Teherán dice que aún tiene uranio enriquecido

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Irán sigue teniendo uranio enriquecido pese a los bombardeos estadounidenses contra las principales instalaciones nucleares del país, según afirmó Ali Shamkhani, consejero del líder supremo Ali Jamenei. “Aunque se destruyan las instalaciones nucleares, el juego no ha terminado, los materiales enriquecidos, el conocimiento autóctono y la voluntad política se mantienen”, escribió Shamkhani en un mensaje publicado en la red social X. El asesor añadió que “la iniciativa política y operativa está ahora del lado de quien juega inteligentemente y evita los ataques a ciegas. ¡Las sorpresas continuarán!”, prometió.

Las bases del programa nuclear iraní se establecen a finales de la década de 1950, cuando Estados Unidos firma un acuerdo de cooperación civil con el dirigente de entonces, Mohamad Reza Pahlevi. En 1970 Irán ratifica el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que obliga a los Estados firmantes a declarar y someter sus materiales nucleares al control del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Pero a principios de los años 2000, unas revelaciones sobre sitios secretos generan preocupación. El organismo de la ONU señalará más adelante, en un informe clave de 2011, que existen “informaciones creíbles” de que Irán llevó a cabo actividades relacionadas con el desarrollo de un artefacto nuclear explosivo, en el marco de un “programa estructurado” antes de 2003.

Tras 12 años de crisis y 21 meses de duras negociaciones, se firma un acuerdo histórico el 14 de julio de 2015 en Viena entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia), más Alemania.

El pacto, conocido como JCPOA (Plan de Acción Integral Conjunto), entra en vigor a principios de 2016, generando entre los iraníes una enorme esperanza de ver a su país salir del aislamiento. Este acuerdo ofrece a Teherán un alivio de las sanciones internacionales, a cambio de que Irán limite drásticamente su programa nuclear. Pero el respiro dura poco ya que en 2018 Donald Trump anuncia la retirada de Estados Unidos del acuerdo.

Esta decisión provoca una retirada progresiva de Irán de sus compromisos nucleares: supera el límite de enriquecimiento de uranio fijado en el 3,67%, llevándolo primero al 5%, luego al 20% en 2021 y finalmente al 60%, un nivel más cercano del 90% requerido para fabricar una bomba atómica. También rompe el límite en cuanto a la cantidad de material, establecido en 202,8 kilos.

Sus reservas actuales son 45 veces mayores. Las negociaciones en Viena para reactivar el JCPOA fracasan en el verano de 2022 y la cooperación con el OIEA se deteriora. Con el regreso de Donald Trump al poder en enero de este año, las conversaciones se reanudan en abril entre Washington y Teherán, con la mediación del Sultanato de Omán.

Pero cuando Trump afirma estar “bastante cerca de un buen acuerdo” y se prevé una sexta ronda el 15 de junio en Omán, Israel ataca a su acérrimo enemigo el día 13, bombardeando sitios militares y atómicos, y matando a científicos nucleares y altos mandos del ejército y los Guardianes de la Revolución.

Tras barajar distintas opciones, a tenor de sus declaraciones públicas, Trump se decide a atacar el programa nuclear iraní, con bombardeos sobre las plantas de Fordo, Natanz e Isfahán. “Las instalaciones clave de enriquecimiento nuclear de Irán han sido completamente y totalmente destruidas”, aseveró el mandatario republicano.

 

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