Los libertarios y el PRO buscan armar un frente antikirchnerista
Edición Impresa | 24 de Mayo de 2025 | 01:55

jpicon@eldia.com
Javier Milei y Mauricio Macri volvieron a hablarse. Luego de la dura derrota del PRO en la elección porteña, la victoria de La Libertad Avanza y una campaña que incluyó acusaciones subidas de tono, el Presidente y el ex decidieron, con ese gesto, darle aire y encaminar la negociación entre ambas fuerzas para la gran batalla que se avecina en la Provincia.
Las conversaciones que venían encabezando Sebastián Pareja por el lado de los libertarios, un hombre que responde a Karina Milei, y Cristian Ritondo, delegado de Macri, estaban avanzando. La previa de los comicios en Capital Federal le impusieron un paréntesis formal, pero los contactos nunca se detuvieron.
Por estas horas se comenzó a hablar en distintas usinas bonaerenses de que LLA, el PRO y muy posiblemente un sector del radicalismo, ensayen algún tipo de entendimiento. Sería a través de una estrategia diferenciada, que tendría un formato para el caso de los comicios de septiembre donde se elegirán cargos solamente bonaerenses y otro para las elecciones nacionales de octubre donde se pondrán en juego 35 bancas para integrar la Cámara de Diputados.
El desdoblamiento electoral dispuesto por Axel Kicillof abrió una puerta para encauzar la negociación. Según trascendió en distintas fuentes partidarias, se estaría trabajando en la construcción de un acuerdo con formato de frente electoral, tal como venía reclamando el PRO. Es decir, integrado por los libertarios y el partido amarillo. De avanzarse con ese camino que hoy parece el más potable, habrá que ver si el acuerdo llevará el nombre de La Libertad Avanza o se buscará alguna otra denominación.
Ese formato de cierre le calzaría bien a las dos fuerzas. La Libertad Avanza se constituyó como partido y está en plena construcción en muchas localidades, pero carece de la estructura y la inserción territorial que el PRO logró con los años. De hecho, el partido que fundó Macri controla municipalidades de peso como General Pueyrredón, Vicente López, Junín, Pergamino y San Isidro, entre otras, además de concejales desparramados en los 135 distritos y bloques de senadores y diputados propios en la Legislatura.
Si bien en el PRO hay todavía alguna resistencia a ir a un acuerdo, en particular de dirigentes ligados a Jorge Macri como los intendentes Soledad Martínez (Vicente López) y Pablo Petrecca (Junín), la mayoría de la dirigencia parece ya convencida de que el destino final es un cierre electoral con los libertarios. El margen de maniobra para jugar en soledad o ensayar una reedición de Juntos por el Cambio, perdió fuerza luego del derrape porteño.
Estos movimientos son seguidos con atención por el radicalismo, tanto por aquellos sectores que no descartan confluir con el esquema mileísta como por quienes no quieren ir ni a la esquina con Milei y sus políticas.
La idea de armar un frente electoral podría facilitarles las cosas a aquellos dirigentes radicales que creen que la mejor opción es unir destinos con LLA y el PRO. También pesan las formas: si la confluencia no se llamara La Libertad Avanza a secas, mejor.
La participación de radicales en el eventual frente entusiasma más de lo que se sabe a la Casa Rosada. Creen que nutriría a la oferta antikirchnerista con la que pretenden derrotar al peronismo en el principal distrito del país.
Los radicales tienen, como el PRO, presencia extendida en el territorio: 24 intendentes, representación en cada pueblo y bloques en las dos cámaras. Habrá que ver, si se avanza, qué radicales podrían dar el paso para sumarse al frente anti K.
Pero, como se dijo, el impacto de ese eventual acuerdo podría ser aún mayor. Aquellos radicales que no quieren ir con Milei admiten que le terminaría quitando volumen al armado de una alternativa “del medio” como la que ensaya Facundo Manes (ahora escindido del partido) y con la que sueñan peronistas no K y dirigentes como Margarita Stolbizer o sectores de la Coalición Cívica.
“Hay muchos intendentes que nos van a pedir que les permitamos ir a ese frente anti K, porque se juegan la gobernabilidad de sus distritos”, admiten encumbrados radicales que rechazan pintarse de violeta. “En muchos distritos chicos hay que sacar 16 puntos para obtener bancas de concejales y quizás la alternativa del medio no llegue a esos porcentajes”, estiman.
A la negociación bonaerense le restan dar pasos concretos. Hay que armar ocho secciones electorales y distribuir espacios de poder en las listas de legisladores. También, cómo se articularán las nóminas municipales.
Si se avanza, el día 9 de julio habrá que dar un paso clave y a la vez formal: armar la alianza electoral que ese día deberá presentarse en la Junta Electoral.
EL ESQUEMA DE OCTUBRE
Si bien la idea de armar un frente gana adeptos en la Provincia para las elecciones de septiembre, no sería la misma estrategia que se seguiría para las generales nacionales de octubre.
Para ese turno electoral, La Libertad Avanza quiere ir con sello y colores propios. Esto no implicaría rechazar un acuerdo con el PRO y sectores de la UCR, pero la inserción de los aliados sería a través del mecanismo de adhesión. Jurídicamente, no sería un frente.
Así, habría nombres del macrismo en la lista nacional intercalados con los libertarios que indiscutiblemente serían mayoría. Quizás, también, algún que otro dirigente de la UCR. Se seguiría el mismo esquema que el propio Mauricio Macri aceptó en 2013 cuando el PRO adhirió al armado que lideró en la Provincia Sergio Massa. En aquél entonces, el macrismo puso algunos nombres en esa lista de diputados nacionales (Soledad Martínez, Christian Gribaudo y Gladys González) que le terminó ganando al kirchnerismo. La negociación acelerará en las próximas semanas.
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