partido y para eso suena el nombre de la vicegobernadora Verónica Magario como posible presidenta. Máximo puede dar un paso al costado o ir a la guerra. En verdad ha ocupado ese lugar porque los que ahora quieren enfrentarlo hace un tiempo no se le animaron y avalaron su entronización, aún con objeciones “sotto voce” que nunca exteriorizaron con un dejo, si se quiere, de cobardía política. Era la época en que Cristina no estaba presa y era la que más media del universo peronista.
La carta de ayer de la ex mandataria puede llegar a tomarse como una invitación a la ruptura, evalúan en el peronismo cercano a Axel. El motivo que hasta ahora faltaba, digamos. Pero en la gobernación deben sopesar las consecuencias de ese eventual paso contando bancas en la Legislatura, donde el Ejecutivo debe tratar en breve el Presupuesto 2026, los pedidos de endeudamiento, el aumento de impuestos y otros temas sensibles.
Es que desde diciembre La Cámpora tendrá unas 13 bancas de las 39 que se identificarán con las tribus peronistas. La posibilidad de que se comporten como opositores modera cualquier reacción axelista. ¿Pero hay margen para que Kicillof, lanzado ya a la pelea nacional y fortalecido por el triunfo provincial de septiembre pasado, se siga exponiendo a desautorizaciones como la de la misiva venenosa de ayer? Misterios que se develarán en breve.
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