Tres claves seguras antes de ingerirlos

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1. Consultar siempre a un profesional antes de empezar

Aunque parezcan inofensivos, muchos suplementos interactúan con medicamentos, pueden irritar el hígado o simplemente no ser adecuados para tu salud o tus objetivos. Un médico clínico, nutricionista o especialista en medicina del deporte puede evaluar si realmente los necesitás o si hay otras causas detrás de lo que querés mejorar (falta de energía, sueño fragmentado, bajo rendimiento, etc.).

2. Elegir productos con evidencia científica y etiquetas claras

No todos los suplementos son iguales: algunos tienen estudios serios detrás y otros dependen solo de marketing. Buscá marcas transparentes, con certificaciones de calidad, ingredientes claramente declarados y dosis realistas. Desconfiá de los productos que prometen “resultados milagrosos” o que combinan demasiados ingredientes sin fundamento.

3. Evaluar los efectos y revisar periódicamente lo que tomás

Si decidís usar un suplemento, hacelo por períodos definidos y observá si realmente te aporta beneficios. Llevá un registro de cambios en tu sueño, energía o entrenamiento, y ante cualquier molestia —náuseas, erupciones, insomnio, palpitaciones— interrumpí la toma y consultá. También es útil revisar una vez por año qué consumís y si seguís necesitando cada producto para evitar acumulaciones innecesarias.

 

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