Una cumbre fallida y el oficialismo en apuros

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La frustrada cumbre del peronismo bonaerense en Santa Teresita puso en blanco sobre negro lo tremendamente complejo que le resultará al PJ suturar sus profundas divisiones.

Los tiempos han cambiado dramáticamente para no pocos dirigentes. La derrota electoral de 2015 parece ya lejana, pero sus efectos persisten y se agudizan cuando empieza a correr el tiempo de descuento para las definiciones previas a los comicios legislativos.

Si el cónclave en el que el peronismo provincial iba a exhibir una foto de unidad con los variopintos sectores que lo integran fracasó, se debe a que un núcleo de intendentes y referentes distritales ya no están dispuestos a aceptar sin chistar los designios del kirchnerismo.

Sectores ultra K había logrado incluir en el documento que se iba a aprobar frente al mar, una condena a la “persecución política” contra Cristina Kirchner. No sólo eso: hubo un intento por incorporar en el texto el llamado a una movilización a Comodoro Py el 7 de marzo, día en que el juez federal Claudio Bonadio citó a la ex presidenta para que declare en el caso Los Sauces por presuntas irregularidades en sus hoteles.

Si bien ese planteo surgido desde La Cámpora no se incluyó en los borradores del documento que circularon tras la fracasada reunión, la sola mención erizó la piel de más de un intendente.

Existieron otras cuestiones que, si se quiere anecdóticas, también pesaron a la hora de la decisión de diversos actores del PJ de vaciar la movida. Una de ellas, la fuerte condena al endeudamiento incluido en el Presupuesto bonaerense para este año.

Si la gobernadora María Eugenia Vidal cuenta con esa autorización para salir a tomar fondos -de hecho ya puso en marcha esa operatoria con una primer emisión en el exterior-, fue porque legisladores cercanos a los intendentes peronistas del Grupo Esmeralda y al ex ministro Florencio Randazzo, avalaron ese pedido oficial.

El documento les exigía, prácticamente, condenar lo que aprobaron hace apenas dos meses en la Legislatura.

La abortada foto de unidad deja expuesta la decisión de varios sectores del PJ bonaerense de no someterse a la lapicera K. Una cuestión es que Cristina sea candidata a senadora y acaso ese eventual decisión termine encolumnando a todos. Pero otra cosa es que el poder territorial que representan intendentes y distintas organizaciones vuelva a quedar, como ocurriera durante varios años, relegado frente a la hegemonía que supo implantar el kirchnerismo en el armado de las listas.

Estos mismos sectores que vaciaron la cumbre de Santa Teresita convocada por el titular del PJ Fernando Espinoza, siguen aguardando definiciones de Randazzo. Acaso surjan algunas pistas luego del encuentro que prevé mantener en las próximas horas con el Papa Francisco.

Cerca del “Flaco” parecen cerrarle la puerta a una posibilidad de la que se habló, y mucho, en los últimos días: que compita contra Daniel Scioli por la candidatura a diputado nacional en las Primarias y con una sola lista de senadores encabezada por Cristina.

“Si Florencio se decide, va como senador. Y si hay que enfrentar a Cristina, lo hará”, aseguran dirigentes que frecuentan al hombre de Chivilcoy.

Del otro lado del mostrador peronista no paraban de rumiar bronca contra quienes decidieron no ir a la cumbre. “Fueron funcionales al Gobierno. La foto todos juntos hubiese sido un mensaje contundente para la sociedad justo en la peor semana de Mauricio Macri”, analizaban.

DIFICULTADES

Atento a esos movimientos está el oficialismo. A las dificultades que afronta la administración nacional con el sonado caso del Correo, el cálculo de las jubilaciones y los aumentos de tarifas que no cesan, hay que sumarle las que aparecen en el gobierno de Vidal, que acaba de descargar sobre los usuarios un fuerte incremento en los peajes.

Pura incertidumbre es, además, si podrá garantizar el inicio del ciclo lectivo en medio de la puja desatada con los gremios docentes que rechazan un incremento salarial para todo 2017 del 18% en cuatro cuotas, ajustable por inflación.

Acaso esas turbulencias hayan empujado al PRO a procurar minimizar sus tensiones internas. El encuentro entre Vidal y el jefe de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó, habría que inscribirlo en esa lógica. “Acordaron trabajar juntos y evitar más rispideces”, dicen en el oficialismo.

Un capítulo aparte es el de Elisa Carrió. Existe una fuerte incertidumbre acerca de si su posición fuertemente refractaria al cambio en la forma de calcular las jubilaciones estuvo acordada con el Gobierno o si se trató de una diferenciación costosa y sonora.

Lilita es un enigma para Cambiemos, que parece encaminado a encabezar sus listas de legisladores nacionales con Jorge Macri, Facundo Manes y Gladys González. En el PRO rezan para convencerla de que busque la reelección por capital federal.

No es la única inquietud que anida en el oficialismo. Las últimas encuestas empiezan a marcar una consolidación creciente del voto peronista en el Conurbano, en especial en la Tercera sección. “Si el PJ tiene internas, eso se va a potenciar”, analizan en el PRO.

Hay en marcha una estrategia tendiente a minimizar los daños y que consiste recuperar en el Interior parte de lo que se escurrirá en distritos del Gran Buenos Aires.

Pero no todas son rosas. En Cambiemos existe una fuerte preocupación por tres ciudades grandes: Mar del Plata, La Plata y Bahía Blanca. “Hay mucho por mejorar en esos distritos”, se admite. En 2015 el triunfo de Macri y Vidal logró una amplitud que ahora se habría reducido. Son, por lo demás, urbes con una clase media influyente que se siente abandonada en lo económico.

Sergio Massa ha decidido, por su parte, potenciar su campaña. Busca salir del esquema de polarización con el PJ que pretende instalar el oficialismo. Dio las primeras puntadas en las últimas horas con apariciones sorpresivas en distritos del interior, sin el acompañamiento de dirigentes locales, priorizando el cara a cara con la gente.

A lo gestual le agregará lo discursivo: habrá un Massa con un perfil más opositor. Un primer ensayo se lo facilitó el Gobierno con el derrape de las jubilaciones y el Correo. En el Frente Renovador creen que el tigrense debe salir fuerte a disputar el voto peronista. “Hay que hacer dudar a Cristina de la conveniencia de ser candidata”, analizan. Con la ex presidenta en la cancha, la polarización con la que sueña el macrismo sería más factible.

(*) Periodista de la sección Política