Volvía de trabajar y aparecieron dos motochorros
Edición Impresa | 11 de Marzo de 2025 | 04:11

Un joven de 18 años fue víctima de un violento robo en la madrugada del domingo cuando regresaba de su trabajo en bicicleta y fue interceptado por dos delincuentes, que circulaban en moto. El hecho ocurrió en la intersección de 26 y 60, minutos después de la medianoche .
De acuerdo con los datos constatados, el episodio se registró cerca de la una de la madrugada, cuando la víctima, que había salido minutos antes de su lugar de trabajo ubicado en 49 entre 9 y 10, se dirigía a su domicilio. Mientras transitaba en su bicicleta, dos individuos a bordo de una motocicleta de 110 cc de color negro lo interceptaron en plena calle.
El conductor del rodado, quien llevaba un casco negro colocado, detuvo la marcha y su acompañante descendió rápidamente. Este último, sin nada en la cabeza y vestido con un camperón negro, se aproximó a la víctima y con tono amenazante le exigió: “Dame la bicicleta...”.
Ante la negativa del joven a entregar su vehículo, el asaltante sacó de entre sus ropas un objeto metálico contundente y lo golpeó en el pómulo izquierdo. Aturdido por el impacto, el damnificado no pudo evitar que el delincuente se subiera a la bicicleta y escapara junto a su cómplice, quienes emprendieron la fuga a toda velocidad.
En la actualidad, los delincuentes motorizados han ampliado sus dominios y prácticamente no hay sector en la Región, que no se haya convertido en un coto de caza para estos sujetos.
Si bien cada caso guarda una singularidad absoluta en cuánto al sufrimiento que padecen las víctimas, analizarlos en conjunto permite identificar una serie de factores que inducen a pensar en la posibilidad de la existencia de un método elaborado y actualizado de forma constante mediante el conocimiento empírico y que estaría siendo transmitido de boca en boca.
Esto podría explicar por qué la mecánica es casi siempre la misma. Primero, los motochorros “peinan” un sector en busca de potenciales víctimas y, cuando encuentran una persona que cumple con una serie de requisitos, se lanzan al ataque.
En cuanto a las víctimas, no hay preferencias. Hasta los niños y los adolescentes, cuando se dirigen a la escuela o a hacer un mandado, pueden terminar convirtiéndose en objetivo de estos ataques. Lo único que “exige” el “protocolo del motochorro”, es que el blanco elegido se encuentre solo, tal como se encontraba este joven de 18 años.
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